La esencia de la narrativa

Hay bastantes escritores, sobre todo nóveles, convencidos de que tanto las editoriales como los lectores están ciegos ante su talento innato. Un tapado que sufren los genios de su calibre para dar visibilidad a enchufados de la industria, bien sean amigos o familiares de gente importante o aquellos a quienes se tiene que devolver un favor. Aunque la realidad es distinta, las editoriales son las principales interesadas en encontrar buenos autores por una clara razón, el dinero. Es por ello que las buenas historias siempre tienen cabida en el mercado, tener éxito es otra cuestión. Sin olvidar que vivir plenamente de la escritura es un objetivo difícil, solo un puñado de escritores consagrados pueden presumir de dedicarse de manera exclusiva a tal tarea.

El problema radica en que estos genios en cubierto seguramente han tenido una educación donde recibían al instante a todos sus caprichos, ganadores de premios sin merecerlos. Sin entrar en detalles, pues ya hablé de ser un escritor por capricho, los autores novatos no cuentan con la misma fuerza para contar historias que en generaciones pasadas debido a su afán por avanzar más casillas de las abarcables. Quizás es por la influencia de las numerosas películas y series palomiteras, las cuales pecan de pretensión en forma de efectos especiales y demás atrezo en pantalla. O tal vez sea que los grandes talentos, los de verdad, han decidido dedicar su ajetreada vida a otros menesteres, por la exigencia de tanto trabajo para tan pocos resultados. Gastando su tiempo libre en la ingente cantidad de entretenimiento que ofrece la actual era digital. Lo único claro es que cada vez veo más escritores preocupados por publicar o conseguir visibilidad en vez de tratar de mejorar.

El mundo moderno nos hace vivir en una ilusión. Tenemos una mala interpretación sobre la escritura, en este caso narrativa pero la idea abarca todos sus ámbitos, como si fuese una tarea fácil para todos. Cualquiera puede juntar un puñado de palabras y darle un sentido, pero eso no significa que pueda hacer textos decentes para, por ejemplo, publicarlos en una página web con cierta categoría. La percepción de escribir lo hace cualquiera provoca la proliferación de plataformas para contratar escritores por cantidades ridículas, artículos de unas 400 palabras por unos pocos euros que podríamos contar con los dedos de una sola mano, con pobres almas que aceptan tales encargos ni ellos mismos saben por qué. Tampoco es necesario tener una carrera, de periodismo, filología o alguna otra relacionada, solo basta con dedicar tiempo y esfuerzo a la escritura.

Asimismo, escribir ficción va mucho más allá de saber gramática y ortografía, también requiere de ciertos conocimientos de narrativa. No obstante, por haber visto montones de películas y leído una montaña de libros no vamos a realizar una obra maestra. Tener esa mentalidad es como por ser aficionado de la música clásica pensemos que somos capaces de crear grandes sinfonías o por visitar museos a menudo pintemos cuadros de la talla de Velázquez. Los escritores novatos pocas veces se plantean que construir una historia requiere de una armonía similar a la de los temas emblemáticos de la música clásica o las composiciones del dibujo, la narrativa necesita basarse en un elemento tan sutil como caótico que es la naturaleza humana.

Cuando uno comienza su andadura con la escritura el rumbo del camino viene a partir de las historias que ha disfrutado, algunas incluso de manera inconsciente, y las vivencias de su propia vida. Sin duda, las experiencias personales son una parte muy importante para desarrollar buenas historias, ellas tratan sobre la vida y los sentimientos que evocan determinadas situaciones, pero lamentablemente no es suficiente. Las grandes historias cuentan con estructuras sólidas que nos conducen a lo largo de las diferentes escenas, una estructura que se forma alrededor de los conflictos de los personajes y el tema que se quiera tratar. Pero no existe una fórmula absoluta, la estrategia para trabajar en narrativa es delicada y requiere de ingenio. Obviar esto provoca los innumerables clichés tan manidos que encontramos más de lo deseado.

Al escribir se debe dar forma a la historia enfocándonos en lo que queremos transmitir en equilibrio a lo que vamos a contar. Trasladar a los lectores la motivación que lleva al protagonista a seguir adelante a pesar de los problemas de su camino, el valor de la muerte de un personaje y la importancia de su sacrificio en contraste con la pérdida que acarreará al resto de la trama, la justicia por la que unos están dispuestos a luchar aunque parezca un sinsentido o las dificultades de aquel que desea sacar la verdad a la luz. La narrativa se nutre de valores y no de sucesos. La esencia de la narrativa es la percepción de la vida de los propios personajes, no sus acciones sino las razones que los han conducido a tal punto.

El mayor inconveniente el contraste de valores que tenemos en la sociedad moderna, tan diferentes como dependientes de la situación de cada uno. A veces los valores vienen condicionados por el entorno, para sentirnos integrados, otras por la incomprensión de lo que nos rodea. Sin embargo, la enorme variedad de valores puede servir para enriquecer nuestra historia, sirviendo ese contraste para generar el conflicto que tanto necesita una obra para mantener en vilo a sus lectores. Pero la ceguera del autor ante valores concretos puede destruir una historia por tratar de imponer una visión sobre la otra, sin comprender que la vida va de conflictos y no de adoctrinamientos.

Querer ser escritor por capricho

Escribir no es un capricho, se trata de un arte que a veces roza la locura

Contar historias es quizás una de las disciplinas artística más antiguas utilizadas por la humanidad. Una actividad que ya desde la prehistoria se practicaba cuando los cazadores y recolectores volvían con el resto del grupo a la cueva segura donde habitaba el resto del grupo. Allí, en torno al calor de las llamas, hablaban sobre sus vivencias en el salvaje mundo exterior, los problemas a los que se habían enfrentado, los lugares maravillosos visitados e incluso las desgracias acontecidas como la muerte de un compañero. Narrar es una práctica unida al ADN del ser humano y con el paso tiempo también se ha convertido en un arte, con diversidad de medios para llegar a los demás con voz, escritura, comic, cine, series, canciones e incluso a través de los videojuegos. Es normal relacionar narrativa con grandes obras, pero tal actividad la vemos a diario al hablar a otros sobre las vacaciones de verano, una anécdota del trabajo o cómo conocimos a nuestra pareja. Todas son historias transmitidas de unos a otros aunque dispongan de menos florituras que las de un libro con cientos de páginas. Nos guste más o menos, las narraciones en sus diferentes formas son una parte fundamental de la sociedad, nos acompañan a lo largo de nuestras vidas, más allá del entretenimiento sirven para comprender el mundo de nuestro alrededor. También nos alientan a convertirnos en escritores aunque muchos solo deseen esto por capricho.

La saturación del mercado

En la actualidad, la narrativa se ha convertido en una de las piezas fundamentales del entretenimiento, con una industria que mueve millones de dólares en sus diferentes medios. El mayor ejemplo lo vemos en el cine con cientos de películas cada año. También con las series y la hegemonía de plataformas en línea como Netflix o Amazon Prime Video, con un catálogo amplio para todos los gustos. La situación provoca que dispongamos de infinidad de series para ver, con decenas de capítulos en cada temporada y cientos de horas de contenido para desconectar de lo cotidiano. Ponerse al día en todas las series de moda se convierte en una tarea titánica, pero tal afición es cada vez más extendida sobre todo por aquellos con miedo a los spoilers. Vivimos un momento donde aburrirse es una tarea imposible, o al menos debería, con un bombardeo constante de productos audiovisuales en los móviles que nos acompañan las 24 horas de día. El principal problema es la calidad, del gran volumen de las narrativas que nos llegan solo un pequeño porcentaje son buenas historias de verdad, de esas que nos marcan y mantenemos en la memoria. Permanecemos en una borrachera eterna de consumo de series y películas cuyo contenido desaparece de nuestra memoria casi al instante, pero igualmente no podemos dejar de consumir por los trucos en forma de cliffhangers que nos hacen ansiar el siguiente episodio.

Con la escritura ocurre algo parecido, los autores nóveles tratan de desarrollar sus ideas con ilusión en un mercado rebosante de facilidades, como la autopublicación o los consejos de Internet. La mayoría de los aspirantes a escritores empiezan sus proyectos debido a su afición por consumir las grandes historias del mercado, respaldados por pensamientos en forma de un giro sorprendente en los acontecimientos, un protagonista con un trasfondo desgarrador, un mundo mágico con detalles originales o cualquier otro tipo de idea. Pero cabe explicar que esto no son historias, son ideas aisladas las cuales para sorprender dependerán del camino para llegar a ellas, de la manera de presentar la situación a los lectores y de las consecuencias que arrastrarán posteriormente. La narrativa es un oficio duro, requiere de una gran experiencia para alcanzar la excelencia. Algo incapaz de ser comprendido por autores cegados por un puñado de ideas aisladas.

A veces me cruzo en Internet con escritores nóveles obsesionados por publicar su primer libro, gastando dinero en registros de obras antes al pensar que a primera de cambio cualquiera les plagiará su obra para enriquecerse. Se preocupan de ello en vez de invertir su energía y dinero en mejorar. Después de enviar el manuscrito a varias decenas de editoriales solo reciben respuestas de coedición, es decir, pagar una suma que van de los cientos a los miles de euros para lanzar el libro al mercado. Al final suele acabar con un autor con varias cajas repletas de libros los cuales no podrá vender nunca, y ni siquiera han sido corregidos ni editados correctamente. El resultado lógico cuando alguien se preocupa más por ver su idea publicada antes que preferir aprender un oficio. Consecuencia de la inmediatez a la que nos tiene acostumbrado el estilo de vida moderno de tenerlo todo al instante. Para mí, estos son escritores por capricho. Quieren tener un libro publicado para satisfacer un antojo, para fardar a su entorno o en redes sociales, una afición de postureo sin auténtica pasión. Un deseo lógico por el bombardeo constante de historias consumidas impulsivamente y a la vez por una ilusión de ser un trabajo sencillo con el que ganar dinero fácil. Cuando ganar dinero con la escritura es la parte más difícil. Si de verdad alguien quiere ser escritor después de terminar su primer libro continuará con nuevas obras, sin volverse loco para publicar a cualquier precio, y aprendiendo sobre narrativa. Si los títulos tienen la suficiente calidad tarde o temprano serán recompensados, pero solo con la constancia y el buen hacer.

Verdades que duelen

Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones como escritor

La cruda realidad nos enseña que el primer libro de cualquier autor será terrible. Solo hace falta echar un vistazo a la biografía de autores consagrados para comprobar que se pasaron años escribiendo antes de ver publicada su primera obra. Debemos ser conscientes de las limitaciones en nuestra primera obra, a pesar del esfuerzo requerido para terminar. En general, nadie tratará de utilizar nuestra obra para enriquecerse, si fuese así las editoriales estarían predispuestas a publicar con las mejores condiciones posibles en todos los casos. Escribir es duro, pero hacerse conocido aún más, ya ni hablemos de ganarse la vida vendiendo libros. Ser conscientes de los defectos y carencias de nuestro trabajo es el primer paso para ser un buen escritor. De los errores se aprende y la narrativa no es una excepción, a lo que hay que sumar dedicación y experiencia. También me gustaría recalcar la ausencia de fórmulas mágicas para escribir un libro sin esfuerzo, a pesar de los títulos que así lo afirman en las librerías físicas y digitales. Hay quienes prefieren pagar por una ilusión y vivir tal fantasía en vez de abrir los ojos para trabajar duro y cumplir su sueño.

Al final, si uno quiere convertirse en escritor debe trabajar en ello, olvidando los atajos fáciles y maravillosos que tanto aprovechado intenta colar, con el claro objetivo de escribir. No hay fórmulas mágicas, de ser así nunca veríamos superproducciones con inversiones millonarias convertidas en estrepitosos fracasos. En ocasiones se confunde la sustancia que verdaderamente nos atrapa con el espectáculo y los artificios llamativos. La narrativa debe ser trabajada al milímetro, con sutileza. No hay normas ni estereotipos, aunque sí arquetipos y ciertas formas presentes en la mayoría de historias de éxito. Para ser capaces de abrigar el corazón de los demás con las palabras tenemos que formarnos en un arte que no está preparado para los caprichosos que buscan el camino fácil.

Dune de Frank Herbert

Dune escrito por Frank Herbert

Dune es una novela clásica de ciencia ficción escrita por Frank Herbert y publicada en 1965, ganadora de premios prestigiosos sobre el género como Nébula o Hugo. La historia de Dune nos introduce al planeta Arrakis, un mundo desértico que guarda uno de los recursos más codiciados del universo conocido, la especia melange, una droga capaz de otorgar mayor longevidad a quien la consume pero también dependencia absoluta. La casa de los Atreides, con el duque Leto a la cabeza, es enviada a Arrakis para gobernar, un cometido designado por emperador pero que supone un enorme riesgo por los intereses políticos del planeta, con traiciones y profecías sobre la llegada del elegido. Dune nos traslada a una sociedad desconocida donde el agua es tan importante que acciones corrientes como llorar a los muertos es considerado un derroche. Sin duda un libro que ya forma parte de la historia de la ciencia ficción y la literatura, con conflictos entre casas influyentes, momentos de acción, reflexiones filosóficas y detalles sobre el ecosistema del planeta desértico. Cabe destacar que se trata de una lectura exigente por las cuestiones que propone y las diferentes interpretaciones de su trama.

La casa de los Atreides

Dune nos cuenta la historia de la familia Atreides con la crónica de una muerte anunciada que se revela a modo de traición durante las primeras páginas del libro. Los Atreides están a punto de mudarse desde su planeta natal Caladan hasta Arrakis para gobernarlo bajo las órdenes del emperador, aunque en realidad es un plan urgido por sus enemigos, la casa de los Harkonnen. El duque Leto Atreides, a sabiendas de que será traicionado, decide continuar con la mudanza. El duque Leto se caracteriza por gobernar con benevolencia para que su gente sea feliz y productiva, a diferencia de los Harkonnen los cuales oprimen para sacar el máximo beneficio de su pueblo. También conoceremos a Jessica, amante y madre del hijo del duque, Paul Atreides. Jessica pertenece a la orden femenina Bene Gesserit, conocidas como brujas por sus poderes mentales y físicos desarrollados tras un duro entrenamiento, condicionando sus músculos y nervios. Por otro lado, Paul Atreides se postula como el personaje protagonista entorno al que gira la historia principal de Dune, un joven adiestrado por su madre, con unas habilidades solo permitidas a las mujeres de su orden, y también hábil en el combate.

La primera parte de la obra trata sobre la traición que va a sufrir la casa de los Atreides en su nuevo hogar. Conoceremos a los personajes, sus relaciones y sospechas sobre el posible traidor que se esconde entre ellos. También nos adentraremos poco a poco a los misterios del planeta desértico y las tradiciones de sus habitantes. La mudanza desde Caladan a Arrakis supone el cambio de una tierra prospera a un mundo duro con costumbres muy diferentes, sobre todo aquellas relacionadas con el agua. Además, conoceremos a los Fremen, un pueblo que sobrevive en lo más profundo del mar de dunas, lejos de las regiones civilizadas.

El mundo de Dune

Tras la traición la trama sufre un importante cambio de rumbo, Paul Atreides huye al desierto acompañado por su madre Jessica. Paul comienza a tener premoniciones sobre los posibles futuros que se abren en su camino, con consecuencias desastrosas que podrían conducir a una cruenta guerra por toda la galaxia. Descubriremos el estilo de vida de los Fremen como los duelos de honor, los ritos funerarios y otras costumbres, una comunidad donde agua se convierte en el mayor tesoro. Asimismo, en el desierto de Arrakis se encuentra el secreto de la especia melange con colosales gusanos de arena y un plan por convertir al planeta árido en una tierra rebosante vida. Para Paul, es hora de aprender de un pueblo superviviente pero feroz, la hora de la venganza no solo suya sino de todo un pueblo que hasta ahora había permanecido recluido en el desierto pero capaces de poner en jaque al mismísimo emperador.

Sin duda, Dune es un libro indispensable para los amantes de la ciencia ficción. También tiene tintes de fantasía con conflictos entre grandes familias de nobles y visiones premonitorias cercanas a los poderes mágicos. Un mundo desértico acompañado de una trama repleta de misterios y conflictos que nos atraparan hasta el final.

Lovecraft III: los Mitos de Cthulhu, Círculo Lovecraft y legado

Cuando se habla de Lovecraft los mitos de Cthulhu son el tema más recurrente que nos viene a la cabeza. Sin duda, su creación más conocida. El horror cósmico es un género que marca una delgada línea entre la ciencia y lo fantástico, entre lo divino y lo mundano, dando como resultado a los populares seres extraterrestres que dieron forma a los Mitos. Aunque cabe destacar que la figura de los Mitos no fue promovida por Lovecraft. La idea de una mitología se debe a August Derleth, el cual manipuló el concepto original del Horror Cósmico al tomar el relevo de los trabajos del autor tras su muerte, moldeando y difundiendo interpretaciones propias.

Los Mitos de Cthulhu

Lovecraft trabajó en los mitos desde una etapa muy temprana de su literatura, por ejemplos con entidades como Dagon o Nyarlathotep, pero fue con el relato de La llamada de Cthulhu cuando asentó las bases para sus siguientes 10 años como escritor. Lovecraft declaró en su correspondencia que unía sus trabajos porque los veía como un mismo vehículo para transmitir sus ideas y profundizar en su pensamiento. Nunca pretendió crear los Mitos, incluso estaba en contra de dicha idea, los utilizaba de manera irregular siendo a veces el tema central de sus relatos y otras solo los mencionaba de manera anecdótica. Conectó estos elementos, que se repartían por la mayoría de sus obras, con el nexo de Cthulhu, ser que se convertiría en el futuro en la seña universal del autor. Pero no solo inventó “Dioses”, que en realidad eran extraterrestres, también creó cultos alrededor de dichas figuras, una colección de libros prohibidos entre los que destacaba el Necronomicón y ciudades ficticias como Arkham o Innsmouth.

Además, en vez de mitología se podría hablar de una antimitología. Los mitos son figuras divinas inventadas por los hombres para explicar fenómenos naturales o para dar sentido a las vidas con ideas como un más allá después de la muerte. Las religiones utilizan al hombre como vínculo entre los dioses y sus planes de salvación. Lovecraft se declaraba abiertamente ateo y consideraba que la mayoría de las personas eran incapaces de aceptar una realidad atea para desligarse de las creencias religiosas. Es por ello que en la literatura de Lovecraft, los cultos son una vía para que los hombres adquieran conocimientos prohibidos que les otorguen capacidades sobrenaturales, con técnicas cercanas a la ciencia aunque con lagunas fantásticas como cánticos en lenguas olvidadas u otros ritos. A veces estos ritos llaman la atención de seres extraterrestres cuya manifestación les hace ver como deidades, pero estos no tienen objetivos divinos ni mundanos para los humanos, ni siquiera pretenden provocar la extinción de la humanidad. Los seres de los Mitos están más allá del bien y del mal, se sitúan en una esfera de comprensión superior en la que los humanos son simples hormigas a los que tratan con indiferencia.

El círculo Lovecraft

Lovecraft cuenta con fama de persona solitaria y asocial pero lo cierto es que a lo largo de toda su vida mantuvo una amplia correspondencia, trabando amistad con escritores de la época y otros intelectuales. Su participación en revistas fue de lo más activa sobre todo en las de género pulp, además durante sus últimos años de vida aprovechaba ofertas de viajes para visitar a amigos de otras localidades. Al ganar fama tuvo una mayor correspondencia de aficionados, incluso algunos buscando consejos para mejorar la escritura o realizar colaboraciones. En este sentido, los Mitos fueron evolucionando poco a poco gracias a sus amistades, su literatura fue asimilando influencias y mezclando elementos de otros autores que a su vez hacían lo propio en sus obras. Los Mitos de Lovecraft se convirtieron en una especie de juego de referencias cruzadas en el que participaron numerosos autores, lo que se convirtió en el círculo Lovecraft. Los Mitos se fueron ampliando de manera orgánica, conectando personajes, elementos y mundos.

Clark Ashton Smith fue uno de los autores que fascinó a Lovecraft, un artista autodidacta que escribía poesía, historias de terror e incluso pintaba y esculpía. Fueron las esculturas de Smith las que inspiraron a Lovecraft escribir La llamada de Cthulhu donde se incluía una extraña figura del ser extraterrestre que tan popular se volvió con el paso del tiempo. Por su parte, Smith incluyó menciones del Necronomicón y su autor el árabe loco Abdul Alhazred en algunos de sus relatos. Otro autor famoso del círculo fue Robert Ervin Howard, escritor de fantasía de espada y brujería, además de padre de Conan. Howard se interesó en Los Mitos y pidió información sobre cultos a Lovecraft, no tardó en introducir términos lovercraftianos en su literatura. A su vez, contribuyó en la creación de material para los Mitos como el libro de Von Junzt Cultos innombrables, que se convirtió en uno de los libros prohibidos.

La lista de autores que participaron en el círculo de Lovecraft es muy extensa para entrar en detalles sobre quienes eran y sus aportaciones en los Mitos. Lo que sí cabe destacar es que Lovecraft en sus últimos años tuvo bastante correspondencia de autores jóvenes buscando consejos y aprobación entre los que destaca August Derleth. August Derleth fue un joven autor que se interesó por el tema de los Mitos, carteándose con bastante frecuencia. Se podría decir que Derleth fue un fan obsesionado hasta tal punto que era capaz de emular la escritura de Lovecraft en otros géneros. Aunque sus textos contaban con una calidad bastante mediocre. Deleth le ayudó a corregir algunos relatos, e incluso se tomó licencias para enviar trabajos a revistas sin el consentimiento del autor, al pensar el propio Lovecraft que no contaban con la suficiente calidad. El joven hacía alarde de una actitud egocéntrica, haciendo alusión constante a temas que giraban en torno a su realidad y también hacia la fe que profesaba Lovecraft, que era ateo a diferencia de la alta creencia de Deleth. Intentó influir en los mitos acercándose a las supersticiones y otros fenómenos paranormales que Lovecraft rechazó en todo momento.

Legado tras su muerte

Howard Phillips Lovecraft murió el 15 de marzo de 1937. En aquel momento su obra tenía poco valor por lo que sus tías consintieron el deseo del autor de que uno de sus jóvenes pupilos, Robert H. Barlow, se hiciera cargo de su trabajo. Barlow se hizo con todos los documentos de Lovecraft, donde se incluían cartas, apuntes y relatos, para revisar y pasar todo a limpio. Una tarea extraordinaria que hizo posible preservar la mayoría de sus trabajos en la actualidad. Aunque fracasó al intentar difundir y publicar una recopilación de las obras.

La mayoría de autores dejaron de trabajar en los Mitos con la muerte de Lovecraft, perdieron el interés pues era un juego en torno al autor y que sin él no tenía sentido. Esto hizo que Derleth ganara más fuerza dentro de los Mitos aunque Lovecraft no lo dejara a cargo de su legado. En una de las cartas que recibió, Lovecraft hizo alusión de nombrarlo “heredero espiritual” y discutían sobre la creación de un libro recopilatorio con todos sus relatos, dándole su bendición. Deleth descontextualizó las palabras para hacerse con el control de todos sus textos. Barlow y Derleth se aliaron para publicar una recopilación con los trabajos de Lovecraft, lo que desembocó en la creación de la editorial Arkahm House, dedicada al terror y pulp.

Derleth estuvo interesado desde un primer momento por los mitos pero tenía una interpretación diferente a la idea que quería transmitir el autor. Mientras trabajaba en la recopilación póstuma, Derleth aprovechó para publicar sus propios textos dentro del mismo universo. Pero desde las primeras páginas ya tiró por la borda toda la filosofía original del horror cósmico para establecer su propia visión. Para Derleth la esencia de la literatura de Lovecraft era presentar uno tras otros los elementos que componen los mitos, Cthulhu, Arkham, Necronomicón y demás criaturas, ciudades o artefactos, centrando el tema principal en torno a ellos y eclipsando la verdadera esencia del Horror Cósmico. Eran publicaciones diferentes a las que hacían otros autores del círculo de Lovecraft que se centraban en características como los conocimientos prohibidos y solo hacían referencias sutiles a los términos si llegaban a citarse. Además, Derleth cambió la figura del hombre en los mitos, dejando de ser insignificantes para las criaturas. En este sentido, los Antiguos toman un rol más cercano al de los dioses, volviéndose fuerzas del bien y el mal en un conflicto que afecta directamente a los hombres, que ahora marcan la diferencia en su lucha.

Lo peor del trabajo de Derleth no fue que tuviera su propia interpretación de los mitos sino que a partir de entonces se dedicó a sustituir la visión original por la suya propia. Se valía de citas o correspondencia de Lovecraft para apoyar su versión aunque normalmente sacando de contexto las palabras. También escribió decenas de relatos inacabados de Lovecraft que en la mayoría eran frases sueltas o ideas concretas de pocas palabras, nada de borradores inconclusos como daba a entender. Derleth dio una mayor importancia a las criaturas de los mitos, que convirtió en dioses, o a libros como el Necronomicón que a los conceptos originales del Horror cósmico. El tiempo, sobre todo con la publicación de la correspondencia de Lovecraft, corrigió esta tergiversación de las obras originales pero claramente afectó a la visión que tiene de los mitos la cultura popular. También publicó biografías y ensayos sobre su maestro que lo convertían en una versión macabra más cercana a una ser de su literatura que a la realidad. Lo que sí es cierto es que contribuyó a mantener viva la figura de Lovecraft de cara al futuro, quizás sin su labor ahora sería un autor con menor influencia y solo conocido por los estudiosos de la literatura.

Con esto concluye mi repaso sobre la figura de Lovecraft, sobre su Horror cósmico y los mitos. En realidad hay temas en los que podría haberme explayado más e incluso habrá gente a la que le hubiera gustado que entrara en detalle en la mitología. Yo me doy por satisfecho de terminar por fin este artículo sobre Lovecraft, algo que me propuse alegremente meses y al fin he finalizado. Sin más, nos veremos en los sueños.

Cómo hacer buenos personajes profundizando en su psicología

Apoyándonos en la psicología crearemos personajes más complejos

Desarrollar buenos personajes suele ser un quebradero de cabeza para los escritores con poca experiencia. Me refiero a crear personajes realistas que mediante sus acciones y diálogos sean capaces de diferenciarse del resto. Una de las fórmulas recomendadas para definir la personalidad de nuestros personajes es apoyarse en actitudes psicológicas de individuos reales. Por dicha razón, a continuación os cuento cómo construir características sólidas que distingan a vuestros personajes.

Cómo crear personajes creíbles

De manera intuitiva solemos relacionar a los buenos con ciertos rasgos como simpatía, altruismo, lidian contras las injusticias y su ayuda siempre aporta valores positivos. Por su parte, los malos se sitúan en el polo opuesto de la balanza, solo buscan ejercer el mal por su propia naturaleza de crear el caos y discordia en el mundo. Se trata de una forma muy vaga de entender la naturaleza interna de los personajes, estructuras que encontramos en historias poco profundas como el cine palomitero que apuesta más por la espectacularidad que por un buen guion. La mayoría de escritores novatos no dedican tiempo o esfuerzo, al menos el suficiente, en definir cómo van a ser sus personajes porque encuentran ejemplos pobres en la cultura popular. Presentar unos perfiles tan simples y predecibles tiende a aburrir, sobre todo ahora que vivimos una época con historias repletas de antihéroes cuyas acciones se sitúan en una línea difusa entre el bien y el mal. Aunque lo peor que puede hacer un autor es utilizar el arquetipo de Mary Sue, un personaje capaz de lidiar con cualquier conflicto, con numerosas habilidades que para otros requerirían años de entrenamiento, congenian a la perfección con los demás personajes menos con los antagonistas, que generalmente actúan por envidia tratando siempre por quedar por encima del protagonista. En general, características demasiado perfectas. Utilizar esta clase de personaje suele tener consecuencias catastróficas dentro de una historia, aunque existen ejemplos de éxito, pero por norma dificulta a los lectores la empatía con él porque las personas somos imperfectas. La clave principal para crear personajes de calidad y creíbles es añadirles tanto virtudes como defectos, recalcando el punto de los defectos.

Descubre el Modelo de los cinco grandes para construir personajes

En este sentido, podemos valernos de ciertas estructuras predefinidas para construir personajes como los propios arquetipos incluidos en el viaje del héroe o emplear eneagramas para su evolución o responder una serie de preguntas, conceptos que ya comenté en anteriores artículos. Pero como toda ayuda es poca a la hora de escribir ficción, esta vez quiero hablaros de modelos psicológicos reales para desarrollar personajes, más concretamente lo que se conoce como Modelo de los cinco grandes, o Big Five en inglés. El Modelo de los cinco grandes es una clasificación de cinco rasgos que encontramos en mayor o menor medida en todas las personas reales. Gracias a estas características podremos definir personajes que cualquier lector podrá asociar con gente de su entorno, consiguiendo realismo y a su vez mayor empatía.

Apertura a la experiencia

La apertura es una faceta que se compone por la curiosidad intelectual, imaginación activa, sensibilidad por la estética, ser consciente de los sentimientos propios y el gusto por la variedad. Está relacionada que el bienestar psicológico del sujeto además de asociarse con la creatividad, el conocimiento y la inteligencia. Como su nombre indica, apertura a la experiencia, depende de lo abierto o expuestos que estemos a situaciones poco cotidianas. Por ejemplo, un individuo con bajo grado de apertura preferirá quedarse en casa, o con un pequeño círculo de conocidos, para pasar su tiempo libre mientras que otro con un grado elevado estará dispuesto a vivir nuevas experiencias aunque sea rodeado de desconocidos, es decir, la apertura de experiencia está ligada a la tolerancia al cambio y a tener ideas más conservadoras o liberales. Normalmente el grado va descendiendo conforme nos hacemos mayores.

De cara a desarrollar un personaje, la apertura a la experiencia decidirá si están dispuestos a exponerse a nuevas vivencias o la forma con la que lidian con ideas contrarias a sus creencias. Los personajes con un elevado grado de apertura serán curiosos e imaginativos, siendo capaces de enfrentarse a los conflictos con un enfoque diferente valiéndose de su inventiva. También serán más propensos a utilizar un vocabulario más rico. Los personajes con un grado bajo de apertura serán conformistas y no cuestionan las ideas generales de la sociedad, se sienten cómodos en su situación y evitan los cambios. Se trata de individuos que seguirán actuando del modo esperable aunque no alcancen su objetivo, siendo consistentes pero cautelosos con lo desconocido.

Conciencia

La característica de la conciencia está ligada al conocimiento que se tiene de uno mismo y del entorno, también se refiere a la moral y la capacidad de recibir estímulos tanto internos como externos. Gracias a la conciencia las personas son capaces de percibir la realidad mediante interactuación, interpretación y asociación de estímulos.

En narrativa, la conciencia determina el autocontrol de los personajes, tanto de sus impulsos a la hora de actuar como la capacidad de planificación. Los personajes con una alta conciencia son responsables y confiables, son capaces de organizar planes eficientes y bien organizados. Por contra, una baja conciencia se traduce en una mayor improvisación, actuando sobre la marcha. No son amigos de los compromisos ni de la puntualidad, los demás los ven como personajes distraídos y olvidadizos, destacando por ser descuidados y, en ocasiones, extravagantes.

Extraversión e introversión

La extraversión es un rasgo que mide la sociabilidad, es decir, el interés de las personas por fomentar los encuentros sociales o, su contrario, la introversión en los individuos proclives a la soledad. La extraversión se caracteriza por el interés por elementos externos como la gente o las cosas, y en consecuencia por socializar y estar al tanto por lo que ocurre en su entorno. La introversión se centra en el interior del sujeto. Tienden a dar mayor importancia a sus pensamientos y sentimientos, desarrollando su propio mundo interior.

Para desarrollar personajes a través de este rasgo hay que recordar que no existe nadie que se sitúe en un extremo absoluto, aunque exista una tendencia siempre habrá situaciones determinadas o excepcionales por las que los sujetos cambien de actitud. Los extrovertidos son personajes abiertos y comunicativos, propensos a iniciar conversaciones, disfrutan en compañía, se apuntan a todas las fiestas, optan por el riesgo y las estimulaciones externas, destacan por su energía. Por otro lado, los introvertidos son más relajados en cuanto a actividades sociales, estando más cómodos en solitario y normalmente rechazan los estímulos externos. Los demás los ven como tímidos y reservados. Durante la adolescencia las personas tienden a la extroversión aunque van cambiando a introvertidos con el paso del tiempo.

Amabilidad

La amabilidad es una cualidad ligada a los comportamientos que consideramos como buenos, solidarios, cooperativos y considerados. Es una característica que puede diferir entre culturas pero suele manifestarse como altruismo, empatía o simpatía.

Los personajes amables confiarán y actuarán desinteresadamente para satisfacer el bienestar del resto. Incluso pueden llegar al punto de preocuparse sin llegar a mostrar su opinión o verdaderos sentimientos por no perjudicar a otros. Se distinguen por su amigabilidad y compasión. Los personajes carentes de amabilidad abusarán del insulto fácil y son más agresivos. No respetan las emociones de los demás, sin preocuparles la situación de otros para dar su punto de vista, cuentan con actitudes desafiantes e insensibles. La amabilidad es un rasgo que crece con la edad aunque siempre hay excepciones.

Neuroticismo

El neuroticismo o inestabilidad emocional es una característica que en un alto grado conlleva a la inestabilidad e inseguridad emocional, provocando estados de ansiedad, tensión y preocupación constante.

Los personajes que disponen de niveles bajos de neuroticismo son calmados, tratan de resolver situaciones adversas sin perder los nervios y siempre de manera sosegada, aunque esto puede cambiar en situaciones extremas. Ante los problemas o fallos seguirán adelante en vez de lamentarse. Asimismo, un alto nivel desemboca en personajes irritables, sufriendo ansiedad ante cualquier factor que altere sus planes. Mostrarán una continua preocupación por las hipotéticas consecuencias negativas y sufrirán ataques de ira cuando sean incapaces de controlar la situación.

Sin duda, el Modelo de los cinco grandes ayuda a que los autores puedan desarrollar sus personajes de forma realista, una serie de características que tendrán consecuencias en el desarrollo de las historias y también sirven para adentrarnos en los momentos del pasado de los personajes para conocer qué ha desencadenado tales actitudes negativas. Es recomendable utilizar combinaciones de los rasgos para mayor riqueza y optar por los extremos en las situaciones más adversas. Sin olvidar que los buenos personajes evolucionan a lo largo de la trama para bien o para mal.

Lovecraft II: trayectoria literaria, ciclo onírico y horror cósmico

Lovecraft: Influencias, Ciclo Onírico y Horror Cósmico

Lovecraft fue capaz de inventar mundos que se nutrían de las visiones de sus sueños y una afición por lo antiguo. Actualmente su literatura forma parte de la cultura popular, nos introduce a pueblos remotos que han sido olvidados por la civilización, da forma a criaturas sobrenaturales provenientes de estrellas lejanas que son adoradas como dioses y nos adentra a conocimientos prohibidos que conducen a la locura. Por desgracia, en vida no consiguió publicar ni un solo libro, su trabajo se limitaba a revistas de relatos pulp a las que era asiduo como Weird Tales. Para Lovecraft la escritura era tan solo una afición, nunca consideró que su habilidad fuese la de un profesional. Su trabajo como escritor tomó un rumbo romántico a pesar de sus necesidades económicas. Ya hicimos un repaso a la vida del autor, así que a continuación os hablaré sobre el trabajo de H. P. Lovecraft, sobre sus influencias literarias, el ciclo onírico y el horror cósmico, elementos que dieron origen a los Mitos de Chtulhu.

Los inicios de Lovecraft en la Literatura

Lovecraft tuvo una infancia recluido en su hogar pero su imaginación le hizo viajar a lugares lejanos. Los sueños y la literatura encendieron una llama de creatividad que marcó el resto de su vida. Con 3 años aprendió a leer y con 5 empezó su afición por la fantasía y los mundos extraños gracias a Las mil y una noches, el punto de partida a una influencia de la cultura árabe que se vería reflejada en sus futuros relatos, como por ejemplo el nombre de Abdul Alhazred, el árabe loco autor del ficticio Necronomicón. A los 7 años comenzó a sufrir violentas pesadillas recurrentes que alimentaron su faceta de escritor soñador al aportarle ideas para dar forma a sus mundos. Aunque pasaron décadas hasta plasmar visiones oníricas dentro de sus relatos. Las pesadillas le mostraban lugares pero también criaturas horribles, uno de estos monstruos los denominó “noctívagos demacrados”. Se trataba de seres negros, flacos y viscosos, con alas de murciélago, cuernos, una cola terminada en púa y caras planas sin lucir rostro alguno. Solía agarrarle del estómago para conducirlo por los aires donde solo reinaba la oscuridad hasta que llegaba a sobrepasar torres de ciudades muertas y de geometría imposible, luego le dejaban caer, descendiendo a gran velocidad hasta despertar en un estado de pánico. Durante su infancia también conoció a su gran maestro, Edgar Allan Poe, cuyos relatos despertaron el interés de Lovecraft por el terror.

La influencia de Poe

Lovecraft aprendió a trasladar el prototipo del terror clásico a su propio tiempo, perfeccionando la fórmula que planteó Poe. Abandonó la inspiración gótica, herencia de la historia medieval, con fantasmas haciendo sonar sus cadenas en lúgubres castillos, a un nuevo escenario en Estados Unidos, un país con una historia bastante breve y sin conexión con civilizaciones antiguas con sus propias leyendas y mitos como es el caso de Europa o Asia. La literatura de Poe estaba ligada a lo gótico pero fue de los primeros autores que trasladó el terror de lo externo a lo interno de los individuos. Gracias a los relatos de Poe, Lovecraft escribió sus primeras historias con 8 años, por ejemplo La botellita de cristal, La cueva secreta o El misterio del cementerio. Pocas fueron las historias que sobrevivieron a la quema que hizo el propio autor al considerarlas de muy baja calidad. Tendrían que pasar unos 10 años para que volviera a escribir ficción, durante el resto de su juventud dedicó mayor interés a la poesía y a los ensayos. Los primeros trabajos de Lovecraft están a medio camino de terror externo e interno, y entre lo sobrenatural y lo psicológico. Él mismo declaró en cartas que sus primeros trabajos imitaban inconscientemente a Poe. Con el tiempo trató de desligarse de esta influencia reinventando su estilo literario. Uno de los puntos más criticados de su narrativa es la utilización excesiva de adjetivos, sin embargo este era el medio que empleaba para trasmitir el estado de desasosiego mental de los protagonistas, servían para crear una imagen psicológica de los mismos.

Ciclo onírico

Otro de sus grandes referentes fue el conde Dunsany, autor a quien también cautivó Poe. Por un lado, Lovecraft se alimentó de los relatos de terror de Poe mientras Dunsany hizo lo propio con la prosa poética. En 1919 Lovecraft conoció el trabajo de Dunsany y durante unos dos años mantuvo una clara obsesión hacia sus obras. Con dicha experiencia desarrolló nuevos relatos que combinaban sus ideas anteriores dentro lo que se conoce como el ciclo onírico. Esta etapa le sirvió como vía de escape durante su reclusión antes de la muerte de su madre, una forma de exteriorizar sus sueños y de salir metafóricamente de su querida Providence hasta lugares más allá del tiempo y el espacio.

Una de las grandes carencias de la literatura de Lovecraft fue el desarrollo de buenos personajes, aunque existen algunas excepciones. En 1919 escribió El testimonio de Randolph Carter con uno de sus protagonistas más memorables. Se trata del alter ego de Lovecraft, una proyección propia dentro de sus relatos. A partir de este momento empieza a contar su filosofía a través de los protagonistas, además de experiencias y otras opiniones, como su vuelta de Nueva York o su opinión negativa sobre dicha ciudad. Este relato también da comienzo al ciclo onírico donde mezcla la realidad con las Tierras del Sueño, enseñado el nexo en común de ambos mundos. Lovecraft ya contó fábulas terrenales como Polaris, pero es a partir de este momento cuando habla de una clara relación entre sueños y realidad. Carter aprende a viajar por el mundo de los sueños y hace sucesivas exploraciones por esta tierra onírica tras años de experiencias. Se trata de un tema a veces olvidado cuando hablamos sobre el autor porque su influencia fue mucho menor que el Horror cósmico.

Horror cósmico

Lovecraft tenía predilección por tres temáticas: lo extraño y fantástico, la verdad abstracta y la lógica científica y lo antiguo y permanente. Durante toda su juventud experimentó con estas ideas junto a otras tantas, si leemos varios de sus relatos encontramos un mismo tema que va perfeccionando y añadiendo nuevos puntos de vista hasta encontrar su estilo propio. Siempre bailaba sobre la fina línea que separa lo fantástico del realismo, una seña de identidad de su clara predilección por la ciencia y el terror. La piedra angular de la literatura lovercraftiana gira en torno a un conocimiento que es capaz de conducir a la locura, el horror cósmico.

El horror cósmico plantea un miedo diferente al concepto tradicional. No es miedo a la oscuridad, a la muerte, a sufrir daños graves de animales o a otras situaciones peligrosas. Se trata de una filosofía, una psicología existencial, sobre el riesgo de adquirir conocimientos que los hombres somos incapaces de comprender, es una idea que desplaza al ser humano del centro del universo. El horror cósmico nace de la afición de Lovecraft a la astronomía donde comprendió que el ser humano es insignificante en comparación a la inmensidad del cosmos. El miedo que propone se sitúa en la brecha de oscuridad que hay entre las estrellas del cielo, es el paso del tiempo que reducirá a polvo y olvido al ser humano, son los seres que han habitado la Tierra antes que los hombres y que seguirán aquí cuando nos hayamos ido. Para Lovecraft, el universo es una maquinaria sin ningún propósito donde el ser humano es incapaz de ejercer ninguna influencia verdadera. El horror cósmico nace cuando comprendemos que el mundo que hemos creado es solo un artificio de la sociedad sin finalidad alguna. En este sentido, la ciencia es una disciplina que nos ayuda a comprender el funcionamiento del mundo pero que podría traernos conocimientos prohibidos que replantearían la propia existencia e incluso destruiría nuestra cordura. Ni somos el centro del universo ni el sentido de nuestras vidas cuenta con un propósito divino. Aquí reluce el ateísmo de Lovecraft.

Las principales características del horror cósmico

Es fácil confundir las características de la literatura de Lovecraft, en gran medida por las obras de terceros que tergiversan la filosofía original del autor. El horror cósmico trata una o varias de las siguientes ideas.

  1. Negación absoluta de la primacía del hombre.
  2. Existencia de conocimientos prohibidos.
  3. Ilusión del conocimiento sensorial.
  4. Supervivencia de seres y entes del pasado remoto.
  5. Primacía de los sueños sobre la falsedad de la realidad cotidiana.

A partir de estos temas nacieron una serie de elementos y términos con los que la cultura popular relaciona a Lovecraft y su literatura como las ciudades ciclópeas, geometrías no euclidianas, sueños que conducen a otra realidad, libros innombrables y extraños rituales. Nació toda una mitología alrededor del horror cósmico, sobre todo con la figura de los seres extraterrestres que aparecen en sus relatos, unas tradiciones y conocimientos que nos han llegado como los Mitos de Cthulhu. Lovecraft creó todo un universo viviente que se nutrió con un círculo de artistas con los que el autor mantenía amistad o afición por la literatura.

Aunque tras la muerte del autor los Mitos fueron desvirtuados. Quizás lo que muchos entienden a día de hoy como literatura de Lovecraft es un concepto equivocado, sobre todo si tenemos en cuenta la filosofía original que trataba de transmitir el autor. Pero para saber más de este tema tendréis que esperar al siguiente vídeo donde os hablaré con más detalle sobre los Mitos de Cthulhu y el legado de Lovecraft tras su muerte.