9 errores al escribir una novela

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errores al escribir

Hablamos largo y tendido sobre cómo mejorar historias pero esta vez os traigo algunos errores frecuentes que cometen los escritores nóveles. Conociendo errores evitaremos añadirlos en nuestras novelas.

1. Olvidar introducir un gancho al principio

Un error común para abandonar la lectura a las pocas páginas. Presentamos el personaje principal, o varios, su mundo, explicamos a qué se dedica, va al trabajo o a la escuela, vuelve a casa para comer, se cita con un amigo para pasar la tarde y se acabó. Dejan de leer. El comienzo de una novela debe introducir directamente a la trama, nadie quiere leer sobre la vida cotidiana de un don nadie, para eso tenemos nuestra propia vida. Un buen inicio de historia propone incógnitas que nos arrastran a leer más, nos introduce escenas de acción que saca al personaje de la normalidad. Mientras más paginas sucedan antes de comenzar un conflicto más probabilidades de que el lector abandone la lectura.

2. Centrarse en describir en vez de continuar la historia

Las descripciones son necesarias pero si el detective que investiga el caso queda en un bar con alguien que dispone de una pista, queremos saber sobre la pista y no lo detallado que es el bar. Olvida explicar las tareas que realiza el camarero, la disposición del mobiliario o cualquier detalle que salga del contexto de la escena. Si estamos en un momento clave la descripción debe ser breve. En la actualidad la gente dispone de muy poca paciencia debido al estilo de vida moderno, los libros se han adaptado a ello y las largas descripciones de paisajes son un lastre en la narrativa.

3. Despistar al lector sin querer

Un error frecuente cuando erran las revisiones y no disponemos de opiniones de terceros. En la mente del autor todo está muy claro pero a veces olvidamos aclarar que un personaje aparece, se va, los personajes cambian de escenario, ha pasado el tiempo o cualquier otro detalle al que luego hacemos referencia. Si no aprendemos a comunicar los acontecimientos de forma evidente sacaremos al lector del contexto, se sentirá desubicado.

4. Protagonistas sin problemas

La base de toda trama es el conflicto que sufre un personaje. Algunos autores sin experiencia crean protagonistas extremadamente perfectos que a cada problema que se les presenta sacan su ingenio para resolverlo al instante. Una historia sin conflicto, a largo plazo, pierde el interés. El personaje principal necesita un objetivo que le haga superarse y evolucionar.

5. Personajes de relleno

Todo personaje dispondrá de su función en la historia, debe contar con algún objetivo por pobre que sea. A veces encontramos personajes que aparecen a modo de maniquíes, por ejemplo cuando el protagonista se detiene para saludar a su mejor amigo, perdiendo el tiempo en describirlo y ocupando una escena para no volver a salir. También sobran los personajes a los que ponemos nombre y acompañan a los demás en los momentos de acción pero nunca participan.

6. Excesivos personajes y tramas argumentales

El lector necesita asimilar la información para seguir la historia. Presentar muchos personajes en muy poco tiempo provoca que olviden la mayoría de ellos y cuando vuelven a aparecer sentirán confusión. Lo mismo ocurre con las tramas, si dejamos abiertos muchos frentes a la vez los lectores estarán desorientados. Existen obras como Juego de Tronos que parecen contradecir esta idea, pero lo cierto es que en dichos libros se toman su tiempo para presentar las tramas y personajes, estableciendo relaciones entre todos que sirvan de referencia. Si queréis complicar vuestra historia en este sentido más os vale contar con experiencia.

7. Resoluciones mágicas

Resolver los conflictos de la trama con habilidades desconocidas por el lector. Nuestro archienemigo Deus Ex Machina. Algunos autores recurren a soluciones tramposas para los conflictos, por ejemplo cuando no sabemos que cierto personaje era un experto informático hasta que tiene que sacar información importante de un ordenador con un impresionante sistema de seguridad. También sucede cuando aparece un tercer personaje de la nada para salvar al protagonista.

8. Repetir escenas

Olvidaros de repetir escenas parecidas una y otra vez. Si un personaje busca trabajo y es rechazado en varias entrevistas no es necesario contar cada una de ellas. Las escenas implican cambios en la trama y repetir la misma significa estancamiento.

9. Un final deficiente

El final es la guinda de toda novela, es la sensación con la que el lector termina la obra. El final debe resolver las dudas que ha ido planteando toda la trama. El último conflicto superará a todo lo visto anteriormente y para que los protagonistas lo resuelvan se esforzarán al máximo. Por supuesto, sin utilizar resoluciones tramposas.

Daniel Arrebola
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