La banalidad de la inspiración

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Hace unas semanas fue el aniversario de mi vida como blogero. Un ciclo que se completa una vez más, celebrado por muchos y trivializado por otros tantos, y continuará girando hasta terminar nuestro tiempo o no haya ningún observador para medirlo.

Existe la creencia popular de que con los años vienen las crisis, se suelen contar por décadas. Las personas sufrimos crisis con el paso del tiempo, las parejas también, y tampoco esquivan esa bala perdida los países, las empresas o cualquier ente que no aprenda a evolucionar y adaptarse con los cambios venideros.

El caso es que me ha sobrevenido una crisis como escritor, o el mal conocido por muchos como falta de inspiración. Las últimas dos semanas he fallado a mi compromiso con la escritura, al menos con la escritura no laboral. Por ello, la reflexión que traigo hoy es sobre la inspiración. ¿Existe realmente la inspiración? ¿O es una mera excusa para justificar los momentos de decadencia?

La musa que mueve la creatividad

Primero veamos la definición que nos atañe:

Inspiración: impulso, estímulo creador, especialmente en las artes.

Podría listar una serie de consejos más o menos obvios sobre la inspiración. Seguro que atraería muchas visitas, pero me apetece tomar una senda más accidentada. La inspiración es una palabra con mucha fuerza en los círculos artísticos, es lo que mueve el pincel del dibujante sobre el óleo dando colores y formas extraordinarias o la armonía de rimas con significados profundos que invaden al poeta. La inspiración son las escenas que divisan los escritores para plasmarlas en forma de texto.

La inspiración no existe

La inspiración no existe, al menos del modo concebido desde fuera del artista. La inspiración no es una fuerza, o el combustible, que nos empuja a elaborar una obra. No es un baúl metafórico que contiene los pasos a seguir en nuestro trabajo. La inspiración no nos incita a crear. La inspiración no existe.

La inspiración existe

Entonces ¿de dónde vienen las buenas ideas? De la inspiración, o llámalo como quieras. La inspiración son las ideas que nos vienen a la cabeza en el momento menos inesperado. La chispa que se enciende durante un pequeño instante en nuestra mente. Unas ideas que a veces se pierden por no contar con un papel a mano o no desarrollarlas en el momento de lucidez.

El trabajo del artista

Aunque la inspiración tenga un trasfondo romántico no debemos dejarnos envenenar con su sentido adulador. La inspiración puede ser la chispa que ilumina una idea pero nunca será el motor que la desarrolle.

Podemos creer o no en la inspiración, es un debate frecuente en círculos artísticos, pero siempre requerirá del esfuerzo del autor, en nuestro caso el escritor, para dar forma a las ideas. Dos personas con la misma idea desarrollarían dos obras distintas. El desarrollo de la idea inicial discrepa del concepto de inspiración.

Creamos o no en la inspiración, su función se relega a un segundo plano cuando trabajamos. En este momento me viene a la mente la frase de Pablo Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.

Volviendo al problema inicial, a la crisis de “inspiración” que ha debilitado mis ganas de escribir y no por falta de ideas. Más bien ha sido una obsesión por encontrar algo grande que escribir, grandes ideas que llenaran a los posibles lectores. Había perdido el rumbo, me encontraba en mitad de un desierto donde no te mueres de sed pero sí consume tu mente.

Otra de las razones de la desgana narrativa era lo que escribía, hace un año empecé con este blog para evolucionar. En parte, siento una mejora pero he dado más importancia de la que debería al blog. Mi principal objetivo hace un año era al menos terminar el primer manuscrito de mi obra, aunque no fuera la versión final. Sin embargo, he tratado de traer al blog al menos un artículo, cuento u opinión a la semana. Al mismo tiempo, he rehuido del compromiso con mi libro.

No importa lo que ocurra, sigue escribiendo

La solución es escribir, lo que sea. Da igual si es un cuento, una opinión sobre un producto que no interesa a nadie o lo que pasó hace una hora. Si estás bloqueado ante un texto concreto, escribe sobre otro tema, con otro estilo o voz narrativa. Antes de tirar la toalla es mejor plantearnos que va mal, en vez de excusarnos con una falta de inspiración.

El camino fácil de esperar a la inspiración conduce a la resignación. Las buenas ideas pueden abandonarnos, la ganas de continuar pender de un hilo y las fuerzas flaquear, pero si dejamos de escribir entonces habremos fracasado.

Daniel Arrebola
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5 thoughts on “La banalidad de la inspiración

  1. Me ha gustado mucho esta entrada, y estoy completamente de acuerdo con todo lo expuesto. La inspiración existe, pero no lo es todo. Sin constancia ni esfuerzo de poco sirve tener buenas ideas, pues estas hay que trabajarlas para encontrar el modo correcto de explonerlas. Escribir no es fácil y, por desgracia, es un trabajo muy infravalorado.

    Por cierto, aprovecho la ocasión para comunicarte que te he nominado en mi última entrada: consiste en un «Tag de autor». Te dejo el enlace por si te interesa realizarlo^^

    https://jonathannaharro.wordpress.com/2017/05/27/cronicas-de-un-escritor-4-tag-de-autor-mi-yo-escritor/

  2. Me encanto! no soy escritora pero en la búsqueda de entender mi falta de inspiración encontré este texto que me da una dosis de ubicatex para poner los pies en la tierra y mirar a la inspiración desde un lugar distinto. Gracias disfrutare mucho leerte desde ahora. 🙂

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