La premisa es la idea inicial en torno a la que se desarrolla una historia, una definición que ya expliqué hace un tiempo, pero me gustaría indagar sobre el tema. La premisa se convierte en los cimientos de la narrativa que vamos a desarrollar, aunque para muchos sea un simple “¿de qué va?” la realidad es que una buena premisa es capaz de atraer a los lectores y, sobre todo, atrapar durante los primeros compases para continuar leyendo hasta el final.
¿De qué va tu historia?
Más tarde o más temprano llega el momento de escribir una sinopsis de tu obra, explicar de qué va tu historia. La sinopsis es indispensable en la descripción de la página de tu ebook autopublicado en Amazon, o en el correo que envías a las editoriales para probar suerte. También puede que surja esta pregunta cuando un amigo te pregunte sobre la obra en la que estás trabajando. La realidad es que la mayoría de autores nóveles son incapaces de explicar de qué va su historia en pocas palabras, hasta el punto que redactar una sinopsis es tan aterrador como una hoja en blanco en la cual no saben con qué palabra empezar.
Existe un problema en los escritores sin experiencia, confunden una idea para contar una historia con una ambientación, un sistema de magia original o un giro sorprendente del protagonista. Estos elementos están muy bien durante el desarrollo de un libro de ficción, pero la idea a partir de la que se desarrolla la historia parte de una premisa. Los ejemplos anteriores son perfectos para complementar una obra, pero no ayudan a la trama.
Para elegir una premisa es importante conocer las tramas maestras que componen todas las de historias, también sería interesante revisar las sinopsis de los libros y películas que más te gustan, para diferenciar la idea que tenías sobre su premisa con el resumen que utilizan las productoras o editoriales para atraer al público.
Disponer de una premisa consistente te ahorrará tener que reescribir fragmentos del libro, al menos los basados en la estructura principal. Es un punto de partida para los personajes y el tema de la obra, una sola frase que te evitará numerosos quebraderos de cabeza y mejorará la calidad de la narrativa.
Debido a su importancia, a continuación te explico algunos componentes que enriquecerán tu premisa para conectar con el público.
Una pizca de ironía
La ironía es capaz de enriquecer una premisa simple para hacerla más atractiva, a la vez que sirve como desencadenante de sucesos venideros. De hecho, para la industria del cine es uno de los elementos indispensables para los guiones. Un chico pobre y una chica rica tienen un romance durante un crucero que está destinado a hundirse, Titanic. Tres forajidos se odian a muerte, pero tienen que cooperar para hacerse con un tesoro del que cada uno tiene la información necesaria para su localización, El bueno, el feo y el malo. Una nave espacial acude a una llamada de rescate para ser asaltados por una criatura alienígena mortal, Alien: el octavo pasajero.
La ironía en la premisa sirve de gancho, capta la atención del público para querer saber más sobre la historia. Es como una buena portada de un libro o el cartel de una película. Si no eres capaz de identificar el elemento irónico de tu historia tal vez es porque te falta.
Pero no nos equivoquemos, que la ironía en la premisa sirva de gancho no significa que sea simplemente una herramienta comercial. También marca el rumbo que tomará la historia y define la idea controladora que sirve de tema general de la obra. Sin olvidar, un toque de ironía despierta mayor interés que su falta.
Generar una imagen mental de la obra
La premisa es tan potente para una obra debido a la imagen mental que proyecta. Los humanos somos animales emocionales, a consecuencia, creamos imágenes mentales de cientos de situaciones a diario. Cuando un amigo nos cuenta una anécdota curiosa nuestra cabeza simula la escena, ocurre lo mismo al leer un artículo del periódico o al revisar textos de las redes sociales. Asimismo, el marketing aprovecha en exceso la imagen mental, con textos que nos evocan situaciones o sentimientos como gancho publicitario.
Por ello, es importante que la premisa proyecte una imagen mental real y atractiva de lo que ofrece un libro, un primer peldaño para introducirnos su ficción. De este modo, establecer una buena premisa sirve para proyectar en la imaginación del público lo que encontrará al leer.
Por otro lado, el elemento irónico reforzará dicha imagen mental, porque retuerce la idea principal con un giro que complica la situación.
Un título que acompañe la premisa
Por último, el título puede ir de la mano de la premisa, aunque no es obligatorio. A veces, nos desesperamos por encontrar un buen título atractivo, pero en ocasiones basta con recordar de qué trata la obra y utilizar un poco de ingenio.
El título complementa la premisa, pudiendo ser una extensión de esta, aunque en otras ocasiones es una referencia a un elemento o situación importante para resolver la trama. Puede incluir cierta ironía o resumir en pocas palabras de qué va, del mismo modo que puede tener diferentes interpretaciones que se descubrirán conforme avancemos en la trama.
Eso sí, obvia aquellos títulos insulsos y recurrentes que no digan nada a los posibles lectores, utiliza palabras contundentes que atraigan la atención.
En conclusión, es importante trabajar en la premisa antes de abordar de trabajar de manera seria una obra. Ahorrarás tiempo de escritura, enriquecerá el resto de la trama con elementos más atractivos y los personajes contarán con un rumbo perfilado para seguir. Además, contará al público de qué va vuestro libro de manera fidedigna para convencer a leerlo de una vez por todas.
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