Ejercicios creativos para escritores II: juegos de rol

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La principal herramienta de los juegos de rol es la imaginación

Hace tiempo escribí un artículo hablando sobre unos sencillos ejercicios creativos para escritores, cuya finalidad era practicar con relatos que incluso podrían derivar en ideas para novelas o sagas de libros. Ahora os quiero hablar de un nuevo modo de alimentar la creatividad para contar historias. Os hablo de los juegos de rol.

¿Qué es un juego de rol?

Dentro de los juegos de rol tomamos el papel de diferentes personajes dentro de mundos ficticios, aunque pueden estar inspirados en la realidad. Cuando hablo de juego de rol me refiero a los de libro, como por ejemplo Dungeons and Dragons, Vampiro o Cultos innombrables. Aunque existen otros formatos como juegos de mesa, cartas, videojuegos, etc. Se tratan de sistemas de juego donde cada libro presenta sus propias reglas y características para interactuar con el mundo y otros personajes, sean jugadores o no. Lo normal es que una persona haga de máster, es decir, alguien se encarga de narrar las situaciones que viven los personajes, de interpretar a los pnj (personajes no jugadores) y controlar que se cumplan las reglas. Los jugadores cuentan con fichas para crear a sus personajes donde anotar las características, habilidades, dinero, objetos y cualquier información relevante para jugar. Los jugadores interpretan a sus alter egos de manera literal, actuando verbalmente como si de una obra de teatro se tratase, y tirando dados, para comprobar si son capaces de superar los diferentes desafíos.

Jugar al rol es participar activamente en narrativa

Los juegos de rol son narrativa viviente, es un ejercicio de improvisación constante donde los jugadores desconocen los peligros a los que se enfrentarán. Tomarán decisiones y sufrirán las consecuencias. Jugar al rol es una forma divertida de desarrollar la creatividad y adquirir nuevas ideas. Aquí me gustaría resaltar algo importante, el trabajo de máster no es el de conducir a los jugadores a la historia que quiera mostrarles, puede inventar y diseñar el mundo o tomar módulos ya construido, pero su función será la de mediar entre jugadores y el escenario. Jugar a rol sirve a los escritores para dar rienda suelta a la imaginación y dejarse llevar. Después de varias sesiones de juego seguro que florecen nuevas ideas para trasladar al mundo de las letras.

Aspectos a tener en cuenta

Hay muchos escritores, algunos autores publicitan sus libros haciendo referencia a esto, que cuentan historias basadas en sus experiencias con los juegos de rol. Un excelente punto de referencia para desarrollar una historia pero mi consejo es escribir una adaptación, tomando algunas ideas principales del juego y momentos decisivos pero cambiando otros y añadiendo nuevas tramas para que funcione la narrativa. Algunos escritores cuentan en sus libros escena por escena, calcadas de sus experiencias roleras con el resultado de una vorágine de sucesos que el autor recordará con nostalgia pero resultarán un caos para los lectores. Por no hablar que a veces las resoluciones de los conflictos dentro del juego son unos Deus Ex Machina de manual, que sirven en el momento pero que deben modificarse al adaptarlo.Por otro lado, si vuestro papel dentro del juego es el de máster no tratéis de construir una gran historia para contarlas a los jugadores, esa no es la función. Debéis dejar que sean los jugadores quienes conduzcan la trama. Siempre habrá momentos para hablar a los jugadores sobre detalles del mundo y personajes, no tratéis de obligarles a ir por un único camino marcado. Y por supuesto, participando como jugador también favorece las ideas narrativas, sobre todo para desarrollar personajes y practicar con diálogos.

Lo cierto es que me gustaría explayarme sobre los distintos sistemas de rol y otras recomendaciones para inexpertos pero no es el objetivo de este artículo. Puede que en el futuro vuelva a hablaros del tema.

Aprender de los malos libros

malos libros
Nos solemos alejar de los libros que menos nos gustan

Un ejercicio indispensable para mejorar nuestra escritura es leer mucho, aprender de la técnica de los buenos escritores, asimilar los recursos que utilizan y de paso aumentar nuestro vocabulario. Aunque el tiempo es finito y la pila de nuestros libros pendientes cada vez es más grande, los lectores habituales sabrán de lo que hablo. La cuestión es que tratamos de hacernos cada vez más selectivos. Antes de comenzar la lectura de un nuevo libro valoramos si es de los géneros que nos gustan, si su autor es reconocido o lo hemos leído antes, revisamos las críticas que encontramos por Internet, la opinión de amigos y toda información nos ayude a prever si nos gustará.

Yo lo reconozco, hace ya unos años que me he vuelto quisquilloso a la hora de decidirme por un libro. Tengo una larga lista de pendientes bien sea comprados o el punto de mira para hacerme con un ejemplar, y por mucho que digan otros hasta que no me adentro en sus páginas no soy capaz de saber si me gusta o no. Para mí, leer es un ejercicio de entretenimiento pero también de aprendizaje. En mi obsesión por descubrir buenas novelas rechazo toda aquella que no me atrape con su comienzo. Para esto vienen muy bien las primeras páginas gratuitas que se pueden leer en los libros digitales de Amazon. Incluso he aprendido a abandonar lecturas por resultarme pedantes. Al final me he dado cuenta de algo muy importante, los malos libros tienen mucho que enseñar. Nos ayudan a mejorar más que los buenos libros, por lo que deberíamos pensarlo dos veces antes de evitar ciertos títulos.

Primero quiero explicar a lo que me refiero con malos libros. No hablo de aquellos que son un atentado contra la literatura con fallos de ortografía, errores gramaticales, todos sus personajes planos, historias predecibles, aburridas, y sin estructura narrativa trabajada. No, hay que alejarse de los libros con dichas características. Cuando hablo de malos libros me refiero a aquellos que tienen tanto puntos buenos como malos a partes iguales. Sagas con su legión de seguidores pero que uno puede encontrar fallos que, sin ser muy frecuentes, cuando aparecen desafinan el conjunto. Cuando un protagonista es un Mary Sue, cuando resuelven conflictos con Deus Ex Machina, hay elementos del mundo incoherente o simplemente si notamos que se pasan con las descripciones.

Los errores que he explicado son fáciles de localizar, a diferencia de un libro de calidad que tendríamos que analizar a fondo su estructura, diseño de personajes, diálogos, etc. Cuando detectamos un error en la lectura que nos saca del contexto somos conscientes. Un buen libro nos atrapa y devoramos sus páginas para saber qué pasará a continuación, no nos damos cuenta de la razón, solo queremos más. Habría que estudiarlos. Los malos libros nos enseñan rápidamente, cuando encontramos errores los recordamos, e incluso podemos apuntarlos en una libreta. Cuando escribamos en el futuro nos alejaremos de aquellos diálogos con tan poca personalidad, evitaremos recursos manidos o adjetivos tan evidentes. Los malos libros nos enseñan a cómo no escribir, y ya es algo, incluso a veces tienen buenas historias, algún personaje memorable o situaciones divertidas, a pesar de los baches que estropean un poco la experiencia. Quizás debamos empezar a valorarlos como es debido los malos libros. Aunque siempre podemos abandonarlos para comenzar la siguiente lectura que espera en nuestra mesita de noche.

Técnicas de escritura de Brandon Sanderson

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Brandon Sanderson

Brandon Sanderson es uno de los autores de fantasía más relevantes de la actualidad, se trata del creador de sagas como Nacidos de la Bruma o El Archivo de las Tormentas. Su principal diferencia con otros referentes del género, por ejemplo George R.R. Martin o Patrick Rothfuss, es la rapidez con la que es capaz de terminar sus libros. Aunque él mismo no se considera un escritor rápido sino constante. En el siguiente artículo os contaré las principales técnicas de escrituras que emplea Brandon Sanderson para terminar sus libros, quizás os sirvan para aplicarlas en vuestros proyectos.

Ser constante

El mejor consejo que existe para convertirte en escritor es que escribas. Es obvio, pero a la hora de la verdad utilizamos cualquier pretexto para procrastinar. No importa que truene o tiemble el suelo, tu culo debe permanecer pegado en la silla sin distracciones. Brandon Sanderson trata de escribir cada día entre 2.500 y 3.000 palabras, aunque se toma los fines de semana como descanso. Utiliza un excel para llevar un registro, comprobar su progreso y calcular el tiempo que falta para terminar cada una de sus obras. Eso sí, si algún día no es capaz de llegar al cupo de palabras no hay problemas, no se impone un castigo, simplemente apunta lo que ha trabajado y mañana será otro día.

Para Sanderson, escribir tanto hace que entre en lo que denomina como «la zona», un estado de escribir inconscientemente, por inercia, donde es capaz de trabajar sacando el potencial oculto que lleva dentro. Este método de escribir se desarrolla cuando ya estamos tan acostumbrados a escribir que al ponernos a ello lo hacemos de forma automática, sin tener que pensar a cada línea para que quede perfecto. Es como si nuestra imaginación tomara el control sin necesidad de razonar.

Aunque 2.500 palabras al día puede ser un objetivo abrumador para escritores novatos. Lo ideal es que cada uno busque su límite, 500 palabras pueden ser un número ideal para comenzar.

La necesidad de revisiones y esquemas

Brandon Sanderson deja claro que existe una gran diferencia entre el primer manuscrito de cualquiera de sus libros y la versión final que termina publicándose. Declara la importancia de terminar el primer manuscrito para trabajar en revisiones que darán lugar a la versión final de la obra. Se declara como escritor mapa, es decir, prepara un esquema que él denomina sinopsis detallada con todo lo que quiere contar en el libro. Dicha sinopsis cuenta con una décima parte del total de la obra.

Aunque otros autores de éxito como Stephen King escriben a partir de una premisa, escritor brújula, a Sanderson le ayuda mucho partir de una estructura con el final para hilvanar las tramas y sucesos que van sucediendo en la historia. Hacer un esquema sirve como guía para ayudarnos con la estructura de la historia. Una herramienta muy útil para hacer esquemas narrativos es la escaleta.

Los borradores de Brandon Sanderson

El autor confirma que cada libro suyo requiere de como mínimo cuatro versiones de borrador antes de ser publicando. La secuela de Escuadron tuvo hasta 14 borradores porque una subtrama no funcionaba.

El primer borrador es un texto ilegible, se trata de un texto recién escrito sin las ediciones realizadas por el propio autor. Sanderson escribe los arcos argumentales de todos los personajes por separado. A partir de este borrador trabajará con correcciones, añadiendo o quitando escenas si así lo requiere la historia para ganar sentido.

El segundo borrador mantiene un buen equilibrio entre sus escenas. Ya tiene el ritmo y la estructura adecuada. Es una versión para enviar a su editor. Este texto será revisado por lectores alpha, profesionales de la editorial que buscarán fallos.

El tercer borrador se realiza a partir de las sugerencias de los profesionales, cuenta con un mayor pulido y suele eliminar un 10% de contenido innecesario. El texto está listo para enviar a los lectores beta que esta vez son fanes de la saga.

El cuarto borrador sería la versión lista para publicar, con algunos cambios sugeridos por los betas. Si la respuesta de estos es excesivamente negativa entonces volvería a reescribir las partes del texto que no funcionan, por lo que volvería a pasos anteriores.

Brandon Sanderson hace especial hincapié en una cuestión, avisa a los lectores nóveles que no cometan el grandísimo error de comparar su primer borrador con una versión publicada de sus autores favoritos. Nadie es tan bueno para conseguir dicha calidad de una sentada.

Los escritores profesionales cuentan con un equipo que les ayudan a pulir los textos y los borradores son reescritos una y otra vez hasta conseguir el resultado deseado. Sanderson también afirma que los cinco primeros libros de cualquier autor suelen ser mediocres necesitan experiencia para dominar la escritura.

Si eres un escritor novel que andas un poco perdido con tus proyectos literarios, te recomiendo Cómo escribir un libro: guía básica de narrativa. Se trata de un manual con todo lo que he aprendido en los últimos años sobre estructuras, recursos y demás herramientas para desarrollar una historia a partir de una idea.

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Cómo escribir escenas de acción para seducir a los lectores

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Toma el control al escribir escenas de acción

Las escenas de acción son situaciones esenciales para las historias de aventuras, fantasía o ciencia ficción. Una serie de conflictos continuos que generan una emoción creciente. Pero se trata de algo más que una pelea o una persecución, son encuentros inesperados o no que los protagonistas deben resolver y a veces traen consecuencias nefastas que cambian radicalmente el rumbo de la trama. Aprender cómo escribir escenas de acción es fundamental para generar tensión en el lector, captando su interés, para que siga leyendo y conozca qué sucederá a continuación.

Os cuento algunos consejos para escribir escenas de acción y las características más importantes que debéis tener en cuenta. Una manera de trabajar las escenas de acción es plantear su propia introducción, nudo y desenlace, con los preparativos, acción y consecuencias.

Saltarse la acción

Sí, habéis leído bien. Una de las técnicas para presentar una escena de acción es saltársela. No lo digo yo, es un recurso que utilizan los escritores de éxito. Recuerdo hace algunos años cuando leí Juego de Tronos, los libro de Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martín, que encontré momentos de acción que directamente se obviaban. Canción de Hielo y Fuego utiliza en numerosas ocasiones dicho recurso, principalmente en batallas importantes que viven los personajes donde no recae el punto de vista del narrador.

La acción puede saltarse siempre que el conflicto sea irrelevante para la historia. Los lectores se llevarían las manos a la cabeza si el autor omite el esperado enfrentamiento final contra el villano. Saltaremos las escenas de acción cuando lo importante del conflicto sean sus consecuencias. Porque lo verdaderamente importante de una escena de acción es cómo llegamos a ellas y sobretodo los cambios que traen.

Lo que ocurre antes

Las escenas de acción no suceden por arte de magia. Son fruto de las decisiones de los personajes o por los intereses de terceros. A veces incluso son causa de desastres naturales, como un terremoto o una inundación, o casualidades pero siempre las dotaremos de sentido. Es importante mostrar la situación que conduce a la acción y describir la escena momentos antes de comenzar. También aclaramos lo que está en juego.

Lo que ocurre antes a veces es como la calma que precede a la tormenta. Los personajes pueden mostrar sus sentimientos de duda o preocupación. Es el momento de los conflictos internos, de enseñar la tensión entre los protagonistas y planificar como resolverán el conflicto, aunque a veces se trunquen los planes. Lo que ocurre antes también es la descripción de los instantes previos a la acción.

Las consecuencias

Quizás la característica más importante de una escena de acción, las consecuencias que provoca. A priori puede parecer que la acción son solo momentos espectaculares para dejar a todos con la boca abierta pero una escena de acción tras otra sin sentido aburre. Cada escena de acción que suceda debería implicar cambios en la historia, en los personajes o en el objetivo de estos. Podemos hacer que algún personaje acabe herido, complicando los sucesos venideros, alguien muere, pierdan un objeto fundamental, se enteren de que alguien anda tras ellos o cualquier otra cosa que se nos ocurra.

Las escenas de acción podemos usarlas para dar giros inesperados en la trama. Son detonantes para conducir a los personajes a nuevos rumbos inesperados. También sirven para justificar la evolución de los personajes durante la historia.

Cómo escribir una escena de acción

Una vez que comencemos a escribir las escenas de acción debemos tener claro algunas cuestiones. Para empezar se acabaron los momentos de reflexión o conflictos internos de los personajes. Las descripciones de acción tienen que ser claras y concisas. Las frases cortas son ideales para acelerar el ritmo de la acción. Para atrapar al lector y que continúe leyendo. También es preferible utilizar verbos frente a los adjetivos. Los verbos generan dinamismo mientras que los adjetivos detienen el movimiento.

Con frases cortas y verbos forzamos la tensión del lector para continuar leyendo pero limitará su razonamiento. La acción requiere claridad y precisión. Olvidemos las metáforas con florituras o reflexiones que podrían confundir al lector que solo quiere saber qué ocurrirá a continuación. Ya perdimos tiempo en lo que ocurre antes para describir y poner en situación al lector.

Por último hay que tener cuidado con no alargar demasiado la acción y frenar progresivamente la escena. La acción continua cansará y un corte brusco sería confuso.

Evitar un Deus Ex Machina

Una última recomendación es no resolver la escena de forma mágica. Si no sabéis lo que es Deus Ex Machina os invito a leer un artículo donde hablo sobre él. En resumen, para solucionar conflictos debemos utilizar métodos y habilidades que hayamos presentado previamente para no engañar al lector. Si los personajes tienen habilidades o herramientas con las que resolverán las escenas de acción deben ser conocidas con anterioridad.

Las escenas de acción deben dosificarse en su justa medida, muchas o pocas conseguirán el efecto contrario que deseamos. Aprenderéis a dosificar los conflictos trabajando y escribiendo mucho. Espero que este artículo os sirva para escribir escenas de acción. Si contáis con alguna duda tenéis disponible los comentarios y seguidme en redes sociales para .

Cómo evolucionar a los personajes dentro de tu historia: eneagramas

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La estrella de eneagramas nos indica el rumbo de la evolución de los personajes

Desarrollar buenos personajes es fundamental para atrapar a los lectores con nuestra historia, sus decisiones e identidades marcarán el rumbo de la trama y los conflictos a los que se enfrentarán durante el camino. Las características de los personajes no son inamovibles, deberían evolucionar durante la trama, su crecimiento a lo largo de la aventura les proporcionará profundidad y les hará cambiar de objetivos. Los cambios de mentalidad, de valores o actitudes los dotarán de mayor realismo para atrapar el interés de los lectores.

La evolución de un personaje a lo largo de una historia puede ser positiva o negativa, una persona crédula empezará a desconfiar de todo el mundo si debido a su inocencia se aprovechan de ella de forma reiterada. Hay que tener en cuenta que la evolución no será radical, será acorde a su identidad original y los eventos que viva. Para trabajar la evolución de los personajes os hablaré de los eneagramas.

¿Qué es un eneagrama?

Un eneagrama es una herramienta psicológica que define las características que predominan en la identidad de una persona. Es el resultado de un test donde indica la personalidad que tiene una persona dependiendo sus vertientes emocionales, mentales e instintivas. Más allá de la veracidad de estos test dentro del campo de la narrativa nos pueden servir para establecer las características de los personajes en nuestras historias. Existen 9 tipos de perfiles diferentes según predominen ira, orgullo, lujuria, gula, envidia, pereza, miedo o vanidad.

Tipos de eneagramas

1. El reformador

Se trata de una persona que cuenta con unos principios éticos bastante arraigados. Sus creencias son capaces de diferenciar perfectamente el bien y el mal. No implica que estén en lo correcto sino que tienen claro su sentido del bien. Se esfuerzan por mejorar el mundo que les rodea, bien sea con acciones que ayuden o impartiendo sus creencias a los demás. Son perfeccionistas, críticos e impacientes. Guardan sentimientos reprimidos de rabia en su orientación negativa. En su mejor faceta son sabios, nobles y heroicos. Pueden ser maestros capaces de abrir los ojos a sus alumnos o cruzados que luchan en nombre de la justicia.

2. El ayudador

Cuentan con una personalidad que se interesa por los demás, son sinceros, bondadosos y complacientes. Se preocupan por que los tengan en alta estima, para ello suelen regalar obsequios o realizan favores para sentirse útiles o generar confianza. En general disponen de problemas para reconocer sus propios problemas y cuidar de ellos mismos. En su mejor faceta son altruistas y generosos que cuentan con amor incondicional de los que les rodean y con ellos mismos.

3. El triunfador

Son aquellos que tienen el éxito como estilo de vida, personas seguras de sí mismas con capacidad de seducir a los demás con su atractivo o encanto. Cuentan con grandes energías, son competentes y ambiciosas. Suelen preocuparse en gran medida de su imagen, tanto física como moral, además de ser conscientes de su estatus. Pueden tener problemas de adicción al trabajo y de competitividad para destacar sobre sus compañeros. En su mejor faceta se aceptan tal y como son, son auténticos y modelos ejemplares que inspiran a otros.

4. El individualista

Es alguien soñador e introspectivo. Son conscientes de sí, sensibles y reservados. Pueden ser caprichosos y tímidos. A pesar de ser personas muy emocionales ocultan sus sentimientos a los demás al sentirse vulnerables e inferiores, también pueden mostrar indiferencia a los demás y a sus estilos de vida corriente. En su mejor faceta son personas creativas llenas de inspiración, capaces de evolucionar con las nuevas experiencias.

5. El investigador

Se trata de personas impulsivas y racionales, cuentan con gran curiosidad y perspicacia para centrar su atención en desarrollar nuevas ideas y desentrañar problemas complejos. Son independientes y pueden obsesionarse con sus propios pensamientos o proyectos imaginarios. No les gusta comprometerse fácilmente. En general presentan problemas de nerviosismo, aislamiento y excentricidad. En su mejor faceta son grandes pioneros con sus proyectos y están en la vanguardia al ser capaces de innovar con sus ideas.

6. El leal

Una personalidad comprometida y que desprende seguridad. Se trata de personas en las que podemos confiar, muy eficaces en trabajos que requieran gran responsabilidad. También pueden presentar actitudes defensivas al ser evasivas y nerviosas, pueden trabajar hasta el estrés. A veces son cautos e indecisas, sus acciones suelen ser reactivas, desafiantes y rebeldes. Cuentan con problemas de inseguridad y desconfianza. En su mejor faceta presentan gran estabilidad interior, son seguros de sí e independientes. Dan su apoyo a los más débiles y necesitados.

7. El entusiasta

Se trata de personas productivas y atareadas, son versátiles, con gran optimismo y presentan de forma espontánea ideas prácticas. Al tener una actitud juguetona y animada presentan facetas de desorganizados e indisciplinados por tratar de abarcar en exceso. Siempre buscan nuevas experiencias que los estimulen, pero tanta actividad los agota. En su mejor faceta son alegres, capacitados y muy agradecidos, siempre realizando tareas dignas.

8. El desafiador

Se trata de alguien autoritario y poderoso, son personas fuertes, muy seguras y capaces de imponerse ante los demás. Son protectoras, decididas y con ingenio, aunque también cuentan con orgullo. Piensan que deberían estar al mando del entorno y por eso suelen intimidar y retar. Con tanta intimidación pueden tener problemas con el resto de personas. En su mejor faceta usan su potencial para mejorar el estado de los demás, siendo grandiosos, buenos y presentando actitudes heroicas.

9. El pacificador

Se trata de personas humildes y acomodadas. Suelen ser confiados, bondadosos y conformistas con las situaciones que se les presentan. Ofreces su apoyo y soportan situaciones intolerables de algunas personas para que se mantenga la paz. Desean que todo funcione sin problemas, sin conflictos, por lo que a veces se acomodan para minimizar los cambios impredecibles. Suelen presentar problemas de pasividad y son testarudos. En su mejor faceta son incorruptibles y capaces de unir a su entorno para solucionar grandes problemas y conflictos.

Cómo utilizar los eneagramas con nuestros personajes

Los diferentes eneagramas cuentan con su propio número. Si nos fijamos en la imagen que acompaña el artículo los tipos de eneagramas se relacionan con las aristas de la estrella, un personaje puede cambiar con el paso del tiempo, al sufrir diferentes experiencias. La estrella de los enegramas sirve para saber hacia la nueva personalidad donde se mueven los distintos personajes. Por ejemplo, un personaje reformador con un sentido muy arraigado de la justicia puede volverse un individualista al ver que las personas que le rodean hacen caso omiso a sus advertencias sobre el mal de sus acciones, pasando a preocuparse por sí mismo antes que por el bien común. Otro ejemplo está en los propios tipos de eneagramas donde hablo de problemas que pueden presentar y su mejor faceta. La clave está en establecer una coherencia en la evolución de los personajes para que el lector sienta los cambios como un efecto natural y verdadero.

9 errores al escribir una novela

errores al escribir

Hablamos largo y tendido sobre cómo mejorar historias pero esta vez os traigo algunos errores frecuentes que cometen los escritores nóveles. Conociendo errores evitaremos añadirlos en nuestras novelas.

1. Olvidar introducir un gancho al principio

Un error común para abandonar la lectura a las pocas páginas. Presentamos el personaje principal, o varios, su mundo, explicamos a qué se dedica, va al trabajo o a la escuela, vuelve a casa para comer, se cita con un amigo para pasar la tarde y se acabó. Dejan de leer. El comienzo de una novela debe introducir directamente a la trama, nadie quiere leer sobre la vida cotidiana de un don nadie, para eso tenemos nuestra propia vida. Un buen inicio de historia propone incógnitas que nos arrastran a leer más, nos introduce escenas de acción que saca al personaje de la normalidad. Mientras más paginas sucedan antes de comenzar un conflicto más probabilidades de que el lector abandone la lectura.

2. Centrarse en describir en vez de continuar la historia

Las descripciones son necesarias pero si el detective que investiga el caso queda en un bar con alguien que dispone de una pista, queremos saber sobre la pista y no lo detallado que es el bar. Olvida explicar las tareas que realiza el camarero, la disposición del mobiliario o cualquier detalle que salga del contexto de la escena. Si estamos en un momento clave la descripción debe ser breve. En la actualidad la gente dispone de muy poca paciencia debido al estilo de vida moderno, los libros se han adaptado a ello y las largas descripciones de paisajes son un lastre en la narrativa.

3. Despistar al lector sin querer

Un error frecuente cuando erran las revisiones y no disponemos de opiniones de terceros. En la mente del autor todo está muy claro pero a veces olvidamos aclarar que un personaje aparece, se va, los personajes cambian de escenario, ha pasado el tiempo o cualquier otro detalle al que luego hacemos referencia. Si no aprendemos a comunicar los acontecimientos de forma evidente sacaremos al lector del contexto, se sentirá desubicado.

4. Protagonistas sin problemas

La base de toda trama es el conflicto que sufre un personaje. Algunos autores sin experiencia crean protagonistas extremadamente perfectos que a cada problema que se les presenta sacan su ingenio para resolverlo al instante. Una historia sin conflicto, a largo plazo, pierde el interés. El personaje principal necesita un objetivo que le haga superarse y evolucionar.

5. Personajes de relleno

Todo personaje dispondrá de su función en la historia, debe contar con algún objetivo por pobre que sea. A veces encontramos personajes que aparecen a modo de maniquíes, por ejemplo cuando el protagonista se detiene para saludar a su mejor amigo, perdiendo el tiempo en describirlo y ocupando una escena para no volver a salir. También sobran los personajes a los que ponemos nombre y acompañan a los demás en los momentos de acción pero nunca participan.

6. Excesivos personajes y tramas argumentales

El lector necesita asimilar la información para seguir la historia. Presentar muchos personajes en muy poco tiempo provoca que olviden la mayoría de ellos y cuando vuelven a aparecer sentirán confusión. Lo mismo ocurre con las tramas, si dejamos abiertos muchos frentes a la vez los lectores estarán desorientados. Existen obras como Juego de Tronos que parecen contradecir esta idea, pero lo cierto es que en dichos libros se toman su tiempo para presentar las tramas y personajes, estableciendo relaciones entre todos que sirvan de referencia. Si queréis complicar vuestra historia en este sentido más os vale contar con experiencia.

7. Resoluciones mágicas

Resolver los conflictos de la trama con habilidades desconocidas por el lector. Nuestro archienemigo Deus Ex Machina. Algunos autores recurren a soluciones tramposas para los conflictos, por ejemplo cuando no sabemos que cierto personaje era un experto informático hasta que tiene que sacar información importante de un ordenador con un impresionante sistema de seguridad. También sucede cuando aparece un tercer personaje de la nada para salvar al protagonista.

8. Repetir escenas

Olvidaros de repetir escenas parecidas una y otra vez. Si un personaje busca trabajo y es rechazado en varias entrevistas no es necesario contar cada una de ellas. Las escenas implican cambios en la trama y repetir la misma significa estancamiento.

9. Un final deficiente

El final es la guinda de toda novela, es la sensación con la que el lector termina la obra. El final debe resolver las dudas que ha ido planteando toda la trama. El último conflicto superará a todo lo visto anteriormente y para que los protagonistas lo resuelvan se esforzarán al máximo. Por supuesto, sin utilizar resoluciones tramposas.