La primera gran derrota

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El mes pasado publiqué mi primer libro y acabé estampándome contra el muro de la cruda realidad. Todos pensamos que somos especiales. No nos ocurrirá como a los demás. Nuestro libro es único, maravilloso y venderá como la espuma. Porque hemos trabajado duro, porque es una idea original. Nos conducirá a la fama y les gustará a todos. Pero nunca contamos con que a nadie le interesa, nuestro primer libro está destinado al fracaso.

Todo manual para convertirse en escritor nos habla de crearnos un blog para darnos a conocer. Un trampolín que nos acerque al público y se traduzca en ventas. Llevo más de dos años dedicado a este blog y he de reconocer que cada día me sorprende más. No me ha servido de nada.

La respuesta por parte de mis seguidores ha sido nefasta. Si hubiera publicado sin disponer de página web las ventas habrían sido idénticas. Es muy fácil pensar que he tirado por la borda un tiempo preciado que podría haber dedicado a tareas más productivas. También podría decir que mi público no ha sabido comprenderme o que son tan egoístas que no han sido capaces de darme una oportunidad. Pero sé que toda la culpa es mía, de nadie más. El fracaso me pertenece pues es lo que he tratado de cultivar todo este tiempo.

No he sabido dirigirme a mi público objetivo. No he sabido mantener a mi lado a las personas interesantes que han pasado por mi página a dejarme un poquito de su ser. Además, soy un horror comunicándome por redes sociales.

Es tiempo de meditar, de crecer y mejorar aprendiendo del fracaso. El esfuerzo invertido sí ha merecido la pena. He aprendido mucho de escritura, he conocido páginas con información interesante y a personas con gran talento, he sido constante con el hábito de la escritura y he alcanzado muchas de las metas que me había propuesto.

Una derrota no significa nada. Es algo insignificante comparado con la gran batalla que se avecina. Por ello doy las gracias. Gracias. Sin ti no sería nada.

Protagonistas femeninas

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Las películas de Studio Ghibli cuenta con grandes protagonistas

El papel de la mujer dentro de la narrativa ha permanecido durante mucho tiempo relegado a un segundo plano. Su figura siempre tomaba el rol de sumisa y servicial, siendo la amante/mujer del protagonista, a veces incluso se utilizaba a modo de premio dentro de recursos como la damisela en apuros. El género femenino se identificaba como la madre de, hija de, esposa de, etc. Cuando la encontrábamos como protagonista se las relacionaba con temas sobre encontrar el amor verdadero o similar. Afortunadamente, poco a poco el papel de las mujeres en la narrativa va ganando una mayor relevancia. Los papeles de mujeres fuertes e independientes se están volviendo más frecuentes.

En este artículo quiero hablaros de mi experiencia con protagonistas femeninas, contaros cuales fueron las primeras historias protagonizadas por mujeres que me llenaron. No intento convertirme en un experto en feminismo, ni creo que sea el más indicado en hacerlo, pero sí contaré mi experiencia sobre el tema.

Cuando somos pequeños buscamos personajes con los que identificarnos, al menos de una manera más estricta que de adultos, es normal que en edades tempranas nos sintamos más cómodos con historias con protagonistas de nuestro mismo género. Aparte, la sociedad se encarga de aclarar las “cosas que son de niños o niñas”, aunque estén equivocados. El problema es que hasta hace poco era fácil encontrar más historias protagonizadas por hombres que por mujeres. Niñas y adolescentes estaban obligadas a introducirse en la literatura, u otros formatos, con historias protagonizadas por hombres.

Reena Inverse
Reena Inverse

El primer contacto con historias que nos gustan de verdad suele ser con dibujos animados. La primera heroína de la que me hice un verdadero fan fue Reena Inverse (Slayers), una hechicera que viaja por un mundo de fantasía repleto de toques de humor. Reena no busca al amor de su vida, a ella solo le interesan las riquezas y volverse más poderosa, aunque al final se ve envuelta en una trama para salvar al mundo. Todos los bandidos le temen porque usa sus conjuros para vencerlos y robarles sus tesoros. Es una malhablada, una gritona y una glotona sin modales alguno en la mesa. En sus aventuras acaba acompañada por Gaudi, un caballero andante que no tiene nada de príncipe azul, es un formidable espadachín pero un inútil en todo lo demás, sin rastro alguno de inteligencia. Un dúo con mucho juego.

Por la misma época, un amigo me prestó algunos cómics que estaban protagonizados por una mujer, Alita (o Gunnm), una historia de la que se espera una adaptación cinematográfica para este 2018 y de la que no tengo ninguna esperanza. Alita se ambienta en un mundo postapocalíptico, en la Ciudad de los Desperdicios con una sociedad oprimida por las clases superiores que viven en un país flotante. Muchos de sus personajes, incluido la protagonista, están modificadas por cuerpos mecánicos y la ambientación rebosa de violencia. La protagonista acaba trabajando de cazarrecompensas para ganarse la vida, lo que significa vivir al borde de la muerte a cada momento.

También podría citar Ghost in the Shell, una película de animación ciberpunk protagonizada por una agente del servicio secreto japonés, considerada una obra de culto. Pero las más grandes protagonistas que he llegado a conocer jamás vienen de la mano de Studio Ghibli: Nausicaä, la princesa Mononoke, Chihiro o Ponyo. Todas personajes fuertes e independientes dentro de grandes historias que apuestan por un mundo mejor. Paradójicamente todas las grandes protagonistas de mi adolescencia llegaron de autores japoneses, aunque su cultura está considerada como machista y sexista. Gracias a ellas he normalizado el género femenino dentro de la narrativa, incluso han provocado que utilice a mujeres como protagonistas de las historias que escribo.

Hace tiempo, escuché que existe un problema dentro de la literatura, u otros formatos, donde sobre todo los hombre buscan protagonistas masculinos y las mujeres se conforman con el género de estos porque las grandes historias, o más populares, casi siempre las ha protagonizado un hombre. Imagino que muchos hombres relacionan protagonistas femeninos con temáticas románticas o parecidas. Pienso que aunque dicho género disponga de muchas seguidoras, debemos homogeneizar el sexo de los protagonistas para acabar con creencias obsoletas como que existen cosas de niños o niñas, o de hombre y mujeres.

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En mi libro encontrarás protagonistas femeninas

Por último, aprovecho para recomendar mi último libro, Sinfonía de calamidad, una recopilación de relatos de ciencia ficción y fantasía donde encontrareis a muchas protagonistas femeninas y poco romance. En cambio sí hay ciberpunk y magia maldita. También me gustaría conocer vuestra opinión y experiencias con protagonistas femeninas. Un saludo.

Sobre la ley de protección de datos

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Parece que nuestros queridos gobernantes, esta vez desde el parlamento europeo, han decidido establecer un nuevo reglamento de protección de datos (RGPD de sus siglas en inglés) que entrará en vigor el 25 de mayo. Aviso, no soy ningún experto en la materia, lo que cuento a continuación es mi opinión y si necesitáis poner vuestra web al día lo mejor es que os informéis o consultéis a un verdadero experto.

Al parecer el nuevo reglamento ha causado un gran revuelo en Internet, sobre todo por parte de los usuarios de blog que no realizan ninguna actividad comercial, ni venden productos ni ofrecen servicios, con sus webs. No han sido pocos los comentarios que he leído de personas resignadas y decididas a borrar su blog y no volver a escribir por no quedarle claro lo que hay que implementar o por negarse a presentar datos como su domicilio o nombre real. El mayor problema viene de las multas de cantidades importantes. Que si se necesita una página con las políticas de privacidad, que si una casilla de verificación cada vez que un usuario quiera comentar, enviarnos un correo o suscribirse por correo, que si habilitar la posibilidad de eliminar los datos de cualquier usuario que lo solicite, que si publicar nuestros datos personales: nombre, apellidos y dirección física.

Una vez más, en un intento por aparentar que se preocupan de nosotros, hablo de los políticos, han elaborado una serie de reglas para entorpecer las actividades de los más desfavorecidos. Me recuerda al aviso sobre el uso de cookies, que la misma ley del aviso refleja el desconocimiento que tienen sobre cómo funciona una página web. Ahora se preocupan por nuestra privacidad, debido al beneficio de ciertas empresas por el tratamiento de datos de los usuarios, el llamado Big Data, y en menor medida del email marketing, un problema de spam con el que basta con no introducir nuestro email o tener uno secundario para registrarnos en los lugares donde lo requieran. Aunque abarca más temas que no especifico.

En la mayoría de los casos, el problema de Internet con el acceso a información privada es culpa de los propios usuarios por no conocer cómo funciona una web ni detectar la falta de seguridad en los sitios. Pienso que habría que fomentar una educación sobre el uso y funcionamientos de las redes en vez de penalizar minucias, una educación necesaria por la implementación de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de todos.

A las verdaderas empresas que juegan con nuestros datos y se hacen multimillonarios (facebook, google, amazon, etc.) les bastan con anunciar una vez que han cambiado sus políticas de privacidad, avisando que entremos a revisar el centenar de apartados que no lee nadie donde nos confirman descaradamente que harán lo que les venga en gana con nuestros datos y no podemos hacer nada por remediarlo. Sin embargo, seguirán actuando del mismo modo que hasta ahora y este nuevo reglamento solo sirve para fastidiar a los pequeños usuarios que tenemos que gastar tiempo y/o dinero para aclarar nuestra situación dentro de dicho reglamento.

Incluso algunas gestorías han empezado a embaucar, cobrando por implementar información innecesaria (a base de copia y pega) sin ni siquiera medir las necesidades reales del sitio. Pero el miedo y el desconocimiento es un gran enemigo, y se valen de ello para engordar sus carteras.

Por ahí dicen que si deshabilitamos los comentarios, dejamos de utilizar email marketing y cambiamos la caja de contacto para solo especificar nuestro correo no tendremos problemas. Pero cada cual es responsable de sí mismo, no me toméis la palabra a la ligera. Informaros o pagad si eso os deja más tranquilo, incluso si os puede la desesperación borrad vuestro trabajo de tantos años y abandonadlo.

Al final, son los mismos que se aprovechan de nuestros datos quienes seguirán lucrándose sin añadir botones de verificación en sus cajas de comentarios ni afectar la experiencia del usuario. Muchos apasionados cerraran por miedo y otros se verán arruinados por no anticiparse a lo que estaba por venir cuando solo escribían por hobby un post cada pocas semanas. Si realmente con todo esto dejaran de traficar con nuestros datos y todo Internet se volviera más seguro sería el primero en aplaudir las normativas. Pero parece que escribir y opinar en la red libremente y sin trabas está cada vez más cerca de ser delito (incluso ya lo es para algunos temas).

La escuela como escenario de la trama

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La escuela de Hogwarts es muy importante en Harry Potter

Establecer una historia con un escenario escuela, universidad o cualquier otro ámbito académico es una práctica que cada vez más encuentro en los libros. Quizá por el éxito de obras como Harry Potter o simplemente por ser un lugar recurrente en el que todos coincidimos en nuestra infancia y adolescencia.

Me encontraba leyendo un libro, del que ya publicaré su reseña y no nombraré por no spoilear, y tras un comienzo maravilloso presenta un plot twist (vuelta de tuerca argumental) que conduce al protagonista a una escuela. El giro me disgustó en un principio aunque al final la historia se redime y merece la pena. Pero lo más importante, hizo preguntarme sobre los escenarios escuelas en la narrativa.

Primero pensé en la repercusión de una saga tan exitosa como Harry Potter, que al igual que otras obras en su día, ha inspirado para situar la trama dentro de un colegio. Me viene a la cabeza otro título como El nombre del viento y después llegué a la conclusión de que no conocía tantas historias que se desarrollaran en su mayor parte dentro de una escuela, aunque sí otras que la utilizaban durante cortos periodos de tiempo como Ready Player One. Tampoco soy muy fan de las novelas juveniles y quizás en ellas abundan más.

Entonces entendí la efectividad de presentar a los personajes en dichos escenario, algo que me hizo recordar las partidas de rol de hace años y lo tímido que nos mostrábamos los jugadores poco experimentados en el primer contacto del mundo de la partida, en las presentaciones. Del mismo modo, el máster trataba de plantear situaciones para que los personajes se juntaran y continuáramos el juego juntos.

Un escenario escolar sirve como excusa en la trama para que se junten los personajes, para enfrentar a los protagonistas contra los estudiantes conflictivos o los profesores déspotas. Producen una evolución en los personajes a través del estudio y explican los componentes fantásticos cuando el género es de fantasía o ciencia ficción. Es un recurso muy potente para la trama sin tener que inventar decenas de situaciones efectivas y veraces.

Por otro lado, las instituciones académicas las hemos sufrido todos en algún momento de nuestras vidas, lo que provoca sentirnos identificados. En el pasado no era tan común estudiar, muchos jóvenes abandonaban por trabajo u otras situaciones personales. Si además la obra se dirige a un público juvenil, es más fácil conectar proponiéndoles un mundo parecido al ambiente donde conviven día a día. Por estas razones, creo que este escenario es una respuesta lógica a la situación que vive la sociedad actual y no una simple moda derivada de una obra de éxito. También lo veo muy útil para presentar un mundo sin quebrarnos mucho la cabeza, al menos al principio.

Y vosotros, ¿qué opináis de las historias que se sitúan en escuelas?

Networking para tener éxito y la figura de autoridad

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Dependemos de nuestros contactos y popularidad

Tras pasar más de dos años escribiendo artículos en el blog, y mi primer libro casi listo para su lanzamiento, me he percatado del elemento más relevante para triunfar en este mundillo, el networking. Da igual todo lo demás, si tu contenido es mediocre o la octava maravilla del mundo, los contactos y tu influencia es lo que marcará el éxito.

Para los que no sepan de lo que hablo, el networking es la rama del marketing que explica cómo establecer y mejorar las relaciones con otros profesionales del mismo entorno. Con Internet se vuelve una tarea sencilla, aunque sea más profunda de lo que parece.

Seguir a alguien por redes sociales es la primera chispa para entablar relaciones con otros profesionales, en este caso de la escritura pero compatible para cualquier ámbito laboral. Compartir el contenido que nos gusta, comentar artículos de los blogs, enviar correos electrónicos solicitando colaboraciones o pidiendo reseñas de nuestra obra e incluso asistir a eventos para conocer personalmente a otras personas que se dediquen a lo mismo que nosotros.

En estos dos años escribiendo artículos y trabajando en mis historias también he dedicado tiempo a estudiar a las cabezas visibles de la escritura independiente en España. Seguro que os vienen varios nombres a la cabeza. Algunos disponen de mayor calidad que otros, complementan su trabajo como escritores con otros servicios como cursos, correcciones, informes de lectura, orientación y marketing, etc. pero algo que tienen en común es que se mueven por el mismo círculo de contactos, se recomiendan los unos a los otros en post o redes sociales y colaboran entre sus canales de comunicación.

Pero no basta con ponernos en contacto o compartir su contenido para que nos acepten, si lo hacemos nos mirarán con lupa y reflexionarán durante unos instantes si merecemos la pena o ganan algo con nuestra colaboración (básicamente valorarán nuestra calidad y cantidad de seguidores). Aunque no perderemos nada por ponernos en contacto con ellos, lo viable es hacerlo primero con gente de un impacto parecido al nuestro.

Al final dependemos de nuestras habilidades sociales, de nuestra inteligencia emocional, y la calidad de la novela en la que tanto hemos trabajado queda relegada a un segundo plano (aunque es cierto que algo repercute). Quiero aclarar que esto se aleja de una pataleta en la que me queje que soy mejor ellos y merezco más visibilidad (antes debería terminar y publicar alguna de mis obras) sino que vivimos en un mundo donde nos sometemos en mayor medida a la influencia que ejercemos los unos en los otros.

Hace un tiempo escribí sobre la muerte del autor, una idea filosófica sobre la influencia que ejerce un texto sobre el lector y cómo participa el autor.

A partir de este punto, reconozco que mis capacidades sociales no son extraordinarias, incluso diría que estoy por debajo de la media, al esfuerzo de escribir y generar contenido para el blog tengo que sumar la angustia del networking. Mi círculo de contactos no es muy grande, ni pienso que lo haya trabajado lo suficiente, aun así, continuaré escribiendo, estudiando y desarrollando mis habilidades narrativas.

La figura de autoridad

¿Leemos libros o leemos a personas? La figura de autoridad es la persona o entidad que influye para los consumir productos con los que está relacionado. Vemos películas porque nos gusta cierto actor o porque confiamos en su director, compramos un producto o contratamos cierto servicio por que un famoso sale en el anuncio, leemos algún libro porque lo ha recomendado la persona influyente a la que sigo en redes sociales desde hace tiempo.

La figura de autoridad es un atajo. Gracias a Internet muchas personas pueden acceder a nuestro contenido o adquirir nuestro producto. En el caso de los libros de ficción, Amazon facilita la publicación a muchos autores que no tienen que pasar por un proceso de selección editorial. Pero por contra, también ha aumentado la cantidad de libros disponibles y es sencillo comprar un libro con una calidad más que cuestionable y por ello no nos fiamos de cualquiera.

Para nuestra cabeza es más cómodo confiar en alguien popular que rebanarnos los sesos, pensar e informarnos. La figura de autoridad nos condiciona a la zona de confort, nos adoctrina con sus gustos y preferencias. Quizás deberíamos tener en cuenta sus recomendaciones pero siempre con criterio e informándonos por nuestra cuenta antes de actuar como pretenden que lo hagamos. Sin embargo, la misma recomendación por parte de un desconocido o persona poco influyente pasa desapercibida, a pesar de que cuente lo mismo.

Al final, somos responsables de confiar ciegamente en estas personas e incluso influimos en otros en mayor o menor medida. Ahora vuelvo a plantearos la misma pregunta: ¿leemos libros o leemos a personas (o lo que quieren dichas personas)?

La premisa: la semilla de toda gran historia

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Toda historia cuenta con un origen

El comienzo de una historia es la pesadilla de todo escritor novel, el pánico al papel en blanco (o pantalla de ordenador) sin saber cómo empezar. Nunca recomendaré esperar la llamada de la inspiración para escribir la palabra idónea, no existe ese haz de luz divina que nos embarga y susurra al oído oraciones ingeniosas. La inspiración es la excusa que se imponen los que tienen miedo al fracaso, los que prefieren procrastinar su sueño de convertirse en escritor por una tarea más rápida y satisfactoria.

Para los momentos vacíos de creatividad aconsejo utilizar la premisa. La premisa es una pregunta, un detonante que nos plantea situaciones, nuevos mundos, personajes y todo el universo que rodea a una historia. ¿Qué ocurriría si los hijos de familias enfrentadas se enamoraran? Así nació Romeo y Julieta. ¿Qué ocurriría si viajáramos al futuro? ¿Qué ocurriría si colonizáramos Marte? ¿Y si solo quedara un hombre en la Tierra?

Las premisas son la fuente de inspiración de todo escritor, aunque no seamos conscientes de ello. Trabajar con una pregunta abierta nos propone un sinfín de posibilidades, el ¿qué ocurriría si…? es demasiado genérico, libre a la interpretación de cada uno. Pero antes de rendirte a la hoja en blanco responde a alguna premisa sobre lo que te gustaría escribir. Es un buen comienzo para desarrollar una historia, una base, un origen.

La premisa no es rígida, es flexible y maleable. A lo largo del desarrollo de una historia se puede cambiar e incluso obviar la pregunta. Conforme inventemos situaciones hipotéticas desarrollaremos el tema que trataremos, los personajes con sus características y las tramas que conducirán a éstos.

Las premisas las encontramos en la experiencia: cuando viajamos en autobús, escuchando música, cuando conversamos con amigos o desconocidos, de fiesta, paseando por el parque o donde sea. En el instante que nos invada la cabeza debemos anotar esa ideas en nuestra libreta o móvil. La experiencia nos alerta con visiones que hay que aprovechar. No confiéis en la memoria, apuntadlo.

En el momento de escribir, de comenzar un nuevo cuento o novela. Coge tus apuntes, examina las ideas y responde preguntas. Trabaja en torno a una premisa para construir una gran historia. No esperes a la inspiración. Trabaja y aprovéchate de ella.

Y ahora os propongo una pregunta, ¿qué ocurriría si comentáis que os ha parecido lo que os he contado y si creéis que os servirá de ayuda?