Geralt de Rivia es una de las sagas de fantasía más exitosas de la actualidad. Su autor polaco Andrzej Sapkowski nos narra la historia del brujo Geralt, un cazador de monstruos que vaga por un mundo de ficción que representa la cara más oscura de la fantasía. La ambientación se burla del concepto tradicional, más tolkiniano, que tenemos del género. Su universo se decora de lo sucio y decadente, donde el honor y el mal absoluto son sustituidos por la avaricia y los deseos viles que presentan los hombres. Su historia se centra más en los personajes que en los detalles del mundo.
Geralt es un vagabundo que recorre diferentes territorios para ganarse la vida, sin pretender ningún viaje iniciático para convertirse en héroe. Es un brujo, un mutante. En su infancia sufrió experimentos que le provocaron modificaciones corporales, mejorado sus habilidades físicas como la percepción o los reflejos. Gracias a esto, su maestría con la espada difícilmente encuentra rival. Pero el precio de sus mejoras lo arrastran al rechazo, la gente corriente repudia su mera existencia. Su cabello es alvino por las mutaciones, sus ojos se asemejan a los de un felino y sus rasgos faciales son salvajes, sobre todo cuando toma las pociones que le ayudan a combatir bestias.
La ambientación de Geralt de Rivia se nutre en parte de la fantasía de Tolkien. Encontramos reinos medievales donde gobiernan reyes. Los humanos conviven con otras razas como elfos, enanos o medianos, aunque el racismo contra estas etnias acaba derivando en tensión y odio. Pero el verdadero referente de la saga es hacia el folclore europeo, los cuentos populares que todos hemos escuchado de pequeños. Encontramos referencias a la Bella durmiente, la Bella y la Bestia, la Sirenita, Blancanieves y también a criaturas mitológicas. Eso sí, las referencias presentan un enfoque más grotesco y denigrante del que tenemos en mente.
Para hablar de la importancia del folclore europeo en Geralt de Rivia primero hay que conocer las raíces de la fantasía. Descubrir el origen de los cuentos.
El origen de la fantasía
El origen de la fantasía se remonta a los mitos clásicos de las civilizaciones. Nadie sabe cuándo comenzó la creencia en los dioses pero surgieron para explicar lo desconocido. Los mitos nacen por la necesidad de los hombres de dar sentido a su mundo, para explicar todo aquello que se escapaba a su comprensión. Se sirven de dioses y héroes para narrar grandes gestas y tragedias. La conducta de los protagonistas servía como referente social, diferenciando entre lo bueno y lo malo. Los mitos formaban parte de la cultura que los valoraba como ciertos, formando una mitología.
Con el desarrollo de la ciencia y el pensamiento filosófico, los mitos comenzaron a considerarse patrañas. Las historias perdieron su valor religioso y se volvieron leyendas. La tradición oral se nutrió de este legado olvidado y cada pueblo adaptó su propio folclore.
La necesidad de contar historias originó una nueva corriente. Imagina a una familia de hace miles de años en su hogar, durante una noche fría. El anciano se sienta junto al fuego mientras realiza alguna tarea manual. Alrededor se agrupa el resto de la familia, esperando en silencio mientras crepitan las llamas. Entonces afina la voz y comienza a narrar un cuento.
El cuento como promotor de valores
Los cuentos servían como entretenimiento en su época, aunque también lanzaban avisos. Las famosas moralejas. Estaban dirigidos sobre todo a los niños, trataban de establecer modelos de valor para los hombres y modelos de belleza para las mujeres. Los jóvenes debían amoldarse a estos modelos establecidos para ser admitidos socialmente, incluso ciertas conductas podían hacerles ascender en puestos sociales e incluso asegurar la supervivencia. La peor parte se la llevaban las mujeres, el concepto de belleza implicaba sumisión, honestidad y una paciencia infinita que siempre sería recompensada, por lo general con el amor. Por otro lado, el objetivo de los hombres era poseer a una mujer con tales cualidades de belleza.
La belleza implicaba debilidad, aceptar la superioridad masculina. Por ello, una mujer enferma y silenciosa era mejor considerada que otra inteligente e independiente. Una mujer hermosa y rebelde robaba el alma a los hombres que atraían, eran súcubos. Las mujeres malvadas de los cuentos solían ser bellas e inteligentes.
Los primeros cuentos eran grotescos y se valían del miedo, aunque estuvieran dirigidos a los niños. Los comportamientos repudiados por la comunidad arrastraban hasta el mal, hasta los monstruos escondidos en las sombras que te devoraban o te convertían en uno de ellos. El miedo es un sentimiento universal, de los primeros que surgió en el ser humano. Es sinónimo de inexperiencia y los cuentos se encargaban de transmitir conocimientos.
El nacimiento de la fantasía
Los círculos intelectuales siempre habían despreciado las historias del folclore, las consideraban burdas y sin valor artístico alguno. No fue hasta finales del siglo XVIII, con el romanticismo, que nace el género fantástico como tal. Diferentes autores, como los hermanos Grimm. Se preocuparon de recopilar los cuentos y canciones de tradición oral. Adaptaron por primera vez un material que había pertenecido al pueblo desde tiempos desconocidos. Muchas de las connotaciones grotescas se perdieron y las moralejas se adaptaron a los valores de la sociedad actual.
La fantasía se generó entorno a los cuentos de hadas, siendo tratada como un género para niños aunque con el tiempo surgieran grandes autores, con historias a tener en cuenta. La fantasía recupera a los grandes héroes míticos para inspirar sus historias. El arquetipo del héroe influye completamente en el género. Se centran demasiado en los acontecimientos y los valores del protagonista, conservando el estigma de ser historias para niños.
Hasta que tomó el testigo Tolkien con El Señor de los Anillos. Se inspiró en la mitología nórdica y en el Anillo del Nibelungo. Fraguó su universo entorno al viaje del héroe y elementos de fantasía épica. A pesar del mundo rico y detallado que creó, su labor más importante fue el trasfondo de los personajes, sentían, dudaban y cobraban una importancia mayor que en las historias anteriores. Lo que atrajo al género al gran público. La fantasía dejó de ser un género infantil para pasar a un público adulto. El Señor de los Anillos fue un verdadero referente que fue imitado hasta la saciedad.
Con el tiempo, la fantasía evolucionó y surgieron nuevas corrientes, algunas sin necesidad de elfos, enanos u orcos, abandonaban los feudos medievales. El antihéroe también formó parte de las nuevas historias, un personaje imperfecto que carece de los valores del héroe tradicional. Sus motivaciones suelen ser egoístas, preocupándose más por su supervivencia o ambiciones que por el bien común o la aceptación social.
Saga Geralt de Rivia
En este punto es cuando nace Geralt de Rivia, un antihéroe dentro de un universo que se nutre de elementos ya conocidos: sociedad medieval feudal, elementos mágicos y razas como elfos y enanos. También recoge la influencia de los cuentos europeos, con referencias al carácter grotesco de los originales pero sin sus moralejas de valores tan obsoletos. Si acaso, la moraleja que nos acaba dejando es que los auténticos monstruos son los hombres, que inventan seres perversos para eclipsar los actos depravados que ellos comenten.
Queda un largo camino que recorrer dentro de esta saga de libros. Conocer su trama y sobre todo a sus personajes, que son los que otorgan mayor valor a la obra. Aunque para ello, deberéis esperar a próximos artículos, porque lo que os he contado es tan solo el principio.
PD: Comienzo mi andadura en Youtube. Si tenéis comentarios, tanto positivos como negativos, los escucharé encantado para mejorar.
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¡Viva Geralt! Me encanta 🙂 Enhorabuena por el vídeo de YouTube, muy interesante.
¡Muchas gracias, Ana!
Nunca he leído nada de esta saga, aunque me la han recomendado mucho… Creo que quizá ya va siendo hora de que le eche un vistazo.
Un post muy interesante (como todos). Sigo leyendo 😉 .
En cuanto a fantasía, para mí es la mejor saga que existe. Te la recomiendo.
¡Gracias por pasarte!