El pacto ficcional, o de ficcionalidad, es un acuerdo tácito que existe en todo libro de ficción entre el autor y el lector. Es la base que fundamenta la narrativa, lo que proporciona verosimilitud a la historia, a los elementos presentados. Gracias a él, la narrativa se transforma en una actividad más amena y autentica. En géneros como la fantasía o la ciencia ficción el pacto ficcional toma mayor importancia al nutrirse, sobre todo, de elementos imaginarios o especulativos.
Con el pacto de ficcionalidad, el lector acepta los elementos imaginarios que suceden en la historia. Diferenciando estos de las mentiras. Cuando alguien lee una novela o cuento de ficción imagina que los sucesos ocurrieron realmente. Si pensamos que el autor trata de convencernos o nos engaña entonces no disfrutaremos de la lectura. Aunque sepamos que los hechos nunca sucedieron, tanto en la experiencia de escritura como de lectura fingiremos que los sucesos de la trama ocurrieron realmente.
Si el lector mantiene incredulidad se aburrirá. Estará atento a la mínima contradicción o fallo que encuentre. Posiblemente abandone la obra a la primera de cambio. Imaginad a alguien leyendo Harry Potter cuestionando sobre la veracidad de un sombrero parlante, o la existencia de los dragones en Juego de Tronos.
Por su parte, el escritor añadirá en su historia tantos elementos ficticios como quiera, siempre que se respeten las reglas del mundo creado. Que exista magia no implica soluciones mágicas e incongruentes para resolver cada situación que se presente. Las bases del mundo se deben mostrar, de manera sutil pero clara, en los primeros compases de la historia. No se desvelará todo el funcionamiento en el principio, sería muy aburrido y tedioso, pero sí se debe aclarar sus derroteros.
Otra característica del pacto ficcional es cuando el escritor cuenta ciertas referencias sobre el mundo real que sirven al lector para entender claramente el mundo ficticio. Es muy difícil explicar elementos imaginarios sin hacer referencias a cosas conocidas. Del mismo modo, cuando el escritor obvia detalles o características de algún elemento, el lector entenderá que funciona como lo haría en la realidad que vivimos.
Hay que tener en cuenta que el pacto de ficcionalidad no se cumple siempre. De hecho, el lector romperá el pacto cuando el autor no respete las reglas. Buscar soluciones fáciles a los conflictos, abusar de los clichés y, sobre todo, ser incongruente sacará al lector de la experiencia. Romper el pacto significa que el lector rechazará a dicho autor en el futuro, significa que estamos haciendo mal nuestro trabajo.
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Excelente, sin duda este es y seguirá siendo uno de los problemas más sutiles y difíciles que como humanidad nos hemos topado. Superar y trascender aquello que es real y fantasía es el bastión de la humanidad.
Pero estamos tan aferrados a esas ficciones que para que hablar de ellas! E ahí la perfecta paradoja de nuestra raza.