Primer aniversario

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Mundos de Leyendas cumple un año de vida en la blogosfera. Un año que ha servido para evaluar mi progreso con la escritura, abrir mis textos a los demás y conocer bastantes blogeros interesantes. Una experiencia muy enriquecedora, de la que me siento orgulloso. Aunque al volver la mirada atrás, a mis primero artículos, encuentro unos textos mediocres que casi me entran ganas de renegar de ellos y eliminarlos. Pero no, forman parte de este blog. Son el principio de una andadura constante hacia un horizonte tenue y alejado, a una meta que ni tras pasar un año tengo todavía clara. Solo sé que para llegar allí necesito escribir más, aprender de las buenas referencias que se cruzan en mi camino y nunca abandonar las fuerzas que me animaron a empezar.

Evolución insospechada

Un bardo en tierras salvajes
Hasta he creado portadas

Este fin de semana, aparte de disfrutar un poco del descanso, he trabajado en un apartado del blog que quería mejorar desde hace un tiempo. He modificado la página con la lista de todos los cuentos de Mundos de Leyendas para darle un aspecto más agradable de cara al público. De paso aprovecho para dar algo de publicidad a mis relatos: se tratan de una serie de cuentos de Ciencia Ficción y Fantasía rápidos de leer y muy variados entre sí de temáticas y personajes. Son pequeños experimentos antes de finalizar mi primer proyecto literario.

El objetivo de este blog siempre ha sido el de mejorar mi escritura, una idea a priori egoísta aunque cierta. No esperaba encontrar a otras personas tan interesantes, al menos tan rápido. Ellos comparten sus cuentos, divagaciones y consejos para escribir. Han conseguido fusionar en mi interior algo de sus ideas y puntos de vista, me han ayudado a evolucionar la perspectiva que tenía del mundo.

Siendo sincero, siempre había escrito en soledad, para mí. Me alegra contar con una pequeña puerta por donde a veces pasan otras personas, algunas simplemente a ojear, otras a dejar su agradable opinión (de momento no he recibido a ningún maleducado) y hasta están quienes dejan huellas más profundas.

Esa puerta también me permite asomarme a visitar otros rincones llenos de ilusión y conocimientos, incluso conocer proyectos solidarios con los que ayudar a mejorar el mundo. Es como si disfrutara de una calle virtual donde mis vecinos comparten la misma afición por la escritura.

A veces dejamos pasar nuestros proyectos por temor, pereza o por imaginar que perderemos el tiempo. Creo que la única manera de evolucionar es arriesgar algo de nuestro esfuerzo para valorar si verdaderamente merece la pena invertir en ello.

[Relato]La flor de Isadora

Crónicas de la Biblia de Aglaia I

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La luz que irradiaba el cristal abrigó el viejo altar ocultado por las sombras, revelando el aspecto lúgubre del templo. La piedra de los sacrificios estaba enterrada por el polvo y las telarañas, al igual que el resto de elementos de las ruinas, aunque aún conservaba los restos de sangre de quienes en el pasado fueron entregados a unos dioses ya olvidados. El aura a muerte todavía impregnaba el ambiente.
«Otro templo saqueado por completo» pensó Astra. «A este ritmo jamás encontraré ninguna referencia». Comprobó las vasijas milenarias de los extremos que se desintegraban con la más leve presión, desvelando pequeñas criaturas momificadas y endurecidas como una roca. Astra imaginó que eran niños, no se atrevió a pensar cómo acabaron así.
Elevó el trozo de cristal para apreciar el desfigurado mural del fondo. Todavía se distinguían algunas figuras, la pintura desapareció hace mucho y una capa de moho verde coloreaba los rincones. Incluso crecían algunas hierbas sobre una de las fisuras en la piedra. En el centro destacaba una forma humanoide consumida por la erosión.
—¿Aglaia? —preguntó Astra en voz alta. Con la yema de sus dedos acarició el relieve pulido—. Necesito información sobre la Biblia, me niego a creer que seas tan solo una leyenda.
La huella de Aglaia era rodeada por otras siluetas consumidas por el paso del tiempo, lo que en un pasado lejano fueron los emblemas de las casas que custodiaban los secretos de la Biblia. Astra reconoció la flor de Isadora entre las formas desgastadas, su inconfundible relieve sobresalía en la roca. Cinco puntas de líneas curvas en perfecta armonía geométrica. Esa flor era la única pista que tenía sobre la Biblia de Aglaia. Aunque también era la causa de sus problemas.
Agarró el trozo de trenza pelirroja que llevaba anudada sobre su colgante. Su imaginación voló hasta la tierra donde creció, hacia el mar de pastos verdes de la pradera de Neryn donde con las primeras señales de la primavera se asentaban los kuyenda, su pueblo nómada.
En la tienda del abuelo siempre había un rincón para el tiesto de las flores de Isadora, tan blancas, idénticas y hermosas. Junto a ellas estaba el marco de papiro con el fragmento de la Biblia de Aglaia. Una flor de Isadora perfectamente dibujada encabezaba los caracteres de una lengua olvidada, que su tribu transmitía cada generación. El manuscrito detallaba los principios para iniciarse en la hechicería.
La lona de la tienda se abrió y su abuelo entró.
—Astra, No has terminado de curtir las pieles de ciervo.
—Lo siento —respondió mientras se incorporaba del suelo—. Olvidé regar las flores. Trabajaré hasta tarde si es necesario.
—Estabas repasando la Biblia —reprochó el anciano. Astra agachó la cabeza—. Estás sucia y con el trabajo a medias. Si vas a posponer algo que sean tus estudios.
—Mirenia me contó que mi madre era una hechicera experta a mi edad. —Astra acarició el trozo de trenza roja como cada vez que pensaba en su madre, era el único recuerdo que guardaba de ella—. Apenas sé reproducir los conjuros elementales, quería repasar unas líneas antes de olvidar los consejos que la sacerdotisa me mencionó.
—Eres su viva imagen —dijo agarrándole del hombro—, si no fuera por tu cabello negro creería que he vuelto atrás en el tiempo. No te preocupes por tus habilidades mágicas, ni quieras parecerte a tu madre más de lo debido. Fue a los diecinueve años, a tu misma edad, cuando se marchó por primera vez de la tribu, a las tierras del oeste. A veces me culpo por haberle forzado tanto para convertirse en sacerdotisa, aunque al menos tú llegaste más tarde.

Los buenos recuerdos pronto se turbaron, aún era muy reciente el dolor.  Hacía solo un año del ataque contra su pueblo, todavía le zumbaban los oídos con el rumor de la lucha.
Astra dormía profundamente cuando los gritos de desesperación ahogaron el silencio nocturno.
—¿Qué ocurre? —gritó Astra al despertar en mitad de la noche. Su abuelo la sacó del lecho de pieles donde descansaba.
—Bandidos —respondió—. No hay tiempo, vamos a mi tienda. Continue reading «[Relato]La flor de Isadora»

Creación de Wattpad y otras explicaciones sobre el blog

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Esta semana me he visto saturado por la falta de tiempo y el trabajo. El artículo que tenía pensado para estos días se ha vuelto más complejo de lo que en un principio pensaba, cuando he profundizado en el tema me he topado con una serie de conceptos que han revolucionado mi manera de entender la escritura para contar historias. Me gustaría transmitir todo ese conocimiento de manera clara e intuitiva, así que espero acabarlo para principios de la próxima semana.

Ahora os cuento sobre el título del post, he creado una cuenta de Wattpad para mis historias. Sí, he sido infiel a mi amado blog. Al que con tanto mimo y cariño he estado cuidando y viendo crecer estos meses. Aunque solo es para que mis cuentos lleguen a más gente. Si sois asiduos de dicha red social espero que contéis conmigo. Pero mi prioridad la tendrá el blog, en Wattpad subiré historias que ya están aquí y seguirán teniendo exclusividad temporal en el blog Mundos de Leyendas.

Por otra parte, quería hablaros sobre la proyección que tengo en mente para el blog. En principio he cambiado las fuentes de los títulos pero estoy estudiando un rediseño de la portada, hacer el sitio más eficiente para el SEO y que llegue a más personas con un entorno más agradable a la vista. Subiré más artículos sobre escritura y/o relatos cada semana.

He preparado un esbozo de un par de proyectos literarios asequibles para el blog, aparte del libro que… bueno ya os hablaré de él en su momento. Los cuentos que he pensado son sobre un mundo de fantasía y otro de ciencia ficción, cada uno de los mundos independientes entre sí, diseñado un formato que no requiera la lectura de todo lo anterior si no estáis interesado pero que se complementen con detalles y personajes que vayan apareciendo eventualmente. El manuscrito de la primera historia fantástica  la tengo lista, faltan algunas revisiones.

Sin más, un saludo y lo siento por esta entrada más informal de lo acostumbrado, aunque me gustaría abrirme más con vosotros para proporcionaros información de este tipo en el futuro.

[Relato] SyM -cap. final: Buscando la redención

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Nota: Este cuento es una continuación de La Muerte.

Buscando la redención

En los días sucesivos el soldado se sintió atormentado debido al grupo de ancianos que reclamaban el descanso eterno frente a su casa. Las miradas decrépitas y vacías se clavaban sobre él cada vez que cruzaba el umbral de su hogar.
Decidió acabar con el sufrimiento de quienes le rogaban morir. Si marchitarse hasta tal extremo era el precio de vivir para siempre no quería ser cómplice de ello.
El soldado se introdujo en habitación más recóndita de su hogar donde escondía todos sus tesoros, allí quitó el nudo del saco y una bruma sombría se desplegó por el piso para abandonar su prisión.
–Muerte, lo siento –dijo el soldado–. Reconozco mi error y por ello te libero. No entendía la importancia de tu labor en el mundo.
La sombra fue tomando apariencia humanoide hasta que una túnica oscura le cubrió y se materializó la mortal guadaña. La Muerte mostró su rostro con una expresión de puro horror. Un rumor siseó en el ambiente, no hablaba con palabras, era como un murmullo lejano pero el soldado entendió con claridad lo  repudiaba. Prometió que jamás vendría a por su alma, luego se marchó.
Los que evadieron a la Muerte no tardaron en morir y todo volvió a su cauce original.

Los años pasaron hasta hacerse décadas, el tiempo fluía sin trabas mientras el soldado sufría la perdida de sus seres queridos. Primero les llegó la hora a sus amigos de mayor edad, luego le tocó el turno a su esposa y décadas más tarde lloró ante la tumba de sus hijos.
El soldado se resentía por sus huesos deteriorados y arrugas profundas cuando murió el primero de sus nietos. No aguantó más la desdicha de sobrepasar a la gente que amaba. Con tan solo un bastón y su saco mágico partió en búsqueda de una solución.

A pesar de los estragos de la vejez extrema contaba con toda la eternidad como escudo. Alcanzó la frontera del último país conocido, atravesó bosques donde poblaban razas olvidadas por los hombres y se introdujo en el subsuelo del mundo donde se ocultaban los más horribles peligros y misterios. Hasta que un día localizó las puertas del infierno.
La férrea y oxidada puerta desprendía nubes de azufre a cada golpe del soldado. Tardó bastante tiempo hasta que se abrió una pequeña ventana y asomó la cabeza un diablillo, un viejo conocido. Era el diablo al que le arrancó la pata en el pasado.
–¡Tú! –bramó el diablo–. El rufián del saco. Fuera de aquí, no quiero volver al saco.
–Espera –dijo el soldado con voz débil y apagada–, solo busco redención. Quiero morir y por mis pecados, imaginaba que vuestro reino es el mejor lugar para mí.
El diablillo se reunió con otros para debatir sobre el futuro del soldado. Discutieron durante horas. Cuando terminaron, el diablillo volvió a asomarse por la ventana.
–Márchate –concluyó–. No queremos a nadie como tú en el infierno.
–Al menos entrégame cien almas en pena, con eso será suficiente. No os molestaré nunca más. Lo prometo.
El diablo accedió a la demanda. Abrieron los portones y de entre las llamas y vapores venenosos salieron cenizas que se materializaron en una hilera de almas condenadas. Cuando fueron cien las puertas se sellaron.

El nuevo rumbo era más remoto y desconocido. El mundo cambió, nacieron nuevas montañas, se secaron océanos y florecieron los desiertos. Aun así, el soldado caminaba sin descanso seguido por las almas. El soldado se perdió en la inmensidad del tiempo sin ser consciente del momento en el que vivía pero llegó a su destino. Descubrió las radiantes y majestuosas puertas del cielo.
Una luz cegadora apareció, con largas alas blancas y vestiduras de ángel.
–Te esperaba –dijo una voz musical–. Conozco tus intenciones pero no puedo permitirte el paso.
–He traído estas almas en pena como obsequio.
–Ellas sí pueden entrar pero no tú.
Las puertas se abrieron como un reconfortante rayo de sol que cae en invierno. Las almas en pena entraron en orden, una a una, y por primera vez en mucho el soldado temió al paso del tiempo. Si se internaban todas las almas estaría perdido, por cada una que cruzaba el umbral del cielo perdía un trozo de esperanza.
Cuando faltaban una decena de almas por acceder el soldado se acercó a la última.
–Por favor –dijo–. Toma este saco, una vez dentro del cielo pide que entre en su interior.
El alma asintió pero tras su turno las puertas del cielo se cerraron sin que ocurriera nada. El soldado no tuvo en cuenta que en el cielo no existen los recuerdos.
El soldado cayó en desgracia por retar a la Muerte, aceptó su carga y volvió a la tierra de los hombres. Aunque no se mostró ante ellos por su aspecto consumido.
Cuenta la leyenda que el soldado continúa vagando por el mundo con la pequeña esperanza de hallar algún descanso. Atormentado, marchitado, consumido por la vida eterna.

FIN

Esta historia está inspirada en el cuento popular ruso El soldado y la Muerte de Aleksandr Nikoalevich. Gracias por leerla.

[Relato] SyM -cap. 4: La Muerte

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Nota: Este cuento continúa La deuda.

La Muerte

El poder de la copa era demasiado poderoso, una panacea para burlar a la Muerte siempre que se utilizara a tiempo. Ante tan abrumador artefacto, el soldado decidió viajar por el mundo para salvar la vida de los moribundos.

Su camino le condujo a lugares lejanos y desconocidos donde sanó a centenares de desvalidos, ahuyentando a la Muerte con solo unas gotas de agua. Pronto se hizo famoso por sus hazañas, los enfermos lo incluían en sus plegarias y muchos esperaban en la entrada de su ciudad o aldea a que apareciera su salvador.

Tras mucho tiempo, volvió para visitar a su familia. Por una paradoja del destino el soldado acabó postrado en la cama por una terrible enfermedad. Desceñir los planes de la Muerte fue su perdición.

Cuando utilizó la copa para salvarse, la Muerte le esperaba junto a la cabecera. No tenía nada que hacer, solo afrontar su destino. Con una acción desesperada se lanzó encima unas gotas de agua de la copa y al no surtir ningún efecto se derramó todo el contenido.

Con toda la esperanza desvanecida, el soldado pidió a su hijo que le trajera su viejo saco.

–Muerte entra en él –grito con las fuerzas que le quedaban.

Aunque parecía evidente el resultado, se sorprendió al atrapar a la Muerte.

Los años sucedieron casi con normalidad, aunque en todo ese tiempo nadie murió. El curso natural de la vida fue alterado. Se acabaron los incidentes mortales, las enfermedades letales y los asesinatos. Ahora no tenían sentidos las guerras al no caer nunca ningún ejército. El hambre solo era una sensación de vacío en el estómago. Por primera vez el mundo era feliz para orgullo del soldado.

Aunque no todo era tan maravilloso como aparentaba. Un grupo de personas se congregó de manera indefinida en la entrada de la casa del soldado. En el jardín. No fue hasta que el número de personas era lo suficientemente grande cuando se percató de ellos.

El soldado salió a su encuentro y halló individuos de aspectos sombríos, grotescos y marchitos. Era gente vieja con la piel consumida y los huesos marcados.

–Queremos morir –es lo único que le dijeron.

El soldado no les hizo caso al principio. No tenía sentido, cómo querría alguien morir por voluntad propia. Tardó poco tiempo en comprenderlo.

Continuará en el capítulo: Buscando la redención. Esta historia está inspirada en el cuento popular ruso El soldado y la Muerte de Aleksandr Nikoalevich.