Traidor

adivina relato bruja

En otra época, una guerra terrible e injusta arrasó con una aldea que dejó de existir para siempre. Solo hubo siete supervivientes, siete niños nacidos de madres distintas pero que vivieron como hermanos de forma errante. Fueron su propia familia.

Una noche fría y tormentosa se encontraron con una hermosa adivina en un refugio cercano al camino. Les contó que uno de ellos era un traidor, que debían cuidarse de él. Pero los jóvenes en vez de creerle se rieron de sus palabras. Se mofaron de ella hasta que abandonó el refugio.

Cuando llegó la mañana, encontraron sobre un charco de sangre el cuerpo sin vida de uno de ellos. Desde entonces, cada noche apareció un nuevo cadáver. La paranoia se apoderó de todos, sin entender qué sucedía. Comenzaron a sospechar los unos de los otros.

En la séptima mañana, solo quedaba uno vivo. «Ahora nunca podrán traicionarme», dijo mientras reía y se limpiaba las manos manchadas con la sangre de su última víctima.

@NeoToki0

Sacrificio

poeta sacrificio angel

Hace siglos vivió un poeta en la capital de una civilización ya olvidada. Sacrificó su vida por el arte pero nunca consiguió que su talento encendiera el corazón de otras personas. Tampoco ganó ningún beneficio con sus rimas. Su estilo de vida era una ruina sin sentido.

Nunca supo si lo hizo por valor o cobardía, pero el poeta decidió abandonar las palabras. Optó por trabajar la tierra como un humilde campesino. Su piel clara se tostó con rapidez y su cuerpo frágil ganó fuerza y destreza.

Conoció a una dulce mujer con la que pasó el resto de sus días, con la que tuvo varios hijos alegres y hermosos. Con el paso de los años el poeta conoció una felicidad que nunca lo dejó.

O al menos esa es la última historia que escribió antes de dejar la pluma. Rezó por una próxima vida mejor con una espada entre sus manos, manchada con la sangre de sus crímenes. Al final, clavó el arma en su pecho.

@NeoToki0

El delgado hilo de la esperanza

No difundir imagenes
Parece que hay a quienes no les entra en la cabeza

Ayer, el terrible atentado de Barcelona azotó las redes sociales y más tarde todos los medios, un auténtico acto de barbarie que no tiene justificación ninguna y que por mi parte solo genera rechazo y repulsa. Desde el primer momento, empezaron a fluir datos, noticias y toda clase de información sin control. Desde fuentes oficiales pedían no publicar las terribles imágenes de las víctimas y hacer caso omiso de fuentes no fidedignas. Aún así, periódicos digitales españoles empezaron a difundir informaciones falsas sin contrastar, y lo peor, acompañadas de vídeo y fotografías crudelísimas, que no hacían más que acrecentar el miedo y la confusión. ¿Qué ocurre con el periodismo? ¿Acaso todo vale por las malditas visitas? También por Whatsapp, se estaba difundiendo ciertos vídeos. No entiendo cómo alguien puede pasearse mientras graba a gente herida y sufriendo.

Luego, las horas pasaban y salía a relucir el odio. Da igual, dirigido al de siempre, la cuestión es señalar culpables. Los primeros rechazos hacia el colectivo islámico, asperezas hacia los independentistas catalanes o señalando a los partidos políticos “poco patriotas”. He tenido que escuchar a gente de mi círculo cercano reprochando que si en la calle tal hay una mezquita donde “estos tipos se juntan para rezar” o “habría que matarlos a todos o echarlos del país”. Hasta he visto comentarios en las redes sobre las connotaciones machistas que han propiciado este tipo de actos terroristas. ¿Estamos locos? Ahora más que nunca necesitamos estar juntos, volcar nuestra solidaridad y amor hacia los demás, da igual que ideología, orientación sexual o religión procesen.

A pesar de todo, aún queda esperanza. Los taxistas de Barcelona han ofrecido servicios gratuitos. Muchos han corrido a los hospitales a donar sangre. Vecinos de las cercanías han ofrecido una cama y comida a quienes se veían atrapados en la zona, han repartido agua y comida a quienes permanecían encerrados en sus coches. Y en cualquier parte del mundo hay personas que con un fuerte abrazo o unas palabras han tratado de consolar a otras.

Solo añadir mi apoyo y condolencias a las víctimas y sus familiares. Y ánimos a la gente de Barcelona, Cataluña, España y a todas las personas de buen corazón.

@NeoToki0

El alma del guerrero

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Demasiado tiempo bailando en esta vorágine de sangre que cubre el campo de batalla, ¿cuánto tiempo he de permanecer en este lugar desolado por el odio y el sufrimiento?

–Saqué la espada de su vaina.

Parece interminable pero sigo defendiendo todo aquello que amo y, quizás, no volveré a ver.

–Las armas vibraron al chocar. Luego, solo mi contraataque cortó carne.

Cuánto tiempo seré capaz de creerme las mentiras y majaderías que dan sentido a esta lucha, gobernada por el abrazo de una infinita desesperación.

–Limpié la sangre del filo con su propia ropa.

@NeoToki0

[Relato]Encuentros en la encrucijada

Crónicas de la Biblia de Aglaia III

Slayers Reena y Gaudy
Reconozco la inspiración de esta saga con Slayers (Reena y Gaudy)

Capítulo anterior

Astra cruzó el rio por el puente, continuó hasta la mitad de la encrucijada que unía los caminos del bosque.
«¿Cuál debería ser mi siguiente paso?», pensó frente al poste de direcciones. «Aranea, Meridia, Tudor y Pireo. Jamás escuche nada sobre ninguna de estas ciudades. El robo del fragmento de la Biblia de Aglaia fue todo un éxito. Conseguí la información tan rápido en aquella miserable posada que olvidé preguntar sobre los alrededores antes de escapar».
Aprovechó para descansar en un claro junto al camino donde devoró un par de manzanas frescas.
Ojalá hubiera una taberna en este cruce –murmuró tras escupir las semillas. Me comería una cazuela entera de estofado recién cocinado y preguntaría sobre las ciudades.
No tardó en descubrir que alguien llegaba desde el camino del puente, el mismo por donde ella llegó. Era un caballero errante con una espada larga colgando de su cinturón. Lucía una larga melena dorada e iba ataviado con un peto de cuero reforzado con cota de malla en las axilas y brazos.
Astra colocó su capa detrás de los hombros, interpretó su mejor gesto de mujer dulce e inocente antes de lanzarse al encuentro del caballero.
¡Noble caballero! expresó con exageración. ¿Estaríais dispuesto a ayudar a una hermosa doncella en apuros?
Por supuesto, he prometido ayudar a cualquier necesitado.
Astra abrió los ojos y juntó las palmas de sus manos en un gesto infantil.
Niña agregó el caballero, ¿eres su criada? Llévame ante ella, hasta la doncella.
Las ropas de Astra servían para el viaje, cómodas y elaboradas con cuero y pieles de caza. Nada que ver con las exquisitas y delicadas prendas que vestiría alguien de noble cuna.
Me refería a mí. ¡Zopenco!
Vaya, solo eres una cría perdida. No te preocupes, te acompañaré hasta tu hogar. Continue reading «[Relato]Encuentros en la encrucijada»

[Relato]El Guardián

Crónicas de la Biblia de Aglaia II

sword

Capítulo anterior

El sirviente se acercó para susurrar unas palabras al oído de su señor.
–Ha vencido a los cuatro capitanes de la guardia casi sin esfuerzo.
El sirviente se alejó fundiéndose entre las sombras de la sala.
–¿Cómo te llamas?
–Giles, mi señor –respondió el joven guerrero rubio.
–He escuchado que buscáis trabajo –expresó el señor sin inmutar el semblante–, y derrotasteis a mis mejores guerreros. Parecéis fuerte.
–Vuestros guardias presentan un aspecto fiero, capaces de intimidar a vulgares bribones. Pero sus habilidades de combate son pobres contra quienes no les temen.
La sinceridad de Giles perturbó al señor, solo un idiota hablaría con tanta indiferencia sobre la debilidad de sus hombres. Aunque era un idiota que les venció a todos en un combate singular.
–Por tus servicios como guardia puedo ofrecerte dos monedas de plata por cada ciclo lunar –dijo el señor–. Cada semana contarás con seis días de guardia, cuatro de entrenamiento y uno de descanso. El alojamiento y las comidas correrán por mi cuenta.
–Me parece poco. –Cruzó los brazos dubitativo–. Pero de acuerdo. Mi viaje acabó con todo mi dinero.
«Es un idiota», se dijo el señor. «Pensaba pagarle el doble si regateaba el precio. Su destreza puede ser sobrehumana pero su cerebro no da más de sí».
–Laertes te acompañará a tus aposentos.
Giles asintió.
El sirviente apareció de nuevo para conducirlo hasta el cobertizo de la guardia.

El cielo nocturno estaba despejado, las constelaciones brillaban con viveza. La luna nueva oscurecía el mundo lejos de las antorchas. Giles regresó del patio hasta los pasillos interiores, aparte de oscuridad también se encontró con silencio y soledad. Era su primera guardia por la noche.
Cuando llegó a la puerta de la cámara del tesoro recordó las palabras del capitán.
–Aparte de algunas joyas, el señor guarda un fragmento de la Biblia de Aglaia. Es un legado de su familia. Ante cualquier problema da la voz de alarma.
Giless bostezó y se sentó junto a la puerta, apenas había pasado una hora del turno, le quedaban siete más por delante.
Hacía cinco meses de su partida desde Argus, ciudad del oeste del continente. Los hombres de noble cuna tenían por costumbre aventurarse por el mundo para demostrar su valía, para ganarse los derechos dinásticos de su familia.
En Argus no confiaban en la magia, ellos eran guerreros y siempre defendieron el territorio con la propia fuerza de hombres y mujeres. La hechicería era rara, pero a los magos poderosos nunca le faltaban contratos para abusar con su poder de los profanos.
–La Biblia de Aglaia –susurro Giles.
Había escuchado muchas historias sobre ella, pero siempre pensó que eran un mito. Los fragmentos que existían eran garabatos sin sentido alguno. Las familias nobles las guardaban con orgullo y los bandidos trataban de hacerse con ellas para venderlas al mejor postor. Pero si la Biblia era tan poderosa por qué hacía mil años que no se desataba su poder.
La espada de Giles también era un legado de su familia, su abuelo partió con ella para ganarse un nombre, al igual que su padre.
Su adiestramiento como guerrero empezó cuando cumplió cinco años. Su tío le enseñó a moverse como un felino y cuando llego a los doce su propio padre se encargó de fortalecer su estilo.
«¿Qué honor voy a ganar sin dinero para continuar el viaje?».

El golpe sobresaltó al joven guerrero, ante él se erigía uno de los capitanes con semblante serio. Detrás había cuatro hombres con antorchas crepitantes. No los escuchó llegar.
–Inútil –musitó el capitán–. Te has quedado dormido.
En ese momento observó como la puerta de la cámara del tesoro estaba abierta. Habían robado durante su guardia.

Continuará…

@NeoToki0