La pirámide de Fraytag o estructura narrativa en 5 actos

Esquema de la pirámide de Fraytag o estructura narrativa en 5 actos

La pirámide de Freytag, también conocida como la estructura de cinco actos o la estructura dramática clásica, es un modelo utilizado en la teoría literaria y dramática para analizar la estructura de una historia o una obra teatral. Fue desarrollada por el dramaturgo alemán Gustav Freytag en el siglo XIX y se basa en la idea de que la mayoría de las historias pueden dividirse en cinco partes principales que siguen una progresión narrativa específica.

Las cinco partes de la pirámide de Freytag son las siguientes:

  1. Exposición: Introduce en la historia presentando los personajes, el escenario y la situación inicial. Aquí se establece el tono y el ambiente general de la historia.
  2. Incidente incitador: También conocido como «conflicto», es el punto de giro donde ocurre algo que perturba el equilibrio establecido en la exposición. Este incidente impulsa a los personajes a la acción y desencadena el conflicto principal de la historia.
  3. Clímax: Es el punto culminante de la historia, donde el conflicto llega a su momento más intenso y crucial. Aquí se resuelven las tensiones y se revelan las decisiones finales de los personajes.
  4. Descenso o caída: Después del clímax, la tensión comienza a disminuir. Los personajes enfrentan las consecuencias de sus acciones y se preparan para el desenlace. Esta etapa a menudo involucra una mayor complicación antes de llegar al final.
  5. Desenlace: También conocido como «resolución», es la parte final de la historia, donde se amarran los cabos sueltos y se presenta la conclusión del conflicto. También ofrece una visión de cómo los personajes han cambiado o cómo se ha resuelto la situación.

La pirámide de Freytag es un modelo útil para analizar la estructura de muchas obras literarias y dramáticas, ya que proporciona una guía para comprender cómo se desarrollan las tensiones y cómo se resuelven a lo largo de una narrativa. Es útil para escritores a la hora de diseñar los sucesos de la trama. Sin embargo, no todas las historias siguen esta estructura de manera estricta y algunas pueden presentar variaciones o subversiones de esta forma clásica.

Exposición

La exposición es crucial para establecer el escenario y los elementos fundamentales de la historia. El objetivo principal es introducir al público en el mundo de la narrativa y proporcionar la información necesaria para comprender el contexto de la historia, los personajes principales y la configuración inicial.

Aquí hay varios aspectos clave que se abordan en la exposición:

  • Introducción de personajes: En esta etapa, se presentan los personajes principales y secundarios que serán parte integral de la historia. Se revelan sus características, personalidades, relaciones y roles iniciales. El público comienza a conocer quiénes son los protagonistas, antagonistas y otros personajes relevantes.
  • Ambiente y escenario: La exposición establece el escenario en el que se desarrollará la historia. Esto podría incluir información sobre la época, el lugar, el entorno físico y cultural en el que se encuentran los personajes. El ambiente ayuda a crear el tono y la atmósfera general de la narrativa.
  • Situación inicial: Se presenta la situación en la que se encuentran los personajes al comienzo de la historia. Esto puede implicar conflictos latentes, desafíos pendientes o relaciones establecidas. La situación inicial establece el punto de partida desde el cual se desarrollarán los eventos posteriores.
  • Tema o premisa: La exposición también puede establecer el tema central de la historia o la premisa que guiará el desarrollo de los acontecimientos. Esta idea fundamental puede presentarse implícita o explícitamente.
  • Motivaciones y objetivos: Se revelan las motivaciones y objetivos iniciales de los personajes. Estas motivaciones a menudo proporcionan una base para el conflicto y la acción que se desarrollarán en las etapas posteriores de la narrativa.

La exposición es esencial para ofrecer al público una base sólida para comprender y conectarse con la historia. Una exposición efectiva permite que los lectores comprendan quiénes son los personajes, dónde y cuándo ocurre la historia, y cuáles son los problemas o desafíos iniciales que enfrentan los personajes. A medida que la exposición da paso a la etapa del incidente incitador, se crea la base para el conflicto principal que impulsará la narrativa hacia adelante.

Incidente incitador

El incidente incitador, también conocido como «conflicto», marca el punto crucial de la narrativa cuando presenta un evento que altera la situación establecida en la exposición, de este modo pone en marcha la trama principal de la historia. Este incidente desencadena un conflicto que motiva a los personajes a tomar acciones en consecuencia. Es un momento clave que cambia el rumbo de la historia hacia el clímax y la resolución.

Aquí hay un mayor detalle sobre las características del incidente incitador:

  • Disrupción del equilibrio: El incidente incitador interrumpe el equilibrio o la normalidad que se ha establecido en la exposición. Puede ser un evento sorprendente, una revelación impactante o una acción que altera el curso de la historia y crea un conflicto.
  • Generador de conflicto: Este incidente introduce un conflicto central que impulsa la trama. Puede tratarse de un problema interno para un personaje o un conflicto entre personajes, grupos o fuerzas externas. El conflicto brinda oportunidades para el desarrollo de los personajes y la evolución de la historia.
  • Cambios en las motivaciones: A raíz del incidente incitador, los personajes suelen cambiar sus objetivos, deseos y motivaciones. El evento puede obligarlos a enfrentar situaciones difíciles o a tomar decisiones que antes no habrían considerado.
  • Aumento de la tensión: Se incrementa la tensión dramática y la intriga. Los lectores se sienten atraídos por la historia y desean saber cómo se desarrollarán los eventos después de este punto crucial.
  • Inicio de la acción: A medida que el incidente incitador se desencadena, los personajes comienzan a actuar en respuesta al conflicto. Se toman decisiones y se emprenden acciones que conducirán a eventos futuros y a la resolución del conflicto.

El incidente incitador es el evento que propulsa la historia hacia adelante al desencadenar el conflicto principal. Marca el fin de la introducción y establece las bases para el desarrollo posterior de la trama. A partir de este punto, los personajes se ven inmersos en una serie de eventos que los llevarán hacia el clímax y el desenlace de la narrativa.

Clímax

El Clímax es uno de los momentos más intensos y decisivos en una narrativa. Ocupa una posición central en la pirámide de Freytag y representa el punto culminante de la tensión y el conflicto que se han estado construyendo a lo largo de la historia. En esta etapa, las fuerzas en conflicto llegan a su punto máximo de confrontación y se toman decisiones cruciales que determinarán el resultado final de la historia.

Aquí está una expansión sobre el clímax:

  • Máxima tensión: El clímax es el punto de máxima tensión dramática en la narrativa. Aquí es donde el conflicto principal alcanza su punto más alto y las emociones están en su punto álgido. Los lectores o espectadores están completamente involucrados en la historia en este momento.
  • Decisión crucial: Durante el clímax, los personajes a menudo enfrentan una decisión crucial o una situación en la que deben elegir un curso de acción definitivo. Esta elección puede ser una encrucijada que determina el resultado final de la historia.
  • Resolución del conflicto: El clímax también es el punto en el que el conflicto principal de la historia se resuelve de alguna manera. Puede ser una confrontación física, emocional o psicológica entre los personajes en conflicto. Esta resolución puede ser satisfactoria o insatisfactoria, dependiendo del tono y el género de la narrativa.
  • Cambios en los personajes: Los personajes a menudo experimentan cambios significativos durante el clímax. Pueden alcanzar una revelación personal, enfrentar sus miedos o tomar decisiones que reflejen su desarrollo a lo largo de la historia.
  • Punto de no retorno: Después del clímax, la historia toma una dirección definitiva hacia su desenlace. Las decisiones tomadas durante esta etapa pueden tener consecuencias irreversibles que afectarán el destino de los personajes y la trama en general.

El clímax es el momento de mayor intensidad y emoción en una narrativa. Representa el enfrentamiento y la resolución del conflicto principal, así como las decisiones cruciales que afectan el destino de los personajes. Después del clímax, la historia entra en la etapa de la caída hacia el desenlace, donde se abordan las consecuencias de las acciones tomadas durante este punto crítico.

Descenso o caída

La etapa del descenso, también conocida como la caída, sigue al clímax en la pirámide de Freytag y marca el comienzo de la resolución de la historia. Después del punto culminante de la tensión y el conflicto en el clímax, la trama comienza a disminuir gradualmente en intensidad mientras los personajes lidian con las consecuencias de las decisiones tomadas y los eventos ocurridos en el punto culminante de la historia.

Aquí hay una mayor exploración sobre el descenso o caída:

  • Desarrollo de consecuencias: Después del clímax, los personajes enfrentan las consecuencias de las decisiones y acciones que tomaron durante el punto más alto de la historia. Pueden estar lidiando con heridas emocionales, cambios en sus relaciones, o ajustándose a nuevas circunstancias.
  • Resolución de subtramas: Durante el Descenso, es común que las subtramas secundarias o los conflictos secundarios también se resuelvan. Estos pueden ser aspectos de la historia que se han estado desarrollando en paralelo al conflicto principal y que ahora encuentran su desenlace.
  • Disminución de la tensión: A medida que la trama se encamina hacia el desenlace, la tensión y la emoción dramática comienzan a disminuir. La narrativa se está preparando para un cierre y la atención se centra en cerrar los arcos de los personajes y resolver los temas pendientes.
  • Preparación para el desenlace: El descenso también sirve como preparación para el desenlace final de la historia. Los personajes pueden tomar decisiones finales o hacer elecciones que los conducirán al resultado final. Se establece la base para la resolución definitiva de los elementos narrativos.
  • Últimas revelaciones: A veces, durante el descenso, pueden ocurrir últimas revelaciones o giros de trama que agregan capas adicionales de significado a la historia. Estas revelaciones pueden dar una nueva perspectiva a los eventos pasados y contribuir al cierre de la narrativa.

El descenso o caída es la fase en la que la intensidad dramática disminuye después del clímax, y los personajes enfrentan las consecuencias y resuelven las subtramas secundarias antes de llegar al desenlace final. Esta etapa es esencial para proporcionar un cierre satisfactorio a la historia y permitir que los personajes enfrenten los desafíos y cambios que han surgido como resultado de las decisiones tomadas durante el clímax.

Desenlace

El desenlace es la etapa final en la estructura de la pirámide de Freytag y marca la conclusión de la narrativa. En esta fase, se resuelven los conflictos restantes, se cierran los arcos de los personajes y se proporciona una sensación de cierre y finalidad a la historia. El desenlace permite que el público obtenga una comprensión completa de cómo se han desarrollado los personajes y cómo se han resuelto los problemas planteados en la exposición.

Aquí está una mayor descripción del desenlace:

  • Resolución del conflicto principal: El desenlace trae la resolución final al conflicto principal que ha estado impulsando la trama. Los hilos sueltos se atan, las preguntas pendientes encuentran respuestas y se revela cómo se resuelve el conflicto central.
  • Destinos de los personajes: Durante el desenlace, los destinos de los personajes principales se revelan en detalle. Se muestra cómo han cambiado a lo largo de la historia y cómo han respondido a los eventos y desafíos. Los arcos de los personajes encuentran su conclusión y se ve su evolución.
  • Cierre de subtramas: Cualquier subtrama o conflicto secundario que no se haya resuelto durante el descenso también se aborda en el desenlace. Los elementos narrativos restantes encuentran su cierre y contribuyen a la sensación de satisfacción y conclusión.
  • Mensaje o tema final: En esta etapa, se puede hacer un refuerzo final del mensaje o tema central de la historia. Los escritores pueden resaltar la lección o la idea principal que querían transmitir a través de la narrativa.
  • Sensación de finalidad: El desenlace brinda una sensación de cierre y finalidad a la historia. Los lectores tienen la oportunidad de reflexionar sobre lo que han experimentado y de ver cómo todo se ha encajado para llegar a esta conclusión.
  • Posible epílogo: En algunas narrativas, el desenlace puede ir seguido de un epílogo. Este es un segmento adicional que puede proporcionar una visión a largo plazo de lo que sucede con los personajes después de la resolución de la historia principal.

En resumen, el desenlace es la fase en la que los conflictos se resuelven, los personajes encuentran su cierre y la historia llega a su fin. Esta etapa es fundamental para brindar una sensación de conclusión y satisfacción a los espectadores o lectores, y para permitir que la narrativa deje una impresión duradera.

Los 3 pilares para hacer una trama envolvente

Cada vez que abordo la cuestión de escribir una historia, la trama se convierte en el eje en torno al cual giran los personajes y la ambientación. Existen 20 tramas maestras a partir de los cuales podemos tejer una narrativa, como la búsqueda, la maduración, los descubrimientos o el amor prohibido. Estos conceptos nos permiten agrupar todas las historias conocidas, simplificando sus temáticas.

No obstante, construir una historia requiere más que la elección de uno de estos arquetipos o su combinación. Se necesitan ingredientes adicionales para enriquecer la obra planteada a los lectores con elementos que realcen los sucesos, incitando a la lectura hasta el final. Para ello utilizamos los pilares esenciales para hacer una trama envolvente: la promesa, el progreso y la recompensa. Elementos que los autores deben trabajar para mantener a los lectores cautivados con sus historias.

La Promesa

Toda historia hace una promesa a los lectores desde sus primeros compases, invitándolos a sumergirse en una aventura dentro de un mundo desconocido, un romance apasionado e imposible, la búsqueda de venganza por una horrible vivencia en el pasado o la superación de un obstáculo que impide cumplir un difícil sueño. El núcleo de una historia radica en que los lectores descubran hasta dónde les llevará esta travesía prometida.

En primer lugar, se encuentra la promesa del tono y el estilo. La escritura de una comedia difiere drásticamente de la de un drama. Aunque es posible mezclar elementos serios con toques humorísticos, el tono inicial del libro debe ser distintivo y coherente en su desarrollo. El tono y el estilo deben presentarse y mantenerse desde los primeros momentos de la obra. Por ejemplo, si nos sumergimos en una historia de asesinatos en la que el detective es un bufón que no puede evitar soltar bromas frente a testigos y sospechosos, esta característica debe quedar clara desde la primera escena, sin sufrir giros abruptos a mitad de la narración.

No obstante, la promesa más significativa que los autores deben presentar es de qué trata la historia. Retomando el ejemplo del detective bufón, hay diversas opciones para la escena inicial: un asesinato, el descubrimiento de un cadáver o el protagonista resolviendo un caso anterior al crimen principal. Sumergir al personaje en su labor detectivesca constituye un adelanto sutil de la gran aventura que lo espera.

Es frecuente que una obra comience con un evento secundario que conduzca en cierta medida a la trama principal, pero donde el protagonista no está involucrado. Un ejemplo sería un crimen que sirva de apertura al caso que más tarde investigará el detective bufón. La apertura de la historia con tales tramas, a veces presentadas a modo de prólogo, estableciendo una promesa de acción y aventura, incluso si el primer capítulo comienza con un tono más sosegado.

Otro aspecto a destacar en la promesa del autor es el personaje principal y su desarrollo. Algunas historias presentan un protagonista con carencias o desafíos que le impiden alcanzar sus metas. Si este aspecto desempeñará un papel crucial en la trama, es fundamental abordar sus deseos y frustraciones desde las primeras páginas.

Finalmente, el escritor debe decidir qué tipo de trama desea exponer al principio. Puede optar por comenzar directamente con la trama principal o introducir una trama secundaria cuya resolución conduzca al corazón de la historia. La trama secundaria puede servir para presentar a los personajes, anclar sus arcos narrativos o explorar el mundo en el que se desenvuelven, especialmente adecuado en el género de fantasía o ciencia ficción. No obstante, siempre es crucial tener en mente la dirección que tomará la historia en el futuro.

En resumen, los elementos indispensables que un autor debe establecer desde el inicio de su historia son el tono y el conflicto del protagonista.

El Progreso

El progreso se posiciona como el componente más importante de una historia, siendo la consecución lógica a la promesa propuesta por el autor. Numerosos escritores han terminado sus obras con finales mediocres, pero aun así son populares y superventas gracias a su habilidad ofrecer un progreso cautivador que engancha a los lectores.

El progreso significa sensación de movimiento en una obra, que va más allá de pasar páginas. Se trata de las consecuencias de las acciones elegidas por los personajes, en ocasiones dando paso a situaciones irreversibles. Además, abarca la evolución de los propios personajes, quienes modifican tanto sus actitudes físicas como psicológicas debido a las experiencias vividas y al esfuerzo por alcanzar sus metas.

La mejor manera de utilizar el progreso es mostrando a los lectores la sensación palpable de que los personajes avanzan hacia el destino que buscan, guardando cierta relación con la promesa. Ya sea una pareja que busca estar junta a pesar de la oposición de su entorno o un grupo de piratas en busca de un tesoro oculto, el arco principal se construye a partir de una serie de conflictos que avanzan en una clara dirección.

En ocasiones, nos topamos con historias emocionantes que resultan aburridas debido a una promesa que no se corresponde con la dirección que toma la obra, a un progreso discordante. A pesar de que los personajes anhelen un objetivo específico, terminan siguiendo rutas distintas una y otra vez, sin alcanzar nunca lo que buscan, independientemente de las muchas aventuras que vivan.

Cuando se trabaja el progreso, resulta provechoso trazar una guía, ya sea una escaleta o esquemas generales, que detallen los eventos que experimentarán los personajes. Incluso los autores brújula pueden detenerse en determinados momentos de su obra para esquematizar los sucesos, evaluando de esta manera el progreso de manera correcta.

La Recompensa

La recompensa es la culminación de la promesa inicial que el autor establece. Si consideramos el arquetipo clásico de la narrativa, presentamos una promesa al inicio, los personajes se esfuerzan por avanzar hacia su objetivo, para luego enfrentar desafíos que parecen derrumbarlo todo justo antes del clímax. Entonces, con un último plan arriesgado, se esfuerzan por cumplir su cometido. Todo sale bien y el lector obtiene aquello que se prometió.

En ocasiones, el autor trata de ofrecer una recompensa diferente a lo prometido en un principio. Puede tratarse de una metáfora sobre la interpretación de la promesa original o de algo completamente ajeno a la idea planteada. Sin embargo, esta es una opción arriesgada. Ofrecer una recompensa diferente a la anticipada puede resultar tan efectivo como problemático. Antes de reemplazar la recompensa, se debe persuadir al lector de que desea algo distinto, lo cual se logra mediante pistas y situaciones naturales que guíen la trama hacia la nueva y desconocida recompensa.

También es posible proporcionar la recompensa esperada y algo adicional que nadie imaginaba encontrar, de manera similar a terminar una excelente comida con un exquisito postre.

En conclusión, para elaborar una trama sólida, es necesario considerar la promesa, el progreso y la recompensa. Estos elementos funcionan como una serie de causas y efectos, creando un ritmo natural y dinámico en el avance de los personajes.

Recurso narrativo de Salva al Gato

Salvar al gato se convierte en la buena acción del protagonista

Salva al Gato es un recurso narrativo que bautizó Blake Snyder, guionista prestigioso de Hollywood, el cual le sirvió para dar nombre a su libro sobre escritura de guiones, que también sirve para mejorar con novelas de ficción gracias a sus consejos y otros recursos interesantes

El recurso narrativo de Salva al Gato es sencillo pero efectivo, aunque como ocurre con todo en escritura hay que utilizarlo con sutileza para que no se convierta en un cliché. A grandes rasgos, Salva al Gato es una táctica con la que provocar empatía en el lector, o espectador en el caso del cine, hacia un personaje, generalmente el protagonista aunque se puede dar en un secundario o antagonista. La clave es presentar una situación en la que el personaje haga una buena acción, como puede ser salvar a un gato, para mostrar que aunque puede contar con una personalidad peculiar o una ideas extremistas también dispone de un buen corazón para perder su tiempo en ayudar a los más desvalidos.

Pero que el nombre del recurso haga referencia a un gato no quiere decir que en cada una de nuestras historias introduzcamos un gato sobre una rama de la que no puede bajar o a punto de caer de un precipicio, la situación se puede extrapolar a un niño perdido en un centro comercial o una anciana a la que le cuesta subir el escalón del autobús. Lo importante es proyectar acciones positivas del personaje aunque sea un antihéroe cuya participación en la trama se aleje de ser el bueno de la película.

En el caso de los protagonistas, es recomendable que la situación de Salva al Gato se produzca durante la escena inicial de presentación, después de enseñar su modus operandi. Un ejemplo podría ser una historia policiaca en la que el personaje entre en un establecimiento a comprar algo que necesita y el local sufra un atraco, dando mayor importancia a evitar que las personas del establecimiento no sufran ningún percance frente a detener al malhechor, aunque se marche con el botín. Podría detener al bribón o no, pero en caso negativo esto repercutiría en poder encontrarlo de nuevo en otras escenas.

Si utilizamos un antihéroe como protagonista hay que diseñar una situación que no desvirtúe su naturaleza principal. Por ejemplo un asesino encuentra a su presa y solo necesita apretar el gatillo del arma para terminar su trabajo, en ese momento es consciente que su objetivo se encuentra con un niño pequeño que podría ser su hijo lo que le hace posponer su ejecución para otra ocasión. De este modo, la situación podría derivar en consecuencias interesantes para la trama como problemas con las personas que le contrataron o profundizar en un trauma donde él mismo perdió a sus padres por parte de un asesinato ante su presencia.

Sin duda, el recurso de Salva al Gato ofrece un gran potencial para enriquecer nuestras historias, sobre todo para despertar el interés de un personaje clave. Una herramienta sencilla pero bastante efectiva que cada escritor puede moldear sin necesidad de caer en clichés, sin que el personaje principal se convierta en una Mary Sue con características excesivamente perfectas.

La importancia de la premisa al escribir un libro

La premisa es la semilla de toda gran obra

La premisa es la idea inicial en torno a la que se desarrolla una historia, una definición que ya expliqué hace un tiempo, pero me gustaría indagar sobre el tema. La premisa se convierte en los cimientos de la narrativa que vamos a desarrollar, aunque para muchos sea un simple “¿de qué va?” la realidad es que una buena premisa es capaz de atraer a los lectores y, sobre todo, atrapar durante los primeros compases para continuar leyendo hasta el final.

¿De qué va tu historia?

Más tarde o más temprano llega el momento de escribir una sinopsis de tu obra, explicar de qué va tu historia. La sinopsis es indispensable en la descripción de la página de tu ebook autopublicado en Amazon, o en el correo que envías a las editoriales para probar suerte. También puede que surja esta pregunta cuando un amigo te pregunte sobre la obra en la que estás trabajando. La realidad es que la mayoría de autores nóveles son incapaces de explicar de qué va su historia en pocas palabras, hasta el punto que redactar una sinopsis es tan aterrador como una hoja en blanco en la cual no saben con qué palabra empezar.

Existe un problema en los escritores sin experiencia, confunden una idea para contar una historia con una ambientación, un sistema de magia original o un giro sorprendente del protagonista. Estos elementos están muy bien durante el desarrollo de un libro de ficción, pero la idea a partir de la que se desarrolla la historia parte de una premisa. Los ejemplos anteriores son perfectos para complementar una obra, pero no ayudan a la trama.

Para elegir una premisa es importante conocer las tramas maestras que componen todas las de historias, también sería interesante revisar las sinopsis de los libros y películas que más te gustan, para diferenciar la idea que tenías sobre su premisa con el resumen que utilizan las productoras o editoriales para atraer al público.

Disponer de una premisa consistente te ahorrará tener que reescribir fragmentos del libro, al menos los basados en la estructura principal. Es un punto de partida para los personajes y el tema de la obra, una sola frase que te evitará numerosos quebraderos de cabeza y mejorará la calidad de la narrativa.

Debido a su importancia, a continuación te explico algunos componentes que enriquecerán tu premisa para conectar con el público.

Una pizca de ironía

La ironía es capaz de enriquecer una premisa simple para hacerla más atractiva, a la vez que sirve como desencadenante de sucesos venideros. De hecho, para la industria del cine es uno de los elementos indispensables para los guiones. Un chico pobre y una chica rica tienen un romance durante un crucero que está destinado a hundirse, Titanic. Tres forajidos se odian a muerte, pero tienen que cooperar para hacerse con un tesoro del que cada uno tiene la información necesaria para su localización, El bueno, el feo y el malo. Una nave espacial acude a una llamada de rescate para ser asaltados por una criatura alienígena mortal, Alien: el octavo pasajero.

La ironía en la premisa sirve de gancho, capta la atención del público para querer saber más sobre la historia. Es como una buena portada de un libro o el cartel de una película. Si no eres capaz de identificar el elemento irónico de tu historia tal vez es porque te falta.

Pero no nos equivoquemos, que la ironía en la premisa sirva de gancho no significa que sea simplemente una herramienta comercial. También marca el rumbo que tomará la historia y define la idea controladora que sirve de tema general de la obra. Sin olvidar, un toque de ironía despierta mayor interés que su falta.

Generar una imagen mental de la obra

Los textos nos transmiten una imagen mental

La premisa es tan potente para una obra debido a la imagen mental que proyecta. Los humanos somos animales emocionales, a consecuencia, creamos imágenes mentales de cientos de situaciones a diario. Cuando un amigo nos cuenta una anécdota curiosa nuestra cabeza simula la escena, ocurre lo mismo al leer un artículo del periódico o al revisar textos de las redes sociales. Asimismo, el marketing aprovecha en exceso la imagen mental, con textos que nos evocan situaciones o sentimientos como gancho publicitario.

Por ello, es importante que la premisa proyecte una imagen mental real y atractiva de lo que ofrece un libro, un primer peldaño para introducirnos su ficción. De este modo, establecer una buena premisa sirve para proyectar en la imaginación del público lo que encontrará al leer.

Por otro lado, el elemento irónico reforzará dicha imagen mental, porque retuerce la idea principal con un giro que complica la situación.

Un título que acompañe la premisa

Por último, el título puede ir de la mano de la premisa, aunque no es obligatorio. A veces, nos desesperamos por encontrar un buen título atractivo, pero en ocasiones basta con recordar de qué trata la obra y utilizar un poco de ingenio.

El título complementa la premisa, pudiendo ser una extensión de esta, aunque en otras ocasiones es una referencia a un elemento o situación importante para resolver la trama. Puede incluir cierta ironía o resumir en pocas palabras de qué va, del mismo modo que puede tener diferentes interpretaciones que se descubrirán conforme avancemos en la trama.

Eso sí, obvia aquellos títulos insulsos y recurrentes que no digan nada a los posibles lectores, utiliza palabras contundentes que atraigan la atención.

En conclusión, es importante trabajar en la premisa antes de abordar de trabajar de manera seria una obra. Ahorrarás tiempo de escritura, enriquecerá el resto de la trama con elementos más atractivos y los personajes contarán con un rumbo perfilado para seguir. Además, contará al público de qué va vuestro libro de manera fidedigna para convencer a leerlo de una vez por todas.

Cómo hacer buenos personajes profundizando en su psicología

Apoyándonos en la psicología crearemos personajes más complejos

Desarrollar buenos personajes suele ser un quebradero de cabeza para los escritores con poca experiencia. Me refiero a crear personajes realistas que mediante sus acciones y diálogos sean capaces de diferenciarse del resto. Una de las fórmulas recomendadas para definir la personalidad de nuestros personajes es apoyarse en actitudes psicológicas de individuos reales. Por dicha razón, a continuación os cuento cómo construir características sólidas que distingan a vuestros personajes.

Cómo crear personajes creíbles

De manera intuitiva solemos relacionar a los buenos con ciertos rasgos como simpatía, altruismo, lidian contras las injusticias y su ayuda siempre aporta valores positivos. Por su parte, los malos se sitúan en el polo opuesto de la balanza, solo buscan ejercer el mal por su propia naturaleza de crear el caos y discordia en el mundo. Se trata de una forma muy vaga de entender la naturaleza interna de los personajes, estructuras que encontramos en historias poco profundas como el cine palomitero que apuesta más por la espectacularidad que por un buen guion. La mayoría de escritores novatos no dedican tiempo o esfuerzo, al menos el suficiente, en definir cómo van a ser sus personajes porque encuentran ejemplos pobres en la cultura popular. Presentar unos perfiles tan simples y predecibles tiende a aburrir, sobre todo ahora que vivimos una época con historias repletas de antihéroes cuyas acciones se sitúan en una línea difusa entre el bien y el mal. Aunque lo peor que puede hacer un autor es utilizar el arquetipo de Mary Sue, un personaje capaz de lidiar con cualquier conflicto, con numerosas habilidades que para otros requerirían años de entrenamiento, congenian a la perfección con los demás personajes menos con los antagonistas, que generalmente actúan por envidia tratando siempre por quedar por encima del protagonista. En general, características demasiado perfectas. Utilizar esta clase de personaje suele tener consecuencias catastróficas dentro de una historia, aunque existen ejemplos de éxito, pero por norma dificulta a los lectores la empatía con él porque las personas somos imperfectas. La clave principal para crear personajes de calidad y creíbles es añadirles tanto virtudes como defectos, recalcando el punto de los defectos.

Descubre el Modelo de los cinco grandes para construir personajes

En este sentido, podemos valernos de ciertas estructuras predefinidas para construir personajes como los propios arquetipos incluidos en el viaje del héroe o emplear eneagramas para su evolución o responder una serie de preguntas, conceptos que ya comenté en anteriores artículos. Pero como toda ayuda es poca a la hora de escribir ficción, esta vez quiero hablaros de modelos psicológicos reales para desarrollar personajes, más concretamente lo que se conoce como Modelo de los cinco grandes, o Big Five en inglés. El Modelo de los cinco grandes es una clasificación de cinco rasgos que encontramos en mayor o menor medida en todas las personas reales. Gracias a estas características podremos definir personajes que cualquier lector podrá asociar con gente de su entorno, consiguiendo realismo y a su vez mayor empatía.

Apertura a la experiencia

La apertura es una faceta que se compone por la curiosidad intelectual, imaginación activa, sensibilidad por la estética, ser consciente de los sentimientos propios y el gusto por la variedad. Está relacionada que el bienestar psicológico del sujeto además de asociarse con la creatividad, el conocimiento y la inteligencia. Como su nombre indica, apertura a la experiencia, depende de lo abierto o expuestos que estemos a situaciones poco cotidianas. Por ejemplo, un individuo con bajo grado de apertura preferirá quedarse en casa, o con un pequeño círculo de conocidos, para pasar su tiempo libre mientras que otro con un grado elevado estará dispuesto a vivir nuevas experiencias aunque sea rodeado de desconocidos, es decir, la apertura de experiencia está ligada a la tolerancia al cambio y a tener ideas más conservadoras o liberales. Normalmente el grado va descendiendo conforme nos hacemos mayores.

De cara a desarrollar un personaje, la apertura a la experiencia decidirá si están dispuestos a exponerse a nuevas vivencias o la forma con la que lidian con ideas contrarias a sus creencias. Los personajes con un elevado grado de apertura serán curiosos e imaginativos, siendo capaces de enfrentarse a los conflictos con un enfoque diferente valiéndose de su inventiva. También serán más propensos a utilizar un vocabulario más rico. Los personajes con un grado bajo de apertura serán conformistas y no cuestionan las ideas generales de la sociedad, se sienten cómodos en su situación y evitan los cambios. Se trata de individuos que seguirán actuando del modo esperable aunque no alcancen su objetivo, siendo consistentes pero cautelosos con lo desconocido.

Conciencia

La característica de la conciencia está ligada al conocimiento que se tiene de uno mismo y del entorno, también se refiere a la moral y la capacidad de recibir estímulos tanto internos como externos. Gracias a la conciencia las personas son capaces de percibir la realidad mediante interactuación, interpretación y asociación de estímulos.

En narrativa, la conciencia determina el autocontrol de los personajes, tanto de sus impulsos a la hora de actuar como la capacidad de planificación. Los personajes con una alta conciencia son responsables y confiables, son capaces de organizar planes eficientes y bien organizados. Por contra, una baja conciencia se traduce en una mayor improvisación, actuando sobre la marcha. No son amigos de los compromisos ni de la puntualidad, los demás los ven como personajes distraídos y olvidadizos, destacando por ser descuidados y, en ocasiones, extravagantes.

Extraversión e introversión

La extraversión es un rasgo que mide la sociabilidad, es decir, el interés de las personas por fomentar los encuentros sociales o, su contrario, la introversión en los individuos proclives a la soledad. La extraversión se caracteriza por el interés por elementos externos como la gente o las cosas, y en consecuencia por socializar y estar al tanto por lo que ocurre en su entorno. La introversión se centra en el interior del sujeto. Tienden a dar mayor importancia a sus pensamientos y sentimientos, desarrollando su propio mundo interior.

Para desarrollar personajes a través de este rasgo hay que recordar que no existe nadie que se sitúe en un extremo absoluto, aunque exista una tendencia siempre habrá situaciones determinadas o excepcionales por las que los sujetos cambien de actitud. Los extrovertidos son personajes abiertos y comunicativos, propensos a iniciar conversaciones, disfrutan en compañía, se apuntan a todas las fiestas, optan por el riesgo y las estimulaciones externas, destacan por su energía. Por otro lado, los introvertidos son más relajados en cuanto a actividades sociales, estando más cómodos en solitario y normalmente rechazan los estímulos externos. Los demás los ven como tímidos y reservados. Durante la adolescencia las personas tienden a la extroversión aunque van cambiando a introvertidos con el paso del tiempo.

Amabilidad

La amabilidad es una cualidad ligada a los comportamientos que consideramos como buenos, solidarios, cooperativos y considerados. Es una característica que puede diferir entre culturas pero suele manifestarse como altruismo, empatía o simpatía.

Los personajes amables confiarán y actuarán desinteresadamente para satisfacer el bienestar del resto. Incluso pueden llegar al punto de preocuparse sin llegar a mostrar su opinión o verdaderos sentimientos por no perjudicar a otros. Se distinguen por su amigabilidad y compasión. Los personajes carentes de amabilidad abusarán del insulto fácil y son más agresivos. No respetan las emociones de los demás, sin preocuparles la situación de otros para dar su punto de vista, cuentan con actitudes desafiantes e insensibles. La amabilidad es un rasgo que crece con la edad aunque siempre hay excepciones.

Neuroticismo

El neuroticismo o inestabilidad emocional es una característica que en un alto grado conlleva a la inestabilidad e inseguridad emocional, provocando estados de ansiedad, tensión y preocupación constante.

Los personajes que disponen de niveles bajos de neuroticismo son calmados, tratan de resolver situaciones adversas sin perder los nervios y siempre de manera sosegada, aunque esto puede cambiar en situaciones extremas. Ante los problemas o fallos seguirán adelante en vez de lamentarse. Asimismo, un alto nivel desemboca en personajes irritables, sufriendo ansiedad ante cualquier factor que altere sus planes. Mostrarán una continua preocupación por las hipotéticas consecuencias negativas y sufrirán ataques de ira cuando sean incapaces de controlar la situación.

Sin duda, el Modelo de los cinco grandes ayuda a que los autores puedan desarrollar sus personajes de forma realista, una serie de características que tendrán consecuencias en el desarrollo de las historias y también sirven para adentrarnos en los momentos del pasado de los personajes para conocer qué ha desencadenado tales actitudes negativas. Es recomendable utilizar combinaciones de los rasgos para mayor riqueza y optar por los extremos en las situaciones más adversas. Sin olvidar que los buenos personajes evolucionan a lo largo de la trama para bien o para mal.

Consejos narrativos I: Simpatizar con el protagonista

consejos narrativos escritura

La página sufre algo de escasez de contenido últimamente, culpa de un servidor, así que se me ha ocurrido hablar sobre algunos pequeños consejos para mejorar vuestras historias. Voy a empezar con uno bastante básico pero que utiliza en la mayoría de historias, simpatizar con el protagonista. Sin duda, se trata de un consejo manido por las páginas web de escritura pero que explican como un concepto vago que requiere trabajar con el personaje a través de toda la trama. Yo os diré el momento decisivo para utilizarlo, cuando presentamos al protagonista.

El mejor momento para simpatizar con el protagonista de una historia es al principio, hay otros personajes que parecen malos y luego adoraremos por los giros en la historia, pero el protagonista debe cautivar a los lectores en la primera escena al ser el que cuenta con más peso en todo el conjunto de la historia. Para que el público simpatice con el protagonista, para que quieran que triunfe en su meta, solo basta con que haga “algo”, normalmente una buena acción. Un ejemplo que me gusta mucho para retratar dicha acción es la película de Aladdín de Disney. Aladdín aparece por primera vez en el mercado de Agrabah, lo que hace es robar para luego ser perseguido por la guardia. El público debe simpatizar con el protagonista y nos presentan a un ladrón que por norma provocaría el sentimiento contrario, aunque cuenta con una personalidad simpática y los guardias parecen los verdaderos delincuentes por su agresividad. Antes de finalizar la escena, cuando despista a la guardia, Aladdín se encuentra con un par de niños rebuscando comida en la basura. No duda en regalar su botín, que era una barra de pan, a un par de niños necesitado aunque ahora sea él quién pasará hambre.

Una acción tan sencilla hace que el público conecte con el protagonista, la clave es que dentro de la circunstancia de cada protagonista debemos encontrar el detalle que muestre su lado bueno o, al menos, nos haga conectar con su propósito. No hace falta que sea una buena acción, puede mostrar su lado cómico ante situaciones peligrosas. Por su parte, los antihéroes, que suelen caracterizarse por su falta de bondad, lo ideal es que muestren momentos donde la sociedad los maltratan o le dan de lado, que se aprecie la razón por la que son unos incomprendidos.

Espero que este consejo os ayude a mejorar el arranque de vuestros proyectos literarios. Próximamente os traeré nuevas ideas sencillas pero efectivas.