Lágrimas negras de Brin es una novela que mezcla elementos de fantasía con ciencia ficción (ciberpunk) escrita por Nicholas Avedon y publicada en 2018. Se trata de la continuación de 11,4 sueños luz, la anterior obra del autor, aunque más que una continuación es precuela, secuela y trama alternativa a la vez.
La historia nos presenta a un joven llamado Grimm, el cual es trasladado desde el orfanato donde fue criado hasta un lugar recóndito para recibir una vida de esclavitud, un anciano lo utilizará para sus misteriosos experimentos. El mundo que rodea a Grimm se denomina Brin, cuenta con las características de un universo de fantasía: elfos, magia y espada. Para Grimm, es tan solo el principio de una gran aventura. Después de verse confinado a experimentar dolor y soledad será atraído al mundo del placer. Aprenderá nuevas habilidades, como la lucha con espada o el desarrollo de la magia, pero lo más importante, aprenderá a sentir.
Por otra parte, las vivencias del muchacho se entrelazan con Andelain, una mujer madura que vive en el futuro lejano del siglo XXIII. La trama cercará ambos universos pronto, explicando la relación entre el mundo de fantasía y el futurístico, quienes hayan leído el anterior libro adivinarán pronto la conexión.
La novela se compone de tres partes, la primera cuenta una historia que no requiere conocer la trama anterior, podría pasar como una totalmente independiente. Por contra, la segunda y tercera parte dependen mucho del título anterior, sobre todo la segunda. Introduce a personajes como Ariel de Santos o Joanne sin explicar el gran trasfondo que guardan. Recomendaría leer 11,4 sueños luz no solo para entender al completo Lágrimas negras de Brin, sino por el magnífico libro que es.
Con la tercera parte del libro nos encontramos con la verdadera secuela, el viaje de la nave colonia que surca el espacio hacia un nuevo mundo, un nuevo hogar para los humanos. Viviremos los primeros conflictos de una nueva sociedad y el desenlace de los protagonistas.
La historia toma su tiempo para desarrollarse, con calma pero sin detenerse, como es habitual en los libros de Nicholas, hasta llegar al punto donde nos tiene atrapados. Con una prosa que entremezcla lo sucio y lo depresivo con lo poético, originando unas descripciones llenas de dobles significados y sentimientos amargos.
Recomiendo Lágrimas negras de Brin pero antes aconsejaría leer las obras anteriores de Nicholas Avedon. Tecnología, sexo y lágrimas hilvanan las desgracias que acaban llenando a los personajes. Aunque personalmente, pienso que la segunda parte de la obra ha enturbiando el conjunto, explicando sucesos, que según creo, no hacía falta y ensombrece el final redondo de 11,4 sueños luz.