Recurso: la damisela en apuros

princess another castle
Muchos videojuegos también recurren a la damisela en apuros

La damisela en apuros es un recurso narrativo que sirve como detonante para que se produzca la acción. La chica es apresada por los malos y el héroe debe luchar contra las adversidades para salvarla. Es fácil y sencillo, rescatar a la damisela no tiene que ser el objetivo final de la aventura, puede introducirse como una subtrama dentro de la principal.

Aunque con el recurso encontramos un gran inconveniente, crea una figura débil e ingenua de la mujer por la sencillez de encontrarse en aprietos. Por otro lado, la necesidad de que el héroe la salve relega a la mujer a la figura de objeto, un premio para el protagonista por enfrentarse a innumerable peligros. Cuántos rescates habremos conocido que acaban en un beso.

La damisela en apuros se ha repetido tanto a lo largo de la historia que más que en recurso se ha convertido en un cliché narrativo. Lo encontramos en la mitología griega, desde entonces lo hemos visto en películas, libros y cualquier otro medio capaz de contar una historia y seguirá siendo utilizado en el futuro.

Evolución de la damisela en apuros

La solución más intuitiva es dejar de implementarlo en nuestras historias, o invertir los roles. Chica salva a chico. Pero desde mi punto de vista lo mejor sería reinterpretar su concepto. Evolucionar a un peldaño que no sugiera características negativas hacia la mujer.

Si necesitamos de un personaje para provocar la acción, quizás los niños sean mejor opción que una mujer. Niño o niña son personajes más débiles que cualquier adulto. También son personajes que empatizan con los lectores. Tienen una edad en la que nadie desea que les pase nada malo, los protagonistas se esforzarán por salvarlos.

Por otro lado, se puede buscar una causa de rapto por parte de los enemigos que no implique debilidad por parte del personaje apresado, que podría ser hombre o mujer. Como que acceder a la base enemiga para espiar o conseguir algún objeto pero la descubrieron. Una de las formas de salir de los clichés es pensar varias situaciones para un mismo momento y desarrollar la que más nos convenza. Después, en caso de apresamiento, podría ser ella misma, o él, quien consigue escapar valiéndose de su ingenio. Sin necesidad de que venga un príncipe a lomos de un caballo blanco a rescatarla.

Al final, si queremos alejarnos de cualquier recurso cliché lo que necesitamos es pensar situaciones. Conocer el mundo que hemos creado. Pensar diferentes alternativas para la misma situación y trabajar en nuestra historia es lo que generará valor. Lo fácil es recurrir a lo obvio o negarnos a utilizarlo por sus connotaciones negativas.

Lo que busco dentro de un libro

caracteristicas dentro buen libro
¿Lees para entretenerte o para crecer?

La definición de un buen libro (novela) es algo complicado, seguro que hay estudiosos en la materia que sacan a relucir los aspectos más relevantes para catalogar una lectura de buena. Pero a la hora de considerarla como buena o mala siempre tendremos en cuenta aspectos objetivos, siempre existen personas que consumen literatura que para la mayoría es considerada de mediocre pero la disfrutan.

Por ello, en vez de tratar de definir los elementos que debe contener todo buen libro, detallaré qué busco personalmente dentro de ellos. Una lista de características que por sí solas generan valor durante una lectura. Mientras más elementos incluya de los que citaré a continuación más me gustará el libro y mientras menos, o ninguno, más turbia será la experiencia.

Una escritura agradable

Una prosa ágil y llevadera, capaz de transmitir sin estructuras complicadas, es un punto a favor para una obra. Esta característica hace más accesible al libro, sin tener que releer pasajes que nos saquen del estado de lectura.

Que una lectura sea agradable hace pasar por alto otros errores. Si una obra se vale de recursos tramposos para avanzar, la complejidad de comprensión amplificará los defectos. Los clásicos suelen contar con una lectura más pesada, al contar con tantos años, pero suelen disponer de otros elementos que les dotan de valor.

Personajes complejos que se dejen querer

Los personajes son el principal motor de una obra, ellos mueven la trama y sufren los acontecimientos. Se relacionan entre sí y cuentan sobre el mundo donde viven. Los personajes siempre deberían copar más palabras que las descripciones.

Hay libros donde los personajes son planos, un grupo de clones que tan solo se diferencian por sus nombres. Los personajes deben tener algún elemento a destacar, ya sea su forma de hablar, sus manías, comportamientos o defectos. Encontrar personajes que se graben en la memoria provoca que recuerde su historia con nostalgia.

Desconectar de la realidad

Me encanta introducirme en un libro y cuando saco la cabeza de sus páginas, mirar el reloj, descubrir como han pasado horas y horas. Desconectar. Olvidar lo que me rodea, los problemas, las preocupaciones o el trabajo.

Esta característica depende de muchas otras, pero se trata de encontrar una historia sutil, que nos enganche en otra realidad con situaciones de intriga o tramas interesantes. Una historia debe introducirnos poco a poco en su interior, con transiciones que sean agradables y no rompan el ritmo, como unas caricias antes del sexo.

Experimentar sentimientos

Una cosa es contar una historia, una lucha, un romance o situación de miedo, y otra sentir lo que ocurre en dicha escena. Es muy fácil decir que un personaje entra en casa, pero no todos los autores se detienen a contar cómo inundan la habitación con su aroma, clava su mirada en la otra persona y se preocupa por invadirnos con su presencia.

Hacernos sentir es el principal objetivo que debería marcarse cada libro. Los sentimientos son la llave para creer que una obra de ficción es real.

Una trama sin trampas

Tarde o temprano, los defectos o trampas de una trama salen a relucir. Las trampas vienen cuando las situaciones o conflictos se solucionan de forma artificial o con elementos que no estaban presentes anteriormente en la historia, a lo Deus Ex Machina.

Prefiero una narrativa sencilla pero estable a otra con situaciones enrevesadas que solo hacen complicar más la historia hasta llegar a un final improvisado por el autor y sin ningún respaldo narrativo. Escribir no es poner una palabra detrás de otra, hay que trabajar la estructura narrativa.

Al terminar me haga pensar

No hay nada mejor al terminar un libro que tomar un tiempo de reflexión sobre él, cuando te lo permite. Cuestionar la conclusión que presenta, evaluar el final abierto o sin explicaciones detalladas. Pensar en las ideas que trata, hasta el punto de replantear nuestra forma de vida o la propia existencia.

En la actualidad existen muchos libros de usar y tira que una vez los acabamos no volvemos a pensar en ellos, incluso en poco tiempo olvidamos su contenido. Al final, los buenos libros son los que dejan huella en nosotros. A veces depende de cuando los leemos, otras es que simplemente estamos ante una obra maestra atemporal.

Y vosotros, ¿qué buscáis en un libro?

Los mejores libros leídos en 2017

jardines de la luna
Ilustración de Los jardines de la Luna

Estas vísperas de Navidad y Año Nuevo se han juntado con algunos problemas personales que han provocado despreocuparme un poco del contenido del blog. He pensado contar mis lecturas favoritas del año para despedir el 2017 y de paso desearos una Feliz Navidad y próspero Año Nuevo a los que me han acompañado un año más en Mundos de Leyendas y a todos los nuevos. Que el año próximo os traiga mucha salud, amor, lecturas y ganas de escribir. Sin más, os dejo con mis lecturas favoritas:

Trinity Blood: desde el Imperio

Libro de Sanao Yoshida donde presenta una Europa fantástica donde los vampiros se enfrentan a los agentes del Vaticano con una tecnología heredada de artefactos de civilizaciones pasadas. El primero de una saga con grandes influencias del anime, muy sencilla y accesible. De hecho su sencillez por contar sin necesidad de recursos complejos ni palabras cultas es lo que más me gustó y me cautivó desde el principio

Histerias Ficticias

Una recopilación de relatos de Nicholas Avedon donde no encontraremos finales felices ni a héroes invencibles. Tal y como en la vida real. Desborda una decadencia poética que me enamoró por contrastar con la panacea de pensamiento positivo que nos vende por todas partes en la actualidad. La novela 11,4 sueños luz la tengo calentita en mi biblioteca de amazon para leerla a principios de 2018.

Lágrimas en la lluvia

Un libro de Rosa Montero, donde mezcla un futuro influenciado por Blade Runner (me lo dejó un amigo cuando vimos la nueva película en el cine) con una historia de detectives en España. Replicantes, drogas que introducen recuerdos en las personas y una trama llena de misterios a punto de desencadenar un terrible enfrentamiento entre las personas humanas y replicantes.

Neuromante

Historia donde Gilliam Gibson comenzó el subgénero Ciberpunk, para más información tengo un artículo de neuromante.

Los jardines de la Luna

El primer libro de la saga Malaz: libro de los caídos de Steven Erikson. Todavía no lo he finalizado, pero con tres cuartas partes leídas lo sitúo como el mejor libro que ha pasado por mis manos este 2017. Un mundo de fantasía en constante conflicto bélico, conspiraciones y decenas de personajes para contar una historia compleja por lo que se ha hecho famosa. Prometo reseña.

La muerte del autor

La muerte del autor
¿Por qué debería morir el autor?

Hoy quiero hablar sobre la muerte del autor, un tema muy interesante a la hora de valorar una obra. No tiene nada que ver con técnicas narrativas, es una teoría sobre el enfoque que tiene actualmente un lector al leer un texto.

¿Qué es la muerte del autor?

La muerte del autor, o la desaparición del autor, es una idea filosófica de la literatura moderna donde se especula sobre la relación que existe entre un lector y un libro. La teoría cuenta que aunque el autor participa en la escritura, durante la lectura solo existe un texto y quien lo consume. Cuando un autor finaliza un texto deja de pertenecerle, pasa a disposición de la cultura, de la gente. Cada persona asimilará la historia de distinta forma, sufrirá diferentes interpretaciones como lectores pudiera tener.

Toda historia ya se ha escrito con anterioridad. No existe nada nuevo, cada texto que leemos es una recopilación y reinterpretación de otros anteriores. A pesar de existir infinidad de ideas, no pertenecen al autor, derivan de otras. Por esta razón una obra no le pertenece.

Roland Barthes: La muerte del autor

Rolanf Barthes (1915-1980) fue un escritor y filósofo francés que escribió una teoría titulada “La muerte del autor”. Redefinió el concepto de autor con un análisis donde explicaba que la escritura es un acto de reconstruir, de reformar textos anteriores que pertenecen a la cultura. Aquí es donde el autor muere. Un autor trata de apropiarse de una ideas culturares, poniendo al día historias del pasado, mostrando su propio punto de vista.

Barthes aseguraba que el autor debe desaparecer, para dar paso a la interpretación de los lectores. Los autores son una figura moderna que tratan de beneficiarse con una recopilación de citas ya existentes. Dotándolas de una firma, tratándolas como propias y originales. La idea de pertenencia llegó a la literatura moderna con una clara influencia capitalista.

La teoría es mucho más compleja pero su conclusión discutía sobre la importancia que se le da actualmente al autor por encima de la obra. El mayor ejemplo son las editoriales, no buscan libros por muy buenos que sean sino autores que puedan contribuir beneficios. Otro ejemplo son los grandes escritores, con solo saber que ellos están detrás van a vender más que el mismo libro con la firma de un desconocido.

Michel Foucault: ¿Qué es un autor?

Michel Foucault (1926-1984), escritor, historiador y filósofo que trató la muerte del autor con su texto “¿Qué es un autor?” Expone la idea de obra como un modo de que el autor sobreviva a la muerte, dotando a su trabajo de una huella para recordarlo si cuenta con la suficiente importancia. Conocemos a muchos autores del pasado porque sus títulos perduraron y se les atribuyen. Entonces es cuando se pregunta qué es una obra, con un resultado parecido al de Barthes. La obra es una recopilación de textos anteriores donde el autor no es el propietario absoluto ni responsable de las ideas que plantea.

Una obra es la agrupación de citas donde todos podemos participar: utilizándolas, cuestionándolas o discutiendo sobre ellas. Si un autor se apropia de unas ideas, este transcenderá tras su muerte al convertirse en una extensión de su trabajo.

La obra debe matar al autor para devolver esas ideas a la sociedad. Para Foucault el autor es una manera de individualizar un contenido global.

La importancia del autor en la actualidad

La muerte del autor da pie a discusiones muy interesantes. La más relevante es como la persona detrás de una obra es tan importante como para decidirnos por leer un título o, todo lo contrario, no querer saber nada de su trabajo.

stephen king el resplandor
Portada de El resplandor

Cualquiera que observe una portada de Stephen King, Kell Follen o cualquier otro autor reconocido notará como su nombre destaca incluso sobre el título, ocupando el mayor espacio posible. Su nombre es sinónimo de ventas, en este punto observamos como su obra da igual, el autor eclipsa el contenido.

A la hora de valorar un contenido también tenemos en cuenta a quién lo escribe. Si leemos un autor que nos apasionan tenderemos a fijarnos en lo positivo y pasar por alto los defectos. Por contra, están los autores que nos disgustan, donde cada minucia fuera de lugar será la excusa perfecta para ponerlo a parir.

Un ejemplo recurrente es Hitler, el cual aparte de ser responsable de uno de los episodios más terribles de la humanidad era pintor y escritor. Solo por la figura que nos ha llegado de él, tratar de reconocer su talento artístico es un ejercicio que acaba influenciado de algún modo. No podemos ser objetivos independientemente de la calidad que tengan. La figura del autor acaba condicionando la obra.

Incluso hubo épocas donde las mujeres tenían que firmar con un apodo masculino para conseguir publicar, en un acto machista por parte de la sociedad donde la mujer era repudiada como autora. Sin valorar el contenido como tal.

Cuando el autor no muere

A pesar de lo interesante que pueda ser la muerte del autor es un concepto que no se llega a aplicar. A día de hoy, el nombre del autor es lo más relevante para alcanzar el éxito en el mundo de la escritura. Solo hay que ver la importancia de tener un blog, participar en las redes sociales y construir un nicho que se convierta en público objetivo.

Del mismo modo, cuando un autor hace comentarios controvertidos respecto a ciertos temas muchos evitan consumir sus obras como rechazo. Valorando las ideas del autor sobre la calidad del producto.

La mayoría de personas no lee obras sino que lee autores. También es consecuencia de ir a lo seguro. Si nos gusta el estilo o las historias de un autor determinado, para qué perder el tiempo con alguien nuevo. Nos vemos influenciados a la hora de consumir. Hasta un Youtuber venderá muchísimo por su popularidad aunque encontremos una calidad mediocre o cuando escriben por él. Pero esto ya sería entrar en un concepto de marketing, en la figura de autoridad donde nos fiamos más de nuestros ídolos o de la gente influyente que de las recomendaciones de un desconocido.

Comentad qué os parece la muerte del autor, cómo participáis en esta idea o si tenéis alguna duda. Cómo influyen los autores cuando leéis o a la hora de elegir un libro. Espero que este concepto expanda vuestras mentes en futuras lecturas.

El poder de la negatividad

yin yang

Buenos tiempos son estos que corren, donde lo único que necesitamos para alcanzar nuestra meta es una actitud positiva. Sí, lo que has escuchado. Recoge esa mascara de tu mesita de noche, la de boca sonriente y mejillas rojizas. Sí, la de mostrar una actitud alegre al mundo. Ahora sal a buscar tu sueño, da igual lo que desees. Tú puedes.

¿Cómo? ¿Guardaste la máscara por qué no funcionaba? No te preocupes, vuelve a lucirla y te ayudaré con el problema. Se positivo, interioriza el sentimiento. ¿No sabes cómo? Sigue mi blog “%#!$^@”, únete a mis redes sociales, compra mi libro. Y sobre todo piensa en positivo, pero no te olvides de todo lo anterior.

«¿No crees que te estás pasando?»
–¡Cállate!

No, no era a ti. Tú concéntrate en pensamientos bonitos y alegres. Recuerda, positividad.

«¿Qué ocurre si encuentra algún problema?»
–Volverá para pedirme consejo.
«Basta, cuéntale la verdad.»
–No quiere escucharla, busca el camino fácil.
«Pero el camino nunca es fácil. Tiene que conocer a lo que se enfrenta si quiere alcanzar su meta.»

Solo necesitas ser positivo.

«Si únicamente te preocupas por ser positivo solo te concentrarás en los beneficios, en lo placentero. No llenes tu mente con lo negativo, pero escucha la parte mala.»

No le escuches.

«El camino es duro, no siempre querrás sonreír. Es más, a veces llorarás.»

No le hagas caso, solo piensa en positivo.

«Tu objetivo puede salir mal. Existe esa posibilidad, incluso es más probable que así sea.»
–Eso ocurre por ser negativo.
«No es cuestión de ser negativo. Hay que ver los problemas, conocer a lo que nos enfrentamos para anticiparnos.»

No le escuches. Sonríe.

«Trabaja duro y ten en cuenta los problemas. No te conformes con pensar en la meta, que la alcanzarás porque es tu destino. El mismo sentimiento satisfactorio como cuando compras la lotería, agradable, calentito pero sin recompensa. Reconoce que es duro y lucha por lo que deseas. Sacrifica todo lo prescindible y siente el dolor. Si aún así quieres continuar, sudarás sangre y te sentirás tan decepcionado que querrás abandonar. Encontrarás personas que te engañarán, que querrán apartarte del camino con mentiras, palabrería fácil o increpándote lo mal que lo haces. Te están esperando entre las sombras. Quieren que sueñes en vez de actuar.»

Sonríe.

«Encontraras problemas inesperados, ni siquiera los verás venir por no tenerlos en cuenta. Por no pensar en ellos. Piensa en ellos, anticípate. No es cuestión de positividad sino de consciencia y sacrificio.»
–No quiere escuchar eso.

Sé positivo. Todo saldrá bien. Solo sonríe.

Alimentando al monstruo

bloodborne
No importa cuanto consuma, su apetito en insaciable

Por fin se acaba el verano. Adiós a este calor insoportable, al menos durante un tiempo. Vuelve la rutina, y ya tengo a punto el manuscrito de mi relato para enviar a Windumanoth. Cosa que me dará más tiempo para el blog.

Pero vayamos por partes, ha terminado la séptima temporada de Juego de Tronos. ¡Tranquilos! No hablaré sobre lo que me ha parecido la serie, si ha sido un desastre o una maravilla. Lo cierto es que no la he visto. En su día comencé a leer los libros y quería disfrutar de los siguientes en el mismo formato, cuando Martin los termine en el año 2052 o por ahí. No por considerarme purista, simplemente por la misma razón que no he visto casi nada de Walking Dead, de Vikings o cualquier otra serie mainstream.

El problema, y lo que quiero tratar, es la desfachatez por parte de muchas personas y otros tantos medios por compartir información sobre Juego de Tronos sin ton ni son, con detalles importantes para regocijo de los que se mantienen al día de la serie y destripes para los que no han podido o no quieren ver la serie.

Sí, irremediablemente me han destripado muchos detalles sobre la trama, aunque falta por saber si se distanciarán mucho de los libros.

Me pregunto cómo hubiera sentado si por allá en 2011 me hubiera dedicado a destrozar la serie de moda a todo ignorante que se atreviera a introducirse en ella. Seguro que mi Twitter y Facebook estarían más vacíos que el corazón de Joffrey.

El caso, que no solo han sido imágenes o memes por parte de consumidores ignorantes de la serie, sino un bombardeo con detalles relevantes en la publicidad de las redes sociales, sobre todo Facebook. Titulares rimbombantes acompañados de una imagen por si quedaba alguna duda.

Después de meditar un poco, los spoiler importan poco. Me lo tomaré como cuando leo libros o vuelvo a ver películas una segunda vez.

Lo que sí me ha dado pena es lo triste de la situación actual de nuestra sociedad. Con una idea del todo vale para rascar un puñado de visitas o me gustas. Tengo muchos conocidos que consumen contenido mainstream al día de salida porque creen que sus círculos cercanos van a destriparle. Me pregunto cuánta gente ve contenido por voluntad propia y cuanta lo hace por presión social.

Mientras tanto, el libro que acompaña la cabecera de mi cama es una recopilación de las obras de Shakespeare, estoy leyendo algo que se escribió hace 400 años y cuando lo termine no tendré amigos con los que discutir el contenido. Tomé la decisión de leerlo por mi deseo de convertirme en escritor, y antes de MacBeth o Romeo y Julieta andaba con un libro de Mundodisco, algo que personalmente prefiero. Igual que me ha dado por ver la tercera temporada de Twin Peaks, una maravilla y destrozo de mente por partes iguales, y otra vez sin amigos con los que hablar.

Cuando veo a una sociedad consumir lo que autoimponen las modas en vez de usar su propio criterio, me pregunto si hice bien con mi andadura para ser escritor. Quizás solo son desvaríos de un demente.