Cómo hacer buenos personajes profundizando en su psicología

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Apoyándonos en la psicología crearemos personajes más complejos

Desarrollar buenos personajes suele ser un quebradero de cabeza para los escritores con poca experiencia. Me refiero a crear personajes realistas que mediante sus acciones y diálogos sean capaces de diferenciarse del resto. Una de las fórmulas recomendadas para definir la personalidad de nuestros personajes es apoyarse en actitudes psicológicas de individuos reales. Por dicha razón, a continuación os cuento cómo construir características sólidas que distingan a vuestros personajes.

Cómo crear personajes creíbles

De manera intuitiva solemos relacionar a los buenos con ciertos rasgos como simpatía, altruismo, lidian contras las injusticias y su ayuda siempre aporta valores positivos. Por su parte, los malos se sitúan en el polo opuesto de la balanza, solo buscan ejercer el mal por su propia naturaleza de crear el caos y discordia en el mundo. Se trata de una forma muy vaga de entender la naturaleza interna de los personajes, estructuras que encontramos en historias poco profundas como el cine palomitero que apuesta más por la espectacularidad que por un buen guion. La mayoría de escritores novatos no dedican tiempo o esfuerzo, al menos el suficiente, en definir cómo van a ser sus personajes porque encuentran ejemplos pobres en la cultura popular. Presentar unos perfiles tan simples y predecibles tiende a aburrir, sobre todo ahora que vivimos una época con historias repletas de antihéroes cuyas acciones se sitúan en una línea difusa entre el bien y el mal. Aunque lo peor que puede hacer un autor es utilizar el arquetipo de Mary Sue, un personaje capaz de lidiar con cualquier conflicto, con numerosas habilidades que para otros requerirían años de entrenamiento, congenian a la perfección con los demás personajes menos con los antagonistas, que generalmente actúan por envidia tratando siempre por quedar por encima del protagonista. En general, características demasiado perfectas. Utilizar esta clase de personaje suele tener consecuencias catastróficas dentro de una historia, aunque existen ejemplos de éxito, pero por norma dificulta a los lectores la empatía con él porque las personas somos imperfectas. La clave principal para crear personajes de calidad y creíbles es añadirles tanto virtudes como defectos, recalcando el punto de los defectos.

Descubre el Modelo de los cinco grandes para construir personajes

En este sentido, podemos valernos de ciertas estructuras predefinidas para construir personajes como los propios arquetipos incluidos en el viaje del héroe o emplear eneagramas para su evolución o responder una serie de preguntas, conceptos que ya comenté en anteriores artículos. Pero como toda ayuda es poca a la hora de escribir ficción, esta vez quiero hablaros de modelos psicológicos reales para desarrollar personajes, más concretamente lo que se conoce como Modelo de los cinco grandes, o Big Five en inglés. El Modelo de los cinco grandes es una clasificación de cinco rasgos que encontramos en mayor o menor medida en todas las personas reales. Gracias a estas características podremos definir personajes que cualquier lector podrá asociar con gente de su entorno, consiguiendo realismo y a su vez mayor empatía.

Apertura a la experiencia

La apertura es una faceta que se compone por la curiosidad intelectual, imaginación activa, sensibilidad por la estética, ser consciente de los sentimientos propios y el gusto por la variedad. Está relacionada que el bienestar psicológico del sujeto además de asociarse con la creatividad, el conocimiento y la inteligencia. Como su nombre indica, apertura a la experiencia, depende de lo abierto o expuestos que estemos a situaciones poco cotidianas. Por ejemplo, un individuo con bajo grado de apertura preferirá quedarse en casa, o con un pequeño círculo de conocidos, para pasar su tiempo libre mientras que otro con un grado elevado estará dispuesto a vivir nuevas experiencias aunque sea rodeado de desconocidos, es decir, la apertura de experiencia está ligada a la tolerancia al cambio y a tener ideas más conservadoras o liberales. Normalmente el grado va descendiendo conforme nos hacemos mayores.

De cara a desarrollar un personaje, la apertura a la experiencia decidirá si están dispuestos a exponerse a nuevas vivencias o la forma con la que lidian con ideas contrarias a sus creencias. Los personajes con un elevado grado de apertura serán curiosos e imaginativos, siendo capaces de enfrentarse a los conflictos con un enfoque diferente valiéndose de su inventiva. También serán más propensos a utilizar un vocabulario más rico. Los personajes con un grado bajo de apertura serán conformistas y no cuestionan las ideas generales de la sociedad, se sienten cómodos en su situación y evitan los cambios. Se trata de individuos que seguirán actuando del modo esperable aunque no alcancen su objetivo, siendo consistentes pero cautelosos con lo desconocido.

Conciencia

La característica de la conciencia está ligada al conocimiento que se tiene de uno mismo y del entorno, también se refiere a la moral y la capacidad de recibir estímulos tanto internos como externos. Gracias a la conciencia las personas son capaces de percibir la realidad mediante interactuación, interpretación y asociación de estímulos.

En narrativa, la conciencia determina el autocontrol de los personajes, tanto de sus impulsos a la hora de actuar como la capacidad de planificación. Los personajes con una alta conciencia son responsables y confiables, son capaces de organizar planes eficientes y bien organizados. Por contra, una baja conciencia se traduce en una mayor improvisación, actuando sobre la marcha. No son amigos de los compromisos ni de la puntualidad, los demás los ven como personajes distraídos y olvidadizos, destacando por ser descuidados y, en ocasiones, extravagantes.

Extraversión e introversión

La extraversión es un rasgo que mide la sociabilidad, es decir, el interés de las personas por fomentar los encuentros sociales o, su contrario, la introversión en los individuos proclives a la soledad. La extraversión se caracteriza por el interés por elementos externos como la gente o las cosas, y en consecuencia por socializar y estar al tanto por lo que ocurre en su entorno. La introversión se centra en el interior del sujeto. Tienden a dar mayor importancia a sus pensamientos y sentimientos, desarrollando su propio mundo interior.

Para desarrollar personajes a través de este rasgo hay que recordar que no existe nadie que se sitúe en un extremo absoluto, aunque exista una tendencia siempre habrá situaciones determinadas o excepcionales por las que los sujetos cambien de actitud. Los extrovertidos son personajes abiertos y comunicativos, propensos a iniciar conversaciones, disfrutan en compañía, se apuntan a todas las fiestas, optan por el riesgo y las estimulaciones externas, destacan por su energía. Por otro lado, los introvertidos son más relajados en cuanto a actividades sociales, estando más cómodos en solitario y normalmente rechazan los estímulos externos. Los demás los ven como tímidos y reservados. Durante la adolescencia las personas tienden a la extroversión aunque van cambiando a introvertidos con el paso del tiempo.

Amabilidad

La amabilidad es una cualidad ligada a los comportamientos que consideramos como buenos, solidarios, cooperativos y considerados. Es una característica que puede diferir entre culturas pero suele manifestarse como altruismo, empatía o simpatía.

Los personajes amables confiarán y actuarán desinteresadamente para satisfacer el bienestar del resto. Incluso pueden llegar al punto de preocuparse sin llegar a mostrar su opinión o verdaderos sentimientos por no perjudicar a otros. Se distinguen por su amigabilidad y compasión. Los personajes carentes de amabilidad abusarán del insulto fácil y son más agresivos. No respetan las emociones de los demás, sin preocuparles la situación de otros para dar su punto de vista, cuentan con actitudes desafiantes e insensibles. La amabilidad es un rasgo que crece con la edad aunque siempre hay excepciones.

Neuroticismo

El neuroticismo o inestabilidad emocional es una característica que en un alto grado conlleva a la inestabilidad e inseguridad emocional, provocando estados de ansiedad, tensión y preocupación constante.

Los personajes que disponen de niveles bajos de neuroticismo son calmados, tratan de resolver situaciones adversas sin perder los nervios y siempre de manera sosegada, aunque esto puede cambiar en situaciones extremas. Ante los problemas o fallos seguirán adelante en vez de lamentarse. Asimismo, un alto nivel desemboca en personajes irritables, sufriendo ansiedad ante cualquier factor que altere sus planes. Mostrarán una continua preocupación por las hipotéticas consecuencias negativas y sufrirán ataques de ira cuando sean incapaces de controlar la situación.

Sin duda, el Modelo de los cinco grandes ayuda a que los autores puedan desarrollar sus personajes de forma realista, una serie de características que tendrán consecuencias en el desarrollo de las historias y también sirven para adentrarnos en los momentos del pasado de los personajes para conocer qué ha desencadenado tales actitudes negativas. Es recomendable utilizar combinaciones de los rasgos para mayor riqueza y optar por los extremos en las situaciones más adversas. Sin olvidar que los buenos personajes evolucionan a lo largo de la trama para bien o para mal.

Daniel Arrebola
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