Sekiro es el último videojuego de From Software, los creadores de Dark Souls, un título que ha creado asperezas entre los jugadores y derramado ríos de sangre por parte de la prensa especializada, influencers y fans del título. Ha surgido una polémica alrededor de su dificultad cuestionando si necesita de un modo fácil u otras opciones de asistencia para que todo el mundo pueda disfrutar de Sekiro sin atascarse.
Yo seré claro y no entraré en el debate defendiendo mi postura y atacando los argumentos de los que piensen distinto. Pienso que no necesita un modo fácil a pesar de que mientras lo jugaba me ha parecido muchísimo más duro que cualquier otro Souls. De hecho, Sekiro requiere de tanta dificultad por el mito que representa, por la cultura que trata de transmitir con su ambientación, historia y dificultad. Os voy a hablar sobre el mito del budismo.
Sekiro se ambienta en un ficticio Japón feudal que mezcla la realidad con el mundo del folclore. Visitaremos castillos y templos japoneses, nos enfrentaremos contra samuráis, shinobis y mercenarios pero también encontraremos lugares fabulosos donde moran fantasmas, criaturas mitológicas e incluso demonios.
Otro elemento muy importante que muestra el juego es el budismo, los escenarios están inundados de figuras de buda, en paisajes y templos, también encontramos numerosos monjes entre los que se encuentran algunos que han alcanzado la inmortalidad mediante técnicas corruptas y más sencillas, que les ha conducido a una senda distinta a la marcada por su religión. La inmortalidad es un elemento presente en muchos personajes de Sekiro, un estado que disfrutan o sufren diferentes aliados, enemigos y el propio protagonista.
Para entender el simbolismo, la metáfora que relaciona la dificultad con el propio budismo tenemos que indagar en los mitos. Los mitos son historias empleadas por nuestros antepasados, metáforas para comprender el mundo que les rodeaba y enfrentarse a las dificultades de su tiempo. Los mitos nos hacen estar en comunión con lo que nos rodea, ser uno con la naturaleza. Los mitos se utilizaban a veces como ritos para introducir lo divino dentro de nosotros, tratar de ser uno con los dioses durante las diferentes etapas de nuestras vidas.
Los ritos introducen al hombre a las nuevas etapas que encontrará en su vida, como la madurez, la caza, el matrimonio, la muerte. Cuando estos rituales y símbolos dejan de interpretarse como metáforas y se predican al pie de la letra nacen las religiones. Cuando la ciencia da respuestas a los mitos, estos se olvidan o se convierten en cuentos, los rituales se abandonan y las personas deben valerse por sí mismas para dar respuestas a las nuevas etapas que sufren durante sus vidas.
No existe mito alguno que hable sobre una vida sin sufrimiento. Una de las frases más celebres de Buda es “La vida es sufrimiento”, declaraba que solo existe una salida para el dolor, alcanzar el Nirvana. A diferencia de otras religiones dominantes, que buscan llegar a un lugar que nos libere como el cielo o el paraíso, el budismo trata de alcanzar un estado psicológico que se encuentra en nuestro interior. Un estado que nos libere del deseo y el temor pero manteniendo el sufrimiento. Sekiro requiere que nos desprendamos del deseo y el temor para superarlo.
Cuantas derrotas habremos sufrido durante el juego por el ansia de vencer a un enemigo al borde de la muerte o por miedo a plantarnos frente a ellos, con sangre fría, por terribles que parezcan. La dificultad de Sekiro requiere que el jugador alcance un estado de paz que le haga bailar dentro de un torbellino de ataques mortales.
El mito del budismo habla del bodisatva, el hombre que conoce la inmortalidad igual que Sekiro, al mismo tiempo que participa de forma voluntaria y gozosa en las desgracias del mundo. Esto no solo significa experimentar el sufrimiento, sino además participar con compasión en el sufrimiento ajeno. En el juego la mayoría de personajes que conocemos tienen sus propias desgracias a las que se enfrentan. La compasión sirve para despertar el corazón de su sueño primitivo y animal para volverlo humano. Compasión significa literalmente “sufrir con”. La compasión libera del sufrimiento al reconocer que el sufrimiento es la vida.
Por esta razón Sekiro es tan difícil y no simplemente porque está dirigido a un público elitista en el mundo de los videojuegos. Trata de trasmitir el mito del budismo a los jugadores con la metáfora de su dificultad entre otros símbolos. Para superar el juego debemos adentrarnos en su naturaleza difícil, asimilar el dolor durante los combates, sin ego ni ira, para alcanzar el estado de paz que nos conducirá a la victoria.
Sekiro se vive con sufrimiento, rodeado de los que sufren y nadie se libra de sufrir.