Cuando comento a amigos y conocidos mi intención de escribir me achacan, la mayoría de veces, que no tengo futuro. Me dicen que la gente ya no dedica tiempo a leer y prefiere contenido más fáciles de digerir, como vídeos chorra por Internet. Me recomiendan desarrollar contenido del tipo audiovisual, incluso que me proponga crear un canal de youtube.
En parte entiendo lo que dicen pero igualmente veo un obstáculo en sus recomendaciones y mucha facilidad en opinar sobre los intereses ajenos. Para plasmar ideas en vídeo se necesita equipo y conocimientos de edición, además de soltura en diversos programas.
Las distracciones a las que nos vemos sometidos hoy día, gracias o culpa de las nuevas tecnologías, aumenta nuestro lado vago. Incrementa la tendencia a dejar de leer, nos acomodamos a que nos lo den todo masticado para que no nos pese al digerir. Para muchos leer es un esfuerzo. Triste.
Ahora bien, vivir de escribir, que tus libros sean un éxito y alcancen a la mayoría posible es un reto complicado. Así que si vamos a hacerlo que sea por otra razón que nos llene.
Escribir para aprender. Mejorar las estructuras gramaticales, aprender a expresarte y organizar las ideas que rondan por la cabeza.
También escribir para convertir mentiras en verdad, evadirnos un poco de la cruda realidad e inventar mundos nuevos, vivir experiencias que de otro modo nunca conoceríamos. Conocer personajes irreales. Con las palabras trasladamos a los lectores a mundos que no existen.
Para disfrutar y llenarnos de satisfacción al acabar un texto. Sentirnos orgulloso de la creación de uno mismo. Perdernos en las agujas del tiempo ante un papel vació.
Se escribe para crear y llenar de experiencias al lector. Evocar sentimientos verdaderos. Se escribe para disfrutar de la vida, llenarla de detalles hermosos, para reír y llorar, amar u odiar.
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