Lo que he aprendido de narrativa leyendo Shakespeare

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William Shakespeare

En la feria del libro de Sevilla compré un ejemplar con una selección de las mejores obras de Shakespeare. Como muchos, nunca había leído su obra a pesar de su gran legado en la narrativa. Era una pequeña espina clavada en mi espíritu de escritor la cual me incitaba a conocer al dramaturgo inglés debido a su influencia en la literatura universal. Dicho y hecho. Aunque cuenta con un estilo algo añejo que hace su lectura más pesada que títulos más modernos, he decidido exponer las características más importantes que he aprendido leyendo a Shakespeare.

La importancia de los personajes sobre las descripciones

En las historias de Shakespeare encontramos principalmente diálogos. Sí, se tratan de obras de teatro pero se pueden leer sin problemas. En ellas, los personajes son quienes conducen la trama, sin necesidad de párrafos con largas descripciones salvo pequeños detalles al comienzo de las escenas o cuando los personajes aparecen o abandonan el escenario. Es un ejemplo perfecto de como una historia debe fluir con los diálogos de los personajes. Si algún elemento requiere descripción que lo explique la persona oportuna.

Aunque los tiempos cambian, sin entrar en las diferencias entre novela y teatro. En la actualidad, una novela precisa de descripciones y una puesta en escena que compagine con los diálogos. Incluso los gestos y las acciones de los personajes son muy importantes. Pero siempre que podamos, que sean los personajes el motor de la narración.

La psique de los personajes

Continuando con los personajes, Shakespeare proporciona a los suyos bastante humanidad y complejidad. Presentando diálogos elaborados que ahondan en los sentimientos, aunque a día de hoy resultan bastante sobrecargados. Los personajes planos aburren, son previsibles y no invitan a la empatía. Los personajes de Shakespeare se enfrentan a dilemas, se enfrentan a conflictos morales que contradicen sus intereses.

No encontramos buenos o malos, encontramos personajes humanos con sus defectos y virtudes. Amor, traición, venganza, codicia, miedo, celos, son todos sentimientos muy humanos. No implican el bien o el mal directamente, la posición de cada personaje depende de su punto de vista.

El sexo vende

Aunque no muestre escenas eróticas como tal, el amor es uno de los temas más recurrentes de Shakespeare. El mayor ejemplo es su obra más conocida, Romeo y Julieta, donde el amor adolescente de dos jóvenes acaba en tragedia debido a la enemistad de sus familias. En Hamlet la derrota del amor desemboca en fracaso y locura. En Otelo vemos la degradación del lado oscuro del amor con los celos. Que el sexo vende lo vemos en el cine, aunque allí lo introducen a menudo con calzador.

El amor mueve las historias, en un movimiento que busca complementarse, como el deseo de llenar el vacío que encontramos en nuestro interior. El amor ciega, inunda de sentimientos, nos hace decir estupideces, decidir de manera errónea y genera conflictos. El amor, el sexo, y sus consecuencias atrae a los lectores para lo bueno y lo malo. Solo hay que ver la lista los más vendidos en una librería, donde destacan las novelas románticas.

No siempre tenemos un final feliz

En el lado opuesto del amor se sitúa la muerte observando con su eterna paciencia. Shakespeare acostumbraba finalizar sus historias con tragedias, sobre todo para sus protagonistas. Al igual que sus personajes son muy humanos, los desenlaces también los acompañan. Si un protagonista se vale del asesinato para alcanzar sus intereses, aunque fuera justificado, es normal que acabe atrapado por una vorágine de muertes.

Sería maravilloso que todo en esta vida acabara bien, pero eso depende de cada circunstancia. Por mucho positivismo o esfuerzo que realicemos, la posibilidad de fallar está ahí. Los finales trágicos despiertan sentimientos sobre los personajes queridos. Y no hablo solo de muertes, también hay tragedia en no alcanzar aquello por lo que tanto se ha luchado, cuando el amante abandona por otra persona o cuando el egoísmo se apodera del protagonista en el último momento.

Daniel Arrebola
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One thought on “Lo que he aprendido de narrativa leyendo Shakespeare

  1. Es cierto que Shakespeare asusta por lo que significa, pero las cosas que he leido de él son fáciles y tan cercanas (humanas) que uno se pregunta como es posible, con la cantidad de siglos que nos separan de él.

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