La escuela como escenario de la trama

hogwarts escenario escuela
La escuela de Hogwarts es muy importante en Harry Potter

Establecer una historia con un escenario escuela, universidad o cualquier otro ámbito académico es una práctica que cada vez más encuentro en los libros. Quizá por el éxito de obras como Harry Potter o simplemente por ser un lugar recurrente en el que todos coincidimos en nuestra infancia y adolescencia.

Me encontraba leyendo un libro, del que ya publicaré su reseña y no nombraré por no spoilear, y tras un comienzo maravilloso presenta un plot twist (vuelta de tuerca argumental) que conduce al protagonista a una escuela. El giro me disgustó en un principio aunque al final la historia se redime y merece la pena. Pero lo más importante, hizo preguntarme sobre los escenarios escuelas en la narrativa.

Primero pensé en la repercusión de una saga tan exitosa como Harry Potter, que al igual que otras obras en su día, ha inspirado para situar la trama dentro de un colegio. Me viene a la cabeza otro título como El nombre del viento y después llegué a la conclusión de que no conocía tantas historias que se desarrollaran en su mayor parte dentro de una escuela, aunque sí otras que la utilizaban durante cortos periodos de tiempo como Ready Player One. Tampoco soy muy fan de las novelas juveniles y quizás en ellas abundan más.

Entonces entendí la efectividad de presentar a los personajes en dichos escenario, algo que me hizo recordar las partidas de rol de hace años y lo tímido que nos mostrábamos los jugadores poco experimentados en el primer contacto del mundo de la partida, en las presentaciones. Del mismo modo, el máster trataba de plantear situaciones para que los personajes se juntaran y continuáramos el juego juntos.

Un escenario escolar sirve como excusa en la trama para que se junten los personajes, para enfrentar a los protagonistas contra los estudiantes conflictivos o los profesores déspotas. Producen una evolución en los personajes a través del estudio y explican los componentes fantásticos cuando el género es de fantasía o ciencia ficción. Es un recurso muy potente para la trama sin tener que inventar decenas de situaciones efectivas y veraces.

Por otro lado, las instituciones académicas las hemos sufrido todos en algún momento de nuestras vidas, lo que provoca sentirnos identificados. En el pasado no era tan común estudiar, muchos jóvenes abandonaban por trabajo u otras situaciones personales. Si además la obra se dirige a un público juvenil, es más fácil conectar proponiéndoles un mundo parecido al ambiente donde conviven día a día. Por estas razones, creo que este escenario es una respuesta lógica a la situación que vive la sociedad actual y no una simple moda derivada de una obra de éxito. También lo veo muy útil para presentar un mundo sin quebrarnos mucho la cabeza, al menos al principio.

Y vosotros, ¿qué opináis de las historias que se sitúan en escuelas?

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Por otra parte, tengo una gran noticia. ¡Dentro de poco publicaré mi primer libro! Ya dispongo de la portada, estoy pendiente de recibir el documento corregido y revisado. Mi idea era lanzarlo en marzo pero con la Semana Santa de por medio seguro que llegará en abril. Os mantendré informados.

[Relato] Un acto de amor

Crónicas de la Biblia de Aglaia IV

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Capítulo anterior

—La dirección indica el siguiente cruce —dijo Astra.
—Lo mismo dijiste antes —reprochó Giles.
—Lo dije antes de que nos llevaras por el lado equivocado.
—¡Solo te sigo!
—¡Calla! —instó Astra—. Hemos llegado.
Una hilera de chabolas formaba el callejón. Unos niños quedaron absortos al ver a la pareja pasar por allí, corretearon alrededor de ellos con sus ropas roídas y los rostros llenos de mugre. Pocas veces encontraban unos aventureros en su zona de juegos.
—¿Estás segura que nos pagarán bien? —comentó Giles.
—Sí, en el anuncio de la posada hablaba de una generosa recompensa. Quienes buscan los servicios de un hechicero saben a lo que se enfrentan si no pagan el precio acordado. Es aquí.
A Astra le llamó la atención una pequeña talla de madera con forma de demonio sobre la puerta. Cuando llamó, alguien entre abrió y asomó su ojo por la ranura.
—¿Quién es? —dijo una voz de mujer.
—¿Vania? Soy Astra. Leí el anuncio que dejaste en la posada, soy hechicera.
La puerta se abrió del todo.
—Adelante —dijo la joven—. Sed, bienvenidos.
La chica era de una hermosura imposible de explicar aunque vestía ropas humildes. Lucía un pelo color azabache que le llegaba hasta la cintura. La casa era pequeña pero acogedora, la ventana no dejaba entrar mucha luz. Vania les invitó a sentarse y ofreció una taza de té verde.
—Necesito ayuda con mi amado, Ícaro. Pasó hace varias semanas, comenzó a sentirse más fatigado y cansado de lo normal. A pesar de guardar cama y alimentarse todo lo que pudo, la situación empeoraba a cada día que pasaba. Ahora apenas tiene fuerzas moverse. Estoy muy preocupada.
—Astra no es una curandera —cortó Giles.
—No te metas —espetó la bruja—. Supongo que si me necesitas es porque imaginas que se trata de alguna maldición.
—Sí —respondió la joven.
—Entonces condúceme hasta él.
Vania agachó la cabeza y cerró los puños.
—No puedo —dijo—. Su familia no le permite verme, llevamos nuestra relación a escondidas. Él es un noble, y yo….
Las lágrimas no le dejaron terminar.
—¡Vamos! No te pongas así —dijo Astra tratando de calmarla—. Dime dónde vive, nos ocuparemos nosotros.

* * *

En el barrio rico todas las viviendas estaban resguardadas por muros de piedra. El hogar de Ícaros lo precedía un pórtico de acero en forma de alas.
—Solo queremos ver a Ícaros —replicaba Astra—. Si es una maldición lo que padece lo curaré.
—No necesita la ayuda de ninguna vagabunda —impuso el noble entre los guardias de la entrada—. El problema de Ícaros es esa fulana, seguro que le ha transmitido alguna enfermedad rara.
—¿Enfermedad?
—Sí, esa mujer es una puta. Mandé a uno de mis hombres para confirmarlo. Largaos de aquí o llamaré a la guardia.

Astra y Giles se marcharon dando la vuelta por el recinto.
—Esto cada vez se pone más turbio —bufó Astra.
—Si se quieren deberían dejarlos en paz —sugirió Giles—. Siempre que los dos estén de acuerdo.
—¿Notaste algo raro en Vania?
—Dudaba de dónde sacaría el dinero para pagarte. Ahora lo sabemos.
—No me refería a eso. Le envolvía un aura mágica, no es humana.
Astra permaneció pensativa.
—De todos modos si no vemos a Ícaro no nos pagaran —agregó—. Me dan igual sus problemas.
—No todo en la vida es dinero.
—Sin dinero nos moriremos de hambre. Además, te recuerdo que estás en deuda conmigo por permitirte acompañarme.
Pararon en el punto opuesto de la entrada.
—Quédate vigilando —dijo antes de escalar el muro.
En el otro lado todo era tranquilo. Los pájaros cantaban al ritmo del agua que corría por la fuente. Las esculturas adornaban la vegetación colorida. Astra percibió a dos guardias patrullando pero resultó fácil evadirlos entre los matorrales.
Espió las ventanas del edificio hasta que encontró una habitación donde la luz del sol entraba abrigando a una persona en la cama.
—Tú debes de ser Ícaro —anunció mientras saltaba por la ventana.
—Me sorprendería de ver a alguien entrada por la ventana si no la hubiera usado cientos de veces para salir —dijo con voz débil.
—Querrás decir para escapar a ver a Vania.
Astra se acercó y encontró a una persona consumida, casi en los huesos, con aspecto de anciano.
—¿Te manda Vania? ¿Cómo se encuentra? Hace días que no sé de ella.
—Preocupada por ti, por lo demás perfecta. Me envió para ayudarte.
Extendió los brazos y clamó un hechizo de sanación en la lengua antigua. Posó las manos en las extremidades y masajeó las articulaciones. Después, examinó el pecho y el estómago.
—¿Te sientes más relajado?
—Sí —dijo Ícaro con fuerza—. ¿Me has curado?
—No, solo es un hechizo de regeneración. Ya estabas curado. Tardarás un mes en volver a la normalidad, quizás más. Hasta entonces descansa.
—¿Qué me ocurría?
—¿Sabes lo qué es Vania en realidad?
—Sí.
—No me refiero a ser prostituta sino que no es humana.
—Lo sé, no me importa. La amaré siempre.

* * *

Astra pidió a Vania que se encontraran en las afueras de la ciudad, junto a un gran roble que se erigía en un claro del bosque. La joven llegó a la hora convenida, con la ropa humilde de siempre y una tranquilidad rebosante de tristeza.
—Sabías el problema desde un principio, ¿verdad? —dijo la bruja.
Vania asintió. Parte de la ilusión había desaparecido, sus ojos se volvieron totalmente oscuros, sin iris. La lengua asomaba bífida entre los labios y sobre la cabeza adornaban cuernos de cabra. Lanzó una bolsa.
—Es todo lo que tengo, todo tuyo.
Astra agarró el dinero al vuelo y dirigió la palma de su mano contra el demonio.
—Los súcubos encantáis a vuestras victimas para mantenerlas bajo control, pero a veces el hechizo se refleja y os enamoráis mutuamente. ¿Pensabas que prostituyéndote se salvaría?
—También traté de abandonarlo, pero mi amor es demasiado fuerte.
—¿Sabes que si él muere se romperá el hechizo y te olvidarás de él?
—Sí. Prefiero que él se libere.
—Entonces cierra los ojos.
La bruja cantó el hechizo, agarró la trenza pelirroja que colgaba de su cuello para amplificar el efecto y miró por última vez al súcubo. Permanecía serena, a diferencia de Astra que le temblaban las piernas y se le quebraba la voz.
—¡Pilar de llamas! —gritó con lágrimas en los ojos.
Una columna de fuego rodeó a su objetivo, desvelando las garras de las manos y las pezuñas de los pies. El fulgor desintegró el cuerpo hasta que solo quedaron cenizas.

Continuará…

@NeoToki0

Nueva etapa de Mundos de Leyendas

Hay cambios en la página Mundos de Leyendas, he comprado un dominio propio. Desaparece la coletilla .wordpress.com de la dirección, lo que da un aspecto más profesional a la web. Quizás encontréis modificaciones estéticas en los próximos días.

El principal cambio de cara a vosotros, mis lectores, es el fin de la publicidad. No repercutía en mí de forma económica ni disponía de poder para elegir el tipo de publicidad y dónde colocarla. Mejor que desaparezca.

No se verán afectados los enlaces hacia mi página de vuestros artículos, listas o reblogeos. Los enlaces con la coletilla .wordpress.com seguirán funcionando.

Me queda comprobar si repercutirá en los buscadores. Ya he toqueteado configuraciones y no existiría problema en principio. Aunque es problema mío si desciende el tráfico de la web durante un tiempo hasta que se estabilice.

Por mi parte, seguiré trabajando en cuentos y publicando nuevo contenido que os ayude a escribir. Y pronto espero anunciar alguna sorpresa.

Un saludo.

@NeoToki0

[Relato] El acuerdo

Crónicas de la Biblia de Aglaia IV

Taberna posada

Capítulo anterior

—Así que eres un caballero de Argus —dijo Astra—. Entonces eres rico. Siempre pensé que en vuestra peregrinación os acompañaba un gran séquito.
—Mi familia es noble, cuenta con grandes guerreros —entonó Giles—, pero su riqueza está lejos de las grandes casas. Solo me ofrecieron para el viaje la espada de mis ancestros y unas cuantas monedas que ya gasté.
—Una manera muy romántica de llamarse pobre. Por un momento imaginé que se acabarían mis problemas con el dinero.
—¿Qué quieres decir?
—¡Ah! —interrumpió Astra—. Por fin llega la comida.
El posadero colocó en la mesa varios platos de carne al horno acompañados de estofado y cerveza fría.
Astra agarró un trozo de carne y devoró hasta dejar el hueso limpio.
—Para ser tan delgada comes como una bárbara del este. ¡Ay!
Astra asestó una patada por debajo de la mesa en la espinilla de Giles.
—¡Estúpido! —bramó con la boca llena—. Ya te he contado que provengo del valle de Neryn. Acaso no escuchas o simplemente está vacía tu cabeza.
—Ese plato es mío —reprochó Giles.
Se unió al banquete, demostrando que tampoco contaba con ninguna vergüenza. El escándalo llamó la atención de las mesas cercanas que murmuraban sobre los modales la pareja.

¡Estaba todo riquísimo! —dijo Astra mientras palmeaba su estómago hinchado.
Apuntó con el tenedor a Giles que la observaba con descaro.
—Ni se te ocurra comentar eso que piensas.
—Entonces cuéntame por qué vienes de tan lejos.
—Muy fácil, para convertirme en la hechicera más poderosa que jamás haya existido.
—No creo que solo te mueva el poder, no pareces una persona malvada.
—Por supuesto que no —respondió molesta—. La gente de mi pueblo se convirtió en obsidiana debido a una maldición. Ninguno de los elementos mágicos contempla el paso de esa piedra a carne. Ni siquiera sé si podría traerlos de vuelta con vida.
Astra agarró la trenza pelirroja de su madre.
—No importa —agregó—, es algo que no entenderías. Demasiada información para un zopenco como tú.
—Ya entiendo, por eso robaste el manuscrito de la Biblia de Aglaia. Buscas un encantamiento que cure a tu gente. Hace miles de años que se perdieron los hechizos más poderosos.
—¿Cómo sabes sobre la Biblia y sus encantamientos? La mayoría de gente piensa que son la herencia de una antigua religión.
—Mi familia no cuenta con mucho dinero, pero las historias de mis antepasados son transmitidas a cada nueva generación. En algunas hablan sobre los fragmentos de la Biblia.
—En mi viaje encontré muchos hechizos poderosos pero me temo la solución se encuentra en una copia completa de la Biblia de Aglaia.
Giles se levantó y desenvainó su arma para colocarse de rodillas ante Astra.
—Entonces —gritó—, en nombre de mi familia prometo ayudarte a encontrar la forma de romper la maldición de tu gente, aunque ello signifique un riesgo mortal.
—¿Qué hablas? Busca algunos bandidos y regresa a tu hogar. No tienes que acompañarme, idiota. Además, todos nos están mirando. No me avergüences.
—Mis antepasados son recordados por sus grandes gestas. Hasta ahora no había encontrado una tarea a la altura. Nada me detendrá hasta que encontremos la Biblia.
—Cabeza hueca —suspiro Astra—. Está bien, levanta ya. Pero tendrás que pagarme con creces esto, solo saldarás este favor cuando me pagues una gran fortuna.
Giles asintió sonriente y estrecharon la mano.
—Ya se ha hecho tarde —sugirió la chica—, me marcho a mi habitación a descansar.
Se alejó hasta la barra para hablar con el posadero señalando a Giles. Luego, el posadero se acercó a la mesa mientras Astra subía las escaleras.
—La señorita ha dicho que usted se encargará de la cuenta.
—¡Ah! Maldita bruja —maldijo—. No me queda dinero.

Continuará…