4 Claves para escribir diálogos creíbles

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Los diálogos son unos de los recursos narrativos que más nos cuesta dominar a los escritores. Con los diálogos dotamos de personalidad a los personajes además de ser la única forma que tienen para interactuar con su propio mundo ficticio. Con estos 4 consejos que presento a continuación espero que os resulte más fácil escribir unos diálogos creíbles.

1. El personaje debe contar con una voz propia

Cada personaje tiene una voz propia que lo diferenciará de los demás. La voz del personaje lo representa, es la forma única y característica con la que se comunica. Debemos evitar utilizar la voz del escritor en los diálogos o que las voces de los personajes sean iguales.

Recomiendo crear una lista con las cualidades de cada personaje para tenerlas en cuenta al escribir sus diálogos. Un niño empleará oraciones más sencillas donde reflejará inocencia e imaginación. Una persona mayor denotará una mayor experiencia en lo que dice o quizás sea olvidadizo. Otra relacionada con el mundo del crimen será mal hablada o cuidadosa con lo que comunica o con quien habla.

Siempre evitaremos incongruencias. Alguien experimentado en un campo concreto como la medicina, naturaleza o mecánica deberá estar relacionado con dicha materia. No tiene sentido un personaje que trabaja de jardinero hablando sobre una compleja teoría de mecánica cuántica.

2. El diálogo variará según la situación del personaje

La voz de un personaje variará dependiendo de la situación. Entendiendo situación por el lugar o momento donde se encuentra. La situación de un personaje puede marcar estados de ánimos o un protocolo a cumplir.

No es lo mismo hablar en un bar, donde no nos preocupamos por alzar la voz o usar palabras malsonantes, que en una reunión de trabajo, donde utilizaremos un vocabulario más específico y mantenemos un orden a la hora de comunicarnos.

La situación también proyecta sentimientos. Hablar sin experiencia ante un gran público reflejará vergüenza o timidez, los diálogos durante una batalla presentarán furia y agresividad o una zona tranquila será más apacible. Sin olvidar situaciones de tristeza, miedo, odio, etc.

3. El personaje hablará dependiendo de su interlocutor

El interlocutor condiciona el diálogo, al igual que la situación. Mostramos más prudencia y respeto cuando hablamos con desconocidos que cuando lo hacemos con alguien de confianza. Por ejemplo la diferencia de pedir un plato en un restaurante a pedir un favor a un amigo o familiar.

Jugar con la situación y el interlocutor proporciona riqueza en los personaje y crea momentos de tensión en la trama. En un castillo, los personajes se codean con reyes y nobles aparentando grandeza pero luego hay duras críticas por las espaldas. Si presentamos una enemistad entre dos personajes, estos se mostrarán precavidos y mentirosos de cara a la corte para guardar las apariencias pero en privado se perderán el respeto y dialogarán con lengua afilada.

4. Evitar decir lo innecesario

Los personajes deben evitar en todo momento ser unos meros informadores. No existen para explicar a los lectores los detalles de la trama o elementos de la historia. Recordemos el clásico no digas sino muestra. Los diálogos deben ser naturales, siempre contando algo de los personajes o provocando el avance en la historia.

Si forzamos los diálogos parecerán poco creíbles. Informar es una de sus funciones, pero siempre trabajando las formas y haciendo uso de la sutileza para que los personajes no parezcan simples pregoneros. Evitando hacer referencia una y otra vez a lo mismo para que el lector entienda la situación. El lector comprenderá lo sucedido por los detalles, no por repetición.

Daniel Arrebola
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