Hace tiempo escribí un artículo hablando sobre unos sencillos ejercicios creativos para escritores, cuya finalidad era practicar con relatos que incluso podrían derivar en ideas para novelas o sagas de libros. Ahora os quiero hablar de un nuevo modo de alimentar la creatividad para contar historias. Os hablo de los juegos de rol.
¿Qué es un juego de rol?
Dentro de los juegos de rol tomamos el papel de diferentes personajes dentro de mundos ficticios, aunque pueden estar inspirados en la realidad. Cuando hablo de juego de rol me refiero a los de libro, como por ejemplo Dungeons and Dragons, Vampiro o Cultos innombrables. Aunque existen otros formatos como juegos de mesa, cartas, videojuegos, etc. Se tratan de sistemas de juego donde cada libro presenta sus propias reglas y características para interactuar con el mundo y otros personajes, sean jugadores o no. Lo normal es que una persona haga de máster, es decir, alguien se encarga de narrar las situaciones que viven los personajes, de interpretar a los pnj (personajes no jugadores) y controlar que se cumplan las reglas. Los jugadores cuentan con fichas para crear a sus personajes donde anotar las características, habilidades, dinero, objetos y cualquier información relevante para jugar. Los jugadores interpretan a sus alter egos de manera literal, actuando verbalmente como si de una obra de teatro se tratase, y tirando dados, para comprobar si son capaces de superar los diferentes desafíos.
Jugar al rol es participar activamente en narrativa
Los juegos de rol son narrativa viviente, es un ejercicio de improvisación constante donde los jugadores desconocen los peligros a los que se enfrentarán. Tomarán decisiones y sufrirán las consecuencias. Jugar al rol es una forma divertida de desarrollar la creatividad y adquirir nuevas ideas. Aquí me gustaría resaltar algo importante, el trabajo de máster no es el de conducir a los jugadores a la historia que quiera mostrarles, puede inventar y diseñar el mundo o tomar módulos ya construido, pero su función será la de mediar entre jugadores y el escenario. Jugar a rol sirve a los escritores para dar rienda suelta a la imaginación y dejarse llevar. Después de varias sesiones de juego seguro que florecen nuevas ideas para trasladar al mundo de las letras.
Aspectos a tener en cuenta
Hay muchos escritores, algunos autores publicitan sus libros haciendo referencia a esto, que cuentan historias basadas en sus experiencias con los juegos de rol. Un excelente punto de referencia para desarrollar una historia pero mi consejo es escribir una adaptación, tomando algunas ideas principales del juego y momentos decisivos pero cambiando otros y añadiendo nuevas tramas para que funcione la narrativa. Algunos escritores cuentan en sus libros escena por escena, calcadas de sus experiencias roleras con el resultado de una vorágine de sucesos que el autor recordará con nostalgia pero resultarán un caos para los lectores. Por no hablar que a veces las resoluciones de los conflictos dentro del juego son unos Deus Ex Machina de manual, que sirven en el momento pero que deben modificarse al adaptarlo.Por otro lado, si vuestro papel dentro del juego es el de máster no tratéis de construir una gran historia para contarlas a los jugadores, esa no es la función. Debéis dejar que sean los jugadores quienes conduzcan la trama. Siempre habrá momentos para hablar a los jugadores sobre detalles del mundo y personajes, no tratéis de obligarles a ir por un único camino marcado. Y por supuesto, participando como jugador también favorece las ideas narrativas, sobre todo para desarrollar personajes y practicar con diálogos.
Lo cierto es que me gustaría explayarme sobre los distintos sistemas de rol y otras recomendaciones para inexpertos pero no es el objetivo de este artículo. Puede que en el futuro vuelva a hablaros del tema.