Demasiado tiempo bailando en esta vorágine de sangre que cubre el campo de batalla, ¿cuánto tiempo he de permanecer en este lugar desolado por el odio y el sufrimiento?
–Saqué la espada de su vaina.
Parece interminable pero sigo defendiendo todo aquello que amo y, quizás, no volveré a ver.
–Las armas vibraron al chocar. Luego, solo mi contraataque cortó carne.
Cuánto tiempo seré capaz de creerme las mentiras y majaderías que dan sentido a esta lucha, gobernada por el abrazo de una infinita desesperación.
–Limpié la sangre del filo con su propia ropa.
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